tag:blogger.com,1999:blog-77279034142775698462024-02-08T04:06:23.657-08:00La profecia del silencioLa profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.comBlogger195125tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-67021536707667796712014-03-27T04:30:00.001-07:002014-03-27T04:30:08.576-07:00Mudanza http://elcastillodelaguila.wordpress.com/<br />
<br />
Nos trasladamos. <br />
En plena crisis nos hemos comprado otro espacio, La profecía del silencio nació con el libro, hace ya cuatro años. El blog se creó para ir publicando en él todos los capítulos del libro. Al final no fue así, parece que no interesó en exceso un libro publicado a capítulos. Se transformó y fue creando una estructura anárquica; hoy, cumplida su misión, La profecía del silencio queda abandonada a su suerte internáutica. Cuantos entren en este espacio si quieren conocer algo de mi creación literaria pueden pasar por otro blog...<br />
El castillo dle Águila. <br />
http://elcastillodelaguila.wordpress.com/<br />
<br />La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-77949859683700965242014-03-11T15:31:00.001-07:002014-03-11T15:31:08.302-07:00El castillo del Águila<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-BT-zda-xftM/Ux-MYIKDDCI/AAAAAAAABHY/ZqTiLQXwYjI/s1600/Boceto+ara+%C3%81ngel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-BT-zda-xftM/Ux-MYIKDDCI/AAAAAAAABHY/ZqTiLQXwYjI/s1600/Boceto+ara+%C3%81ngel.jpg" height="320" width="232" /></a></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
SINOPSIS</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES">Velázquez
lo reflejó en su cuadro, en la Fragua de Vulcano se fabricó un
puñal, un arma siniestra,</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-ES"> “ e</span><span style="color: #0d0d0d;"><span lang="es-ES">xcidium
luctus et vindicatio”. Las palabras se repiten en un ritual a lo
largo de los siglos. </span></span>
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #0d0d0d;">Guzman
el Bueno arroja su puñal a sus enemigos para que con su arma maldita
maten a su hijo, ¿acto héroico o locura? Lo que sea antes de
traicionar a su rey y entregar su ciudad.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #0d0d0d;">Vulcano
ha vuelto a nacer, vive en el “jardín de las delicias” y el puñal
en sus manos significa peligro, muerte... “destrucción, dolor y
venganza”.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #0d0d0d;">Crímenes
cometidos por manos invisibles, fantasmas que se materializan y
causan el caos... Bea y Pío, una policía y un sacerdote deben
emplearse a fondo para desenmascarar al culpable y recuperar el
puñal... y entre tanto ¿sera amor lo que hace temblar su pecho
cuando están juntos?</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #0d0d0d;">El
castillo del Águila es más que un precioso paraje en el cual halló
la muerte el Bueno de Guzmán. Es más que un cuadro de Jenaro Perez
Villamil. Es un reducto de belleza y libertad desde el cual se
divisa... el paraiso.</span></div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-86675018352277611872014-02-25T06:43:00.002-08:002014-02-25T06:43:26.339-08:00Final de una historia. 14 de noviembre de 1995. De emociones y decepciones.
