jueves, 29 de noviembre de 2012

Ángel de mayo



A menudo los hijos se nos parecen, y así nos dan la primera satisfacción.
Lo dice Serrat y lo suscribo yo. Y añado que a veces no es bueno tanto parecido aunque no negaré que me enorgullece. A veces hasta me emocionan sus gestos, esto debe ser, o al menos debe influir, el asunto de la edad.
Alex, el mayor, ha donado sangre dos veces desde su recién adquirida mayoría de edad, por decisión propia, por supuesto, por ayudar a los demás. Sus donaciones solo son superadas en número por sus esguinces. En los tobillos, como en tantas otras cosas, se parece a mí, en lo de querer ayudar a  los demás, me recuerda al gran corazón de su abuelo.
Tres generaciones, tres personas, un corazón.
Recuerdo el día que nació. En aquella época yo no me había dejado embaucar por la escritura todavía, era el momento en que en el mundo había 3 ó 4 poetas y no como ahora que hay 3 ó 4 poetas en cada familia y fue por eso, creo, por tanta efervescencia poética, por lo que me decidí a que hubiera uno más, muy modesto pero una más.
Entre mis “poemas”, escribí uno en su día rememorando el nacimiento de mi primogénito. No es bueno pero me gusta esta forma de “desnudarme con la palabra”. Hay veces que me cuesta decir lo que pienso, entonces cojo el papel y lo escribo y eso hice, tome papel y escribí Ángel de mayo, puesto que Alex nació el 9 de mayo y le dije a mi hijo el orgullo que me produce su presencia y también, por si acaso alguna vez no se acuerda, que lo quiero.
P.D. Para Guille: Tranquilo, también hay uno que se titula Ángel de enero, a ti también te quiero.
ÁNGEL de MAYO

Sentado esperaba que amanecieras,
despacio, sin prisa, clareaste
y, en la larga noche trajiste la luz.
Como agua llegaste en mayo,
varado junto a tu cama
te miraba sin atreverme a acariciarte.

Alma acunada en sueños,
en temores de pasillo,
fantasmas surcando los mares
desde tu ventana,
embriagándome de besos
en otra alborada cercana.

Estrellas en mi firmamento.
El roce de la oscuridad
en el espejo de tu luna,
pecho henchido, de tormenta,
espalda luchando, contra espalda,
hasta ganar sin temblores la batalla.

Encontrarás mis sueños en tu almohada
porque soy tú,
porque eres yo,
porque tus albadas son mi corazón
y mi corazón tu aire
y tu aire mis palabras.

En mis brazos creció tu vida,
el tiempo se me fue,
el de estar contigo,
el de estar sin ti
dejando la vida en tus abrazos
regando con lluvia tu sonrisa esperada.

Mañana serás tú mi cayado,
mi cielo, mi mayo sin nubes
rayo de agua anhelada.
Serás guardián de recuerdos,
guarda del ángel de la guarda,
amor sembrado, crecido, regado…

Adorado Ángel, dorado mayo.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Guardando las distancias






Pues como reza el título, guardando las distancias lógicas e insalvables y con todo mi respeto para el gran escritor y deportista japonés, pero me siento Murakami.

Llevo una temporada en la que he recuperado ritmo en mi escritura y mis tareas literarias, también he recuperado inspiración y frescura y he conseguido correr de forma más o menos periódica y con cierto nivel de forma, con lo cual recupero también parte de mi anterior nivel físico y así, salvando las distancias me siento Murakami.

Hoy he salido a correr, el día era perfecto para mi gusto, sol que daba alegría sin acaloro y viento fresco que cortaba un poco, temperatura de diez grados, ideal. A lo largo de la carrera me he encontrado bien, las ideas para mis nuevos escritos iban fluyendo zancada a zancada, casi tenía ganas de esprintar para llegar antes no fuera a olvidar lo que surgía en mi cerebro o se me fuera a difuminar alguna palabra entre los sudores.




Sé que no alcanzaré el nivel de Murakami en mi escritura, quizá si hubiera empezado unos años antes en el mundo literario.... Sé que no alcanzaré jamás su nivel deportivo, empresa que se me antojaría mucho más complicada, la misma frase sirve de aplicación, si hubiera empezado con el deporte en serio mucho antes. De todos modos tampoco esos son mis objetivos, son mucho más modestos porque son los míos.

Sin embargo, ha sido sencillo y realmente placentero sentirme Haruki. Durante la mañana, a lo largo de la carrera y también a lo largo de mi tiempo frente al ordenador, escribiendo, he podido soñar con mi primer maratón realizado en poco más de tres horas y media posiblemente en Sevilla, me he permitido fantasear con mi propio “Tokio Blues” en forma de mi adorado “Tiempo de cerezas” he saboreado como obra propia “De qué hablo cuando hablo de correr” y también he soñado mi “1Q84” con el aspecto de mi novela “La profecía del silencio”.