<br /><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"></span></strong></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<strong><a href="http://3.bp.blogspot.com/-F_xNqRKp-uU/UwyohC33g0I/AAAAAAAABGA/vzFUE7IQIzI/s1600/san+nicolas+II.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></strong></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<strong><a href="http://4.bp.blogspot.com/-4BKlq59Rq_g/Uwyoq8iKRLI/AAAAAAAABGI/quw0F1L4FRI/s1600/san+anton+y+Arrecogidas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-4BKlq59Rq_g/Uwyoq8iKRLI/AAAAAAAABGI/quw0F1L4FRI/s1600/san+anton+y+Arrecogidas.jpg" height="213" width="320" /></a></strong></div>
<strong><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"> A la izquierda de la imagen el colegio de San Antón que se quemó durante la obra de acondicionamiento, puede apreciarse el deterioro de su fachada. A la derecha el convento de las Recogidas. En el centro, en color gris, puede distinguirse la antigua entrada al convento</span>,<span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"> distinta de la entrada a la iglesia.</span></strong><br />
<br />
<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<b>De emociones y decepciones</b></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> Entra
en casa. Instala un beso en la frente de su hijo que todavía duerme
y otro en la frente de su esposa que ya se tiene que despertar para
iniciar su amplia jornada laboral.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Cómo ha ido la
noche?- dice ella como casi siempre.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Qué más da, ya ha
pasado, estoy cansado, voy a dormir como un niño- responde él
guiñando un ojo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No me gusta dormir
sola, no me gusta que trabajes de noche, casi no nos vemos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No pasa nada, ya me
tienes muy visto- sonríe desganada, son las mismas frases de todas
las mañanas.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Tengo que levantarme,
nos vemos luego.- Se va, aunque le gustaría quedarse..., claro. Debe
llevar al niño a la guardería y luego al trabajo y así seis días
a la semana.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro, extenuado, se
duerme...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
… Suena el
despertador. Hora de despertarse, Álvaro se levanta, ha dormido poco
pero ha quedado con su familia y unos amigos, van a visitar el centro
de Madrid; craso error desde su punto de vista hacerlo en el puente
de la Constitución pero..., visitas obligadas, mercadillo Plaza
Mayor, bocata de calamares incluido, cortilandia, chocolate en San
Ginés...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Los planes se
desbaratan, un océano de cabezas se divisan allá por donde pasan,
casi no se puede andar, algunas entradas de metro cerradas por
seguridad...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Vamonos a una zona más
tranquila- piden sus amigos-, ¿por qué no vamos al convento de los
fantasmas y nos lo enseñas in situ?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Me parece bien- aduce
Álvaro-, pero os tenéis que conformar con verlo por fuera, ya no
trabajo allí, no nos dejarán entrar.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Han pasado ya...
¿cuántos años?, 18 años transcurridos en un suspiro. Su hijo
tiene ya casi 20 y ahora tiene otro más de 12, hace ya 15 que no
trabaja en el convento, la vida ha dado muchas vueltas. Álvaro ha
escrito varios libros, en al menos dos de ellos narra los sucesos
extraños que sucedían en el edificio donde trabajaba. Nunca contó
lo del incendio, sólo su familia lo sabe, nadie más. Es una de esas
noches que no quiere olvidar pero tampoco recordar.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Llegan frente al
convento de las Arrecogidas, edificio de oficinas donde Álvaro
prestó servicio. Va explicando desde el exterior donde se hallaban
las dependencias del convento. La entrada al recinto, la fachada, el
palomar, la entrada a la capilla, la vidriera de la entrada a la
iglesia que se ha conservado casi intacta...
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
De repente se percata de
que la iglesia de San Antón está abierta. ¡Qué raro! Casi siempre
está cerrada, quizá haya alguna celebración religiosa. Decide
entrar, es muy difícil pero con un poco de suerte el párroco será
el mismo; en el templo hay bastante gente, personas reunidas en
diversos grupos, no parece una celebración eucarística
convencional, sin embargo eso a él le da igual. Avanza unos pasos y
queda impresionado, los recuerdos salen del armario uno a uno, casi
puede respirar el humo, casi puede tocar la emoción.
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
El lienzo de Goya ahora
es una copia, muy acertada pero copia al fin y al cabo. El original
está en... bueno, en otro sitio. Sí continúa allí la urna con los
restos de San Valentín. El retablo mayor y la hornacina del santo
siguen teniendo un aspecto impresionante.
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
A la derecha, Álvaro
sabe que en la primera capilla del lado de la epístola, a su
diestra, se halla lo que él necesita ver. Se acerca y divisa la
capilla cerrada con una reja y en penumbra. Ese detalle también le
da lo mismo, avanza despacio lleno de emoción y... allí esta, una
talla de gran tamaño del Sagrado Corazón de Jesús de escaso valor
artístico. A sus pies un discreto cartel reza: “Imagen del Sagrado
Corazón de Jesús que presidía la escalera principal del colegio,
fue prácticamente lo único que, milagrosamente, se salvó del
incendio acaecido en noviembre de 1995.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro saca su móvil,
no quiere perder ocasión de tomar una foto aunque sea en esas
precarias condiciones de luz. Alguien, una de las personas que se
hallan en el templo advierte su interés y se acerca, sin él pedirlo
encienden la luz de la capilla.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Muchas gracias- dice
sinceramente agradecido, toma un par de fotos, se persigna y
aprovecha el gesto para limpiar unas lágrimas que empiezan a
desbordar sus ojos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Sus amigos y su familia
acceden al templo, Álvaro les cuenta el porqué de su emoción, el
incendio, el milagro de que se salvara el Sagrado Corazón. Quiere
hacer otra fotografía pero esta vez sin que salga la reja, empuja
ligeramente el frío hierro y la abre lo justo para poder tomar la
instantánea.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Hace la foto..., le da
la sensación de que el Sagrado Corazón de Jesús, la imagen de
madera, le sonríe, sí, está seguro, le ha sonreído.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Y entonces...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¡Oiga, ¿qué hace
ahí?, no se puede entrar, ni hacer fotos! ¿Quien les ha dado la
luz?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Nos ha dado la luz un
señor muy amable.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Pues salgan de aquí que aquí no se puede estar.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
¿Cómo que no se puede estar en una iglesia? ¿Quién lo dice?</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Este recinto ya no pertenece a la Iglesia, lo tenemos alquilado,
somos la iglesia ortodoxa de... (cuyo nombre no puedo acordarme) y
esto es una celebración privada.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
¿Una celebración privada? Muy bien, celebren lo que quieran, no
tenemos interés en sus ritos, pero no puede impedirme que entre en
un templo abierto, un templo que si no fuera por mí quizá no
existiría.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Si quiere entrar y tomar fotos póngase en contacto con la vicaria o
el arzobispado, entre tanto no tengan permiso salgan del templo- dijo
aquel personaje antes de apagar la luz.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">Álvaro
sale cabizbajo junto a sus amigos, qué triste, hasta dónde ha
llegado la crisis que las iglesias se alquilan a comunidades
ortodoxas. La persistente crisis ya no solo afecta al país, también
incumbe al cielo.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Papá, este señor no sabe que tú salvaste la iglesia- dice su hijo
pequeño.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
No hijo, no lo sabe ni aunque lo supiera cambiaría su actitud... y
por cierto, yo no salve la iglesia, yo ayudé en lo poco que pude.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">No
puede evitar otra lágrima, no puede evitar volver la vista atrás...
San Antón le sonríe desde la hornacina que ocupa en la fachada por
encima del escudo real; resuena el eco de la voz del párroco de
antaño en su cerebro, confía en mí, confía en San Antón...</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">Al
otro lado de la calle, en la vidriera que permanece sobre la puerta
de la antigua capilla del convento de Arrecogida hay un rostro que
también sonríe. Álvaro siente erizarse todo el vello de su cuerpo,
él sabe que esa vidriera está a una altura de cuatro metros del
suelo y es imposible que nadie se asome allí, él sabe que en el
edificio un día de fiesta solo está el vigilante y se encuentra en
su garita controlando las cámaras, no frente a una vidriera de
acceso imposible, él sabe que no es un reflejo ni producto de su
imaginación..., Álvaro sabe que ellos siguen ahí, lo han
presentido y salen a despedirse.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Adios Álvaro,- sólo él oye las dos palabras de ultratumba al
tiempo que ve los labios del fantasmagórico rostro moverse... el
vaho desprendido por la boca empaña el cristal y cuando se difumina,
el rostro misterioso ya no está..., ha desaparecido.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
¿Qué haces papá?- pregunta el hijo pequeño.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;">-
Nada..., es sólo que me ha parecido ver a un amigo... pero no,
estaba equivocado, ha sido solo mi imaginación.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> </span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> FIN
de la historia.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> </span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> Los
dos libros en los que Álvaro cuenta lo que sucedía en aquel
edificio son: </span></strong>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> Silbando
en la oscuridad y La profecía del silencio. </span></strong>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> Los