Uno tiene sus días y yo hoy lo tengo bueno, uno tiene sus pequeños sueños y sus metas y yo hoy las tengo con miras elevadas, ¡qué pasa! ¿Acaso ustedes en ocasiones no se creyeron o se soñaron Nacho Vidal? Yo, mucho más modesto, hoy me siento Haruki Murakami, un hombre, un escritor y un deportista a quien admiro.

martes, 27 de noviembre de 2012

Sin noticias de Gurb








Sin noticias de Gurb

Vaya por delante mi disculpa a mi admirado Eduardo Mendoza por tergiversar su obra a mi antojo. Es, como sabrán, “Sin noticias de Gurb”, una obra genial de don Eduardo, en la cual un extraterrestre cae en la Barcelona preolímpica y adopta el aspecto de Marta Sánchez. Su compañero sale en su busca y, adoptando diversos aspectos humanos según le place, va conociendo peripecias terrícolas al mismo tiempo que provoca desbarajustes y locuras. Pues aquí les escribo hoy mi versión particular y disparatada.

Día 3, hora local 11.00, estado de la mar, embravecida, estado de los habitantes de este mundo, indignado. Aterrizo en un lugar denominado Calella, adopto el aspecto de Lord Farquaad para pasar desapercibido y por si acaso tomo la personalidad de Charlton Heston en su conocidísima interpretación de Moisés.




Empiezo a caminar, me encuentro a un pueblo oprimido, años de desesperación ante el abuso de sus dueños y señores, unos seres despreciables denominados españoles y cuyo idioma es tan solo para entenderse con el personal de servicio.
Los encuentro tan maltrechos que decido ayudarles de forma altruista. Lo mejor para ellos es sacarlos como sea del yugo opresor.
Tomo las riendas del país. He tenido que hacer alguna trampa y borrar algún párrafo de la historia pero el fin justifica los medios. Lo consigo, les he independizado, están tan felices que todo el esfuerzo realizado me resulta recompensado. Creo que a esto ayuda mi desahogada economía personal.
El primer varapalo. Independizarse es cortar por lo sano, yo creía que era montar un piso de soltero con cargo a los opresores, llevarles la ropa sucia todos los días para que te hicieran la colada y regresar, ya bien comido con los productos de mamá. Ahora resulta que no era así.
Segundo traspiés. Estamos fuera de Europa hasta que acepten nuestra adhesión. ¡Maldita sea!, les juré que no se atreverían, ¿cómo se habrán atrevido? El euro ya no es oficial, ahora pagamos con churros que es nuestra nueva moneda, lo bueno es que los fabricamos como ídem y que se comen.
Tercer topetazo. Las transferencias de las competencias que todavía no teníamos y el no ingreso de los repartos porcentuales nos han salido rana. Juré que pasaríamos con las cuentas limpias y tienen más borrones que el cuaderno de un parvulito.
Otro patinazo, he perdido la cuenta, ¡joder! Esto es una palabra que se usa aquí cuando algo va mal, también se puede usar cullons. La política comercial, barreras, aranceles, tratados. Nuestros productos no se venden como antes y eso nos lleva a más desempleo. Nos tratan como a un país extranjero, muy extraño, llevamos años tratándoles como extranjeros y no habían adoptado estas drásticas medidas.
¡El colmo!, me informan que se necesita pasaporte para ir a España, ¿dónde vamos a llegar?
Bueno, por fin buenas noticias. Podemos gestionar y controlar nuestra vida política y, sobre todo, la monetaria porque la pela es la pela (esto no lo entiendo pero aquí se usa mucho y también en el país antes invasor) la parte mala es que ahora que podemos manejar nuestras pelas no tenemos pelas que manejar, pero esto no lo diré todavía, no hay que alarmar a la población de forma innecesaria.
Otra buenísima noticia. ¡El Barcelona ha ganado la liga de este país! En un brillante partido final ha vencido por 657.894 a cero al San Andreu de Palomar, a lo mejor el partido no ha estado muy equilibrado. Cuestión de presupuesto, por supuesto.

No entiendo bien a esta raza, con todos los problemas que he creado y el único que se me imputa es el asunto futbolero, Messi ha regresado nadando a Argentina y otros jugadores han pedio asilo político en Teruel, alegando que quieren jugar con una tal “Roja”, está decidido, han pasado mis cuatro años, tengo unos ahorrillos, me voy a un paraíso caribeño a pegarme la vidorra padre hasta que llegue el momento de regresar a mi planeta.