podéis encontrar en mi tienda virtual.</span></strong></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"> <a href="http://angel-utrillas-escritor.webnode.es/">http://angel-utrillas-escritor.webnode.es/</a>
</span></strong>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<b></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><a href="http://1.bp.blogspot.com/-55_XGTbYAa8/UwyrI5XSoGI/AAAAAAAABGc/FdxxTJOFX-Y/s1600/IMG-20131208-WA0002.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-55_XGTbYAa8/UwyrI5XSoGI/AAAAAAAABGc/FdxxTJOFX-Y/s1600/IMG-20131208-WA0002.jpg" height="320" width="238" /></a></b></div>
Fotografía tomada el día 7 de diciembre de 2013 antes de ser expulsado de la iglesia de San Antón<b>.</b>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Casi todo
lo que se ha contado es cierto, con ligeros tintes de novela,
distinguir entre ficción y realidad os corresponde a vosotros,
queridos lectores y amigos. Yo he pretendido contar una anécdota más
acaecida en el desarrollo de mi profesión y que jamás había
contado, y también, elevar mi más enérgica protesta a la Iglesia o
a quien corresponda. Si tan pobres son que tiene que alquilar
“sus-nuestros” templos, al menos que se aseguren de que las
comunidades a las cuales se los ceden, no impidan a los ciudadanos
acceder a sus tesoros, aunque como en este caso, tan sólo sea un
tesoro sentimental y no económico.</div>
<strong><span style="font-weight: normal;"></span></strong><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong><span style="font-weight: normal;"></span></strong></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<strong><a href="http://3.bp.blogspot.com/-xrKrT6V8K54/Uwyo1l2bJBI/AAAAAAAABGQ/bKE89-i1sSo/s1600/mi+foto.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-xrKrT6V8K54/Uwyo1l2bJBI/AAAAAAAABGQ/bKE89-i1sSo/s1600/mi+foto.JPG" height="240" width="320" /></a></strong></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<strong><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;">Vidriera sobre la entrada de la antigua capilla de las Recogidas </span></strong></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-31268490309986952732014-02-17T15:30:00.000-08:002014-02-17T15:30:00.831-08:00Sexta parte de una historia. 14 de noviembre de 1995. Un milagro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-V8fwrhDD090/UwKadzUYh0I/AAAAAAAABFg/E0DkcTNqOTM/s1600/IMG-20131208-WA0002.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-V8fwrhDD090/UwKadzUYh0I/AAAAAAAABFg/E0DkcTNqOTM/s1600/IMG-20131208-WA0002.jpg" height="320" width="238" /></a></div>
Fotografía de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que se hallaba en el acceso principal de las escuelas pías y que se salvó, milagrosamente, del incendio que destruyo la entrada y otras zonas del colegio la noche del 14 de noviembre de 1995.<br />
<br />
<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Sexta parte de una
historia. 14 de noviembre de 1995. Un milagro</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro confió en el
párroco y en San Antón, ¿cómo no hacerlo después de una noche
tan extraña? ¿Cómo no confiar en un cura y em un santo cuando los
fantasmas del pasado habían realizado una llamada de emergencia en
su nombre y lo había convertido prácticamente en un héroe?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro confió, sí;
sin embargo los bomberos no tenían ninguna confianza, el muchacho
estaba en lo cierto, no les dejaban acceder a la entrada principal
del edificio quemado, era una locura.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Tengo que llegar a la
escalera- explicaba el sacerdote al bombero con desesperación-, ¿no
lo entiende? Es necesario salvar la figura del Sagrado Corazón de
Jesús, es una talla del siglo XVII, un regalo del rey a nuestra
institución.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Lo entiendo padre,
pero comprenda usted, estará reducida a cenizas, todo el hall de la
entrada principal se ha quemado, escalera incluida, se ha desplomado,
ha desaparecido y en ese acceso sólo quedan escombros y cenizas.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Puede ser que esté en
lo cierto, pero déjeme entrar para comprobarlo. Se lo ruego.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Eso que me pide es por
completo imposible, no solo es que no quede nada a salvo en el
interior, es que además la techumbre corre peligro de desplome
inminente y pondría su vida en peligro. ¿Lo entiende, padre? Si
algo le ocurre a usted es responsabilidad mía.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se alejó el sacerdote
profundamente decepcionado, el vigilante lo siguió, despacio, ambos
estaban abatidos. De repente el religioso pareció recordar la
existencia del joven.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No es por el valor
económico, es por lo que representa, por la historia, por la
protección inherente a esa escultura.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Hay una forma de
entrar padre- dijo el vigilante sin saber a ciencia cierta el
motivo-, podemos entrar sin necesidad de puerta.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-¿Qué quieres decir?-
interrogó excitado el sacerdote- ¿Cómo vamos a entrar si no es por
la puerta y con el beneplácito de los bomberos?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Por el pasadizo
secreto, debajo de la capilla hay un túnel, une la antigua capilla
de nuestro edificio con la antigua capilla del convento de San Antón,
la trampilla está a unos diez pasos de la escalera de entrada.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-¡Vamos deprisa, no
perdamos tiempo!- Exclamó el párroco recuperando algo de color en
sus mejillas.
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Entraron al edificio,
caminaron los escasos metros que les separaban de la entrada a la
antigua capilla; la oscuridad era completa, se ayudaron de la
linterna del vigilante por no dar todas las luces. Bajo el antiguo
altar, en la actualidad tribuna de oradores, había una trampilla.
Trece peldaños por una angosta y peligrosa escalera de caracol llena
de telarañas, un estrecho pasadizo, muy corto, apenas unos doce
metros, otra escalera igual de angosta, igual de tétrica, igual de
intransitada..., y una trampilla de madera.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Esta caliente- dijo el
vigilante-, tal vez al abrirla nos encontremos humo y llamas.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No creo, en la planta
baja el fuego estaba extinguido, ¡vamos a abrirla!- apremió el
religioso.
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
No era fácil, muchos
años, siglos quizá, llevaba sin abrirse aquel postigo..., pero
Álvaro empujó y confió en San Antón y al final cedió.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
El espectáculo era
lamentable, humo, polvo, escombros y cenizas peleaban por establecer
su manto gris en el reino de la oscuridad y el silencio.
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Otra vez tuvieron que
usar la linterna, era imposible sin un ápice de luz saber dónde se
hallaban. El vigilante enfocó en todas las direcciones despacio para
que el religioso se orientara; sobre sus cabezas, un crujido de
madera a punto de ceder, les recordó que no tenían toda la noche.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¡Allí!- dijo el cura
señalando en una dirección donde nada diferente se distinguía-, al
doblar esa esquina estaba la entrada.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Fueron hacia allí, al
doblar la esquina se encontraron con los restos de la escalera de
madera, un amasijo de tablas quemadas que todavía desprendían calor
y humo y... miedo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No perdamos tiempo, la
puerta está allí y a la derecha de la entrada estaba la escultura.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Avanzaron, la linterna
iluminó ligeramente lo que había sido en tiempos una lujosa
recepción. Nada excepto escombros se veía.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No enfoques la
linterna a la puerta, los bomberos pueden ver el reflejo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Es cierto- dijo el
vigilante y su voz se mezcló con un amenazador rugido de madera
herida de muerte.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Retiró el haz de luz
hacia el lado opuesto...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¡Ahí está!- exclamó
el sacerdote- pero qué extraño, está al lado opuesto de su
ubicación habitual. Bueno mejor, si llega a estar al otro lado le
hubiera caído encima toda esa barandilla y se hubiera destrozado,
parece un milagro, la imagen del Sagrado Corazón es lo único
reconocible en esta zona. Un milagro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Habéis sido
vosotros?- preguntó Álvaro-, ¿también llegan a este edificio
vuestras travesuras?
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Cómo dices?-
preguntó el sacerdote perplejo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Nada padre, tonterías
mías, vamos a poner a salvo la escultura y de paso a ponernos fuera
de peligro nosotros.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Lo más difícil fue
hacer pasar la talla de madera por las dos trampillas, al instante de
acceder al túnel oyeron un terrible estruendo sobre sus cabezas y
supieron que se habían librado del desplome del techo y de perecer
aplastados por los cascotes de milagro. Otro milagro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Gracias San Antón, en
ti confío- murmuró el sacerdote.</div>
<br />
A salvo de peligros y
pasados unos pocos minutos más, el Sagrado Corazón de Jesús
acompañaba en la entrada de la iglesia al resto de tesoros que
albergaba el edificio.