Día 6, hora local 12h, inicio despegue, estado de la mar embravecida tirando a cabreada,
estado de los habitantes de este mundo, independiente, jodidos pero agradecidos.
Continúo sin noticias de Rajo... digoooo de Gurb.

domingo, 25 de noviembre de 2012

AGUA. 25 de noviembre día contra la violencia de genero




Hace mucho tiempo tuve conocimiento de una historia que me llevó a escribir, por indignación, un relato. Años más tarde, ya todo resuelto de forma satisfactoria, creo, lo cambié. Fue mientras escuchaba una canción, María se bebe las calles, el relato quedo en mini relato, trate de quitar la sangre y los golpes y dejar solamente... las palabras.

Como digo y hasta donde yo conozco, la historia terminó bien. María se fue, con ayuda de su empresa construyó una nueva vida en un lugar secreto incluso para sus amigos, quiero soñarla feliz y en libertad.

En mi cuarta publicación, Recuerdos de lluvia y Cierzo, el primer relato es el que ella inspiró, lo titulé "Agua" y en este día contra la violencia de genero no he querido resistirme a ponerlo de nuevo en mi pequeño espacio lleno de profecías y de sueños.


Y como siempre acompaño al relato con la magnífica fotografía "Acuario" de Charo Hernández, artista perteneciente al Colectivo Toc Arte.





Agua.
Agua vertida.
Agua derramada por la ira, impulsada por su deseo de
venganza o mejor aún, por su deseo de justicia. Vaso de cristal
que impulsado por su indignación desciende hasta el
suelo de la maldad y estalla en mil cristales diminutos.
Agua formando amalgamas con vidrios en un charco transparente.
El estallido del vaso ha conseguido por un instante atenuar
los gritos, sin embargo ahora, disipada la sorpresa,
atenuado en el tiempo el eco de la explosión, se reanudan las
voces y se elevan con mayor violencia insultos y reproches.
Agua.
Agua vertida.
Agua salada derramada por sus lagrimales. Lágrimas que
ruedan recorriendo sus mejillas junto a hilitos frágiles de sangre
y no logran encontrar vestigios de pena en su rival, ni
consiguen apagar la tormenta, ni poner fin al infierno.
Ha sido ella, ha sido su mano temblorosa la que ha lanzado
el vaso contra el suelo, y lo ha tirado al suelo por no estrellarlo
contra la cabeza del monstruo, pero tras la sorpresa
inicial, el gesto no ha conseguido más que redoblar el enojo
de su marido, estimular su descontrolada furia.
¡Qué oscuridad tan densa y cruel se cierne sobre su
noche! ¡Qué truenos tan horrendos se cierran sobre su vida!
Y ella, una vez más indefensa, sabe que por muchas lágrimas
que derrame, por mucho que su desesperación y su miedo la
obliguen a cerrar sus ojos y tapar sus oídos, por mucho que
sus brazos traten de amortiguar los golpes, es imposible. Las
manos de ese hombre transformado en fiera impactan una y
otra vez en su rostro, en su pecho, en su alma, golpes inevitables
que casi ya ni duelen y que caen sobre ella como agua,
gotas de lluvia de un aguacero persistente, cobarde e insoportable.
Agua.
Agua vertida.
Agua derramada, gota última que con su sola presencia
desborda el vaso de la paciencia. Recoge los cristales del suelo
junto con los fragmentos de su derrota, y, sin embargo, no se
siente vencida; por el contrario, percibe que ha ganado, pero
¿acaso se trataba de una guerra?
Para los vecinos ha sido tan solo una escaramuza más, lo
mismo de casi todas las noches, agua que no has de beber.
Para él, un accidente más, daños colaterales de un halo luminiscente
producido por exceso de alcohol en sangre, agua que
calma la sed inherente a la resaca. Para los periódicos, un caso
más que engrosará las estadísticas de malos tratos, otro titular
de violencia doméstica, agua corriente que circula habitualmente
por las tuberías y alcantarillas.
Para ella ha sido la última vez, agua bendita para signarse
y asperjar, bautismo de un nuevo comienzo. De preguntarse
¿qué será de mí si me marcho?, ha pasado a preguntarse ¿qué
será de mí si me quedo?
El portazo no ha conseguido despertar a la bestia, el alcohol
ahora ejerce de somnífero, hasta mañana no sabrá que se ha ido,
no sabrá que ya no lo aguanta, no sabrá que ya no lo quiere.
El eco del portazo se arrastra perezoso por la escalera y es la
última reverberación acústica de esta tormenta, desde hoy su
río fluirá hacia otros mares.
Libertad por fin derramada.
Vida vertida.
Agua.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Una de William Blake







Una de William Blake

Déjala a ella que sea pájaro, recuerdo que la última vez fuiste tú.