<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Gracias hijo, si no
hubiera sido por ti está noche hubiéramos sufrido daños y pérdidas
históricas irreparables.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No he sido yo padre,
han sido..., ha sido San Antón.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Un milagro, un
verdadero milagro que se haya salvado estando donde se hallaba.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro vio lo tarde que
era ya, estaba apunto de llegar su relevo. Se fue al baño, el espejo
le devolvió una imagen deplorable, necesitaba una ducha, necesitaba
un largo descanso, necesitaba..., un milagro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Otro milagro quizá sea
ya pedir demasiado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong>To
be continued... es decir, continuará.</strong></div>
<br />La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-74248465351214280022014-02-11T04:58:00.000-08:002014-02-11T04:58:03.310-08:00Quinta parte de una historia. 14 de noviembre de 1995. La mudanza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-J1rL5SHLvJ0/UvodlVIzMnI/AAAAAAAABEc/U63-jlP-RmU/s1600/San+Anton.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-J1rL5SHLvJ0/UvodlVIzMnI/AAAAAAAABEc/U63-jlP-RmU/s1600/San+Anton.jpg" height="296" width="400" /></a></div>
<span style="font-size: large;"> </span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"> La mudanza
</span><br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY">
A las seis de la mañana la techumbre del edificio
se desplomó con gran estruendo llevándose a su paso buena parte de
la planta tercera, la última. Los bomberos temían que el peso de
los escombros derribara también la planta segunda del edificio y
trataron de apuntalar su techumbre.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Álvaro al oír el
espantoso estruendo del desprendimiento de la techumbre salió de
nuevo de su edificio. Temía que algún bombero hubiera sido
alcanzado por el derrumbe o hubiera quedado aprisionado y trató de
ayudar.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Pronto le indicaron que
no había víctimas y le pidieron que ayudara en una extraña tarea.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Sabíamos que había
peligro de derrumbe, no había nadie trabajando allí, ahora nos
preocupa que ceda la segunda, queríamos asegurarla pero es
arriesgado, no podemos hacer nada.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Y yo ¿en qué os
puedo ayudar? Ya no hay llamas que puedan afectar a mi edificio y no
soporto estar mirando sin hacer nada.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Puedes ayudar en la
mudanza si quieres. Ve a la puerta de la iglesia y ponte a
disposición del párroco.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Mudanza? No
entiendo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Ve allí, el párroco
y el jefe de la policía municipal que se ha encargado de la tarea te
explicarán.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se dirigió hacia donde
le indicaron, allí había un grupo de bomberos que a las órdenes de
un preocupado y casi histérico párroco trataba de poner a salvo los
tesoros artísticos de la iglesia.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Vengo a ayudar- dijo
Álvaro al cura.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Pues ven conmigo
corre, tenemos que salvar ese lienzo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Los vitrales habían
estallado y desaparecido, el techo de la iglesia había sido afectado
por las llamas, además los bomberos, para atacar el fuego desde
allí, tuvieron que abrir un enorme boquete en la bóveda y ahora por
allí no entraban llamas pero si entraba el agua procedente de las
mangueras de los bomberos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Por el camino que hizo
con el párroco hacia el interior de la iglesia se cruzó con varios
policías que portaban grandes candelabros y relojes de pie, además
de tallas de santos realizadas en madera.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¡El cuadro!, dejen
todo y salven el cuadro, es de Goya.- Todos miraron hacia donde el
sacerdote indicaba con temblorosa mano y preocupado gesto.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Tres policías, Álvaro
y el propio cura consiguieron desencajar el lienzo de la paredes
donde se hallaba ubicado y llevarlo a la entrada del templo donde lo
taparon con plásticos y lo cobijaron de peligros, era un cuadro de
Goya, en efecto, <em>La primera comunión de San José de Calasanz.</em></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Ahora las reliquias de
San Valentín, allí, en la misma pared donde estaba el cuadro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Corrió hacia donde
había indicado el sacerdote y se encontró con una urna de vidrio
estilo rococó bajo la cual se veía una inscripción: <i>San
Valentín Mártir, Ob. Patrón de los Enamorados</i>. </div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
La tomó con sumo
cuidado ayudado por el religioso que temblaba de miedo y emoción.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Aquí se conserva gran
parte del esqueleto de San Valentín, fue un regalo del Papa al rey
Carlos IV que a su vez lo regaló a los escolapios- informó el
cura-, vamos a llevarla junto al cuadro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Así lo hicieron y
también protegieron las reliquias del patrón de los enamorados con
unos plásticos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Ya están a salvo.- Se
podía afirmar que la iglesia estaba a salvo aunque con aspecto de
haber sido el escenario de un espectacular saqueo. La gran araña del
techo descansaba en unos reclinatorios, algunas estatuas de santos se
encontraban apiladas en el pasillo y varios cuadros se protegían del
agua con plásticos-, ahora debemos intentar salvar el Corazón de
Jesús.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Dónde está padre?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- En la escalera de
madera de la puerta principal del colegio por la que entraban las
visitas importantes.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Pero padre, está
quemada la he visto desde fuera y la escalera ha desaparecido comida
por las llamas, la estructura de la entrada no se conserva, se ha
desplomado el techo al quemarse la escalera y es un amasijo de
cascotes y maderos humeantes.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Tenemos que
intentarlo, ¡vamos!</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Los bomberos no nos
dejarán acceder allí.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Confía en mí, hijo,
confía en San Antón...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: large;">Recorte de prensa del
día 15 de noviembre de 1995</span></div>
<div align="JUSTIFY">
Un incendio consumió ayer parte de las
instalaciones del colegio más antiguo de Madrid, el de las Escuelas
Pías (los escolapios) de San Antón, cerrado y abandonado desde hace
siete años. El fuego destruyó, según los bomberos, el 20% de los
18.000 metros cuadrados del edificio, ubicado en la calle de
Hortaleza 83, desde hace 200 años. Los vecinos y un vigilante que
trabajaba en un edificio cercano alertaron a la policía y a los
bomberos sobre las tres de la mañana, cuando vieron que de la
techumbre del inmueble salían llamas de cinco metros. Según el jefe
de bomberos, el incendio debió, declararse bastantes horas antes "en
la segunda planta [tiene tres]". "Se prendieron las vigas
de madera, el fuego fue ascendiendo y, al llegar al techo, el
vigilante pudo verlo y avisarnos.</div>
<div align="JUSTIFY">
En la lucha contra el incendio participaron unos 70
bomberos de cuatro parques, apoyados por doce coches, tres de ellos
con escalas. El primer temor de los bomberos fue que el incendio
afectara a la iglesia de San Antón y otros edificios próximos.</div>
El edificio albergaba cuatro patios interiores, pasillos,
dependencias y aulas aún con pupitres de madera, muchos de los
cuales ardieron con facilidad y propagaron con mayor celeridad el
fuego.<br />
El resultado final del incendio es el siguiente: el tejado, en su
mayor parte hundido; la planta tercera, reducida casi completamente a
escombros y la planta segunda, destruida en buena parte. La iglesia
de San Antón no ha sufrido daños irreparables, pero el altar mayor
está estropeado, dos vitrales saltaron por los aires y el techo se
ha visto afectado por el incendio.<br />
La causa del incendio se desconocía aunque tanto el párroco de
la iglesia de San Antón, colindante al colegio, como el jefe de
bomberos, apuntan a una hoguera prendida por algún mendigo. "El
edificio no tenía luz desde hace un año, así que es imposible que
se diera un cortocircuito. El jefe de bomberos apuntó al respecto
que era muy posible que el incendio se hubiera declarado alrededor de
las siete o las ocho de la tarde. Para corroborar la teoría de la
hoguera, el jefe del departamento de Edificación Deficiente del
Ayuntamiento, apuntó a Europa Press que hace 15 días los bomberos
habían recibido una llamada que denunciaba una gran humareda
provocada por un grupo de mendigos alojados en las ruinas del
colegio.<br />
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<strong>To be continued...