Sí y tú fuiste poeta, en esta ocasión también lo eres.

Yo soy el escritor, ¿recuerdas? En este papel en blanco mando yo y lo relleno a mi antojo curando con tinta la sangre de mis actos.

Tienes la sartén por el mango y percibo que la quieres a ella más que a mí, por eso te pido que no le permitas ser pájaro, en esta obra solo hay tres personajes, si tú eres poeta y ella ave fénix- dice tomando la escopeta-, no me dejas opciones, solo me resta ser el cazador.












Oración


Déjala a ella que sea pájaro cumpliendo tu voluntad y vuele libre sintiendo viento en el rostro y felicidad en las alas.

Déjala ser eterna, vivir inmortal surcando mares y cielos en mi nombre, en nombre de los esclavos del dolor caídos de forma siniestra.

Déjala volar y cantar llevando eterna mi voz yerta,  y mientras permíteme descansar por fin, asesinado por cuenta de esa dama ciega que todo pretende ver con los ojos tapados tras un velo de hielo.

Y permite volar también la suya, perdónale, yo le perdono porque no sabe lo que hace.
Deja volar, también libre, el alma de mi verdugo, amén.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Enamorarse de un fantasma





En honor a mis dos novelas hermanas, Silbando en la oscuridad y La profecía del silencio, este micro relato titulado como uno de los capítulos de La profecía.
Espero que os guste más de lo que le gustó al jurado. 


Enamorarse de un fantasma



Sus labios perfilados se contraen para dejar escapar un silbido corto. El miedo desaparece de su rostro, se torna sorpresa. No sé si entona una tonadilla o simplemente expresa admiración.
A nosotros nos gusta pasear por edificios vacíos y oscuros, sin embargo no a todos los mortales les gusta nuestra presencia, nuestros caprichos, nuestros ruidos inquietantes.
Él silbaba para no escucharnos, para intentar ahuyentar su temor del mismo modo que nosotros tratábamos de no dejarnos ver por sus ojos inquietos y, de repente el silbido cambió, no fue canción, fue corto, un soplo de admiración al descubrir mi belleza inalcanzable y yerta, ¡qué tontería! A su edad enamorarse de un fantasma.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Larra o Mota?



Tres microrelatos: Las prisas no son buenas;  El tesoro del pirata; 
y el que da título a esta entrada
¿Larra o Mota?


Las prisas no son buenas





A la cola, como todo el mundo- dijo corriendo por la escalera para impedir que los recién llegados entraran los primeros.
Tal era su ofuscación que tropezó en el escalón, parecía haber crecido tras el cambio de hora invernal, perdió el equilibrio... afortunadamente anduvo lista, sacó la mano del bolsillo con habilidad y apoyándola en el último peldaño, salvó sus dientes del choque inminente.
El profesor de ciencias, espectador del efecto de la ley de la gravedad, se acercó y la ayudó a incorporarse.
- Se ha hecho daño.
- No- adujo viéndose abrazada por el Adonis de ciencias-, he tenido suerte, además ya no tengo prisa.


El tesoro del pirata.




 A la cola, como todo el mundo- gritó el corsario blandiendo el sable de abordaje y protegiendo el botín-, habrá para todos, tened paciencia. El que se cuele será pasto de los tiburones.

El grumete aguardó resignado su turno, estaba escrito, era el último de la fila. Se acercaba el momento, apenas dos marineros le separaban del capitán, del tesoro merecido, entonces vio desesperado como el contramaestre daba la última onza a quien le precedía.
 El chocolate engorda- dijo su superior para consolarlo cuando las lágrimas desbordaron sus ojos.
 Sí- balbuceó entre sollozos-, pero sustituye a otros placeres.
Ningún pirata de la tripulación durmió tranquilo aquella noche.


¿Larra o Mota?






- A la cola, como todo el mundo.
            - Señorita, ¿sabe usted quien soy yo?
            - Un gilipollas que quiere colarse.
            - Está usted arriesgando su empleo.
            - No me diga, qué original. Cómo diría Mota, “vuelva usted mañana”.
            - Esa frase es de Larra, ¡llame al encargado!
            - Sí, lo llamaré, verá como es de Mota, y aprovecharé para que me releve, es hora del almuerzo.
            - Señor director ¿ya está aquí?- interrogó nervioso el encargado-, le esperábamos esta tarde.
La empleada, dándose por desempleada, recogió sus pertenencias, alzando su mirada digna y serena, calculó una hora de espera para llegar a su ventanilla por el lado de fuera y poder apuntarse al paro.