es decir, continuará.</strong></div>
<br />La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-68723960311274267242014-02-04T04:13:00.000-08:002014-02-04T04:13:23.186-08:00 Cuarta parte de una historia. 14 de noviembre de 1995. Rainbow, la vida se torna arcoíris<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-3BoN_LQChKU/UvDYrGl89TI/AAAAAAAABD4/W-Y4M0im8uw/s1600/rainbow.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-3BoN_LQChKU/UvDYrGl89TI/AAAAAAAABD4/W-Y4M0im8uw/s1600/rainbow.jpg" /></a></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: x-large;">Rainbow, la vida se torna
arcoíris</span></div>
<span style="font-size: x-large;">
</span><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Incendiados los carrillos
y también incendiado su edificio, la construcción que él custodia
y de la cual es responsable al menos temporalmente, sale al exterior,
ya que no se ha dado cuenta a tiempo del desastre al menos intentará
paliar su devastador ataque.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Al salir el blanco y
negro de las cámaras y de la oscuridad interior desaparece y la vida
se torna arco iris. Las llamaradas anaranjadas, azules, amarillas,
rojas, son terribles; el calor, a pesar de ser una fría noche de
noviembre. Los bomberos trabajan rápido y con precisión. Cuando él
sale a la calle y a pesar de haber transcurrido apenas unos minutos
ya han despejado el lugar retirando toda la fila de coches aparcados,
ya han desenrollado sus mangueras y ya están lanzando grandes
columnas de agua al infierno que se ha formado de forma repentina.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Pero algo no encaja, los
bomberos están de espaldas al vigilante, de espaldas al edificio,
lanzan el agua al lado opuesto, al colegio y la iglesia de San Antón
que se hallan enfrente.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Y entonces lo comprende
todo, o casi todo. No es su edificio el que se quema, es el de
enfrente, eso explica casi todo, el olor a humo y la ausencia de
alarmas activadas, las llamaradas en blanco y negro del monitor
rebotando confusas en el reflejo de sus ventanas, la rápida y eficaz
actuación del cuerpo de bomberos que en realidad no están de
espaldas sino enfrentándose de cara a su enemigo...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Ayúdanos a regular el
tráfico, Álvaro, ponte en el principio de la calle y desvía a
todos los coches hacia la calle Almirante- le dice el bombero que
parece dirigir y coordinar la actuación del equipo de extinción-.
Cuando llegue la policía ellos se encargarán de ese trabajo y tú
deberás regresar a tu recinto y controlar que las llamas no se
propaguen hasta vuestro tejado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Obedece, corre al
principio de la calle y empieza a desviar el tráfico. No recuerda si
ha respondido al funcionario o simplemente ha salido corriendo para
cumplir con lo encomendado, lo que si recuerda es su nombre, su
nombre pronunciado por el bombero, Ayúdanos, Álvaro, ha dicho,
pero... ¿cómo sabe él como se llama? ¿Quién le ha informado de
su presencia allí y de su nombre de pila? ¿Acaso el cuerpo de
bomberos conoce el nombre de todos los vigilantes que se hallan de
servicio esta noche en la ciudad?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Llega la policía y se
hace cargo de la seguridad y del perímetro exterior, también
empieza a gestionar la evacuación de posibles víctimas, Álvaro
regresa a su sitio, al convento de las Arrecogidas. En la puerta está
el jefe de bomberos mirando preocupado hacia arriba, está dando
ordenes a su equipo para que las llamas no se propaguen a edificios
cercanos, sobre todo para que no afecten a la iglesia de San Antón,
sería un desastre que se propagaran y se extendieran las llamas
hasta el templo, un desastre histórico.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
El bombero repara en él.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Álvaro, gracias,
vuelve al interior de tu centro, es importante que las llamas no
lleguen a aquel alero- lo señala con la mano diestra dirigiendo allí
también su mirada-, tenemos que conseguir reducir el fuego al
colegio y luego centrarnos en apagarlo... y gracias por tu llamada,
sin tu aviso hubiéramos tardado mucho en empezar a actuar y esto
hubiera sido una catástrofe, la iglesia adyacente se hubiera
quemado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se queda un tanto
petrificado, solo son unos segundos pero se le hacen eternos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Gracias, Álvaro-
insiste y tiende ahora su mano diestra hacia él para estrecharla en
señal de agradecimiento-. Venga a trabajar.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
¿Llamada... a qué
llamada se refiere? Él no ha realizado ninguna llamada, lo más
probable es que se esté confundiendo, pero entonces..., ¿cómo sabe
su nombre?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Vuelve a obedecer, se
dirige a su puesto de trabajo con celeridad y se dedica a controlar
que las llamas no se trasladen de un edificio a otro por los tejados.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Pasan las horas, el
fuego parece controlado, no se ha propagado, los bomberos han
vencido, han conseguido minimizar el desastre y reducirlo solo al
colegio de San Antón, aunque lo de reducir es la palabra perfecta,
el edificio que albergaba el colegio está quedando reducido a
escombros.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Suena el timbre de la
puerta, son las cinco de la mañana, a través del monitor en blanco
y negro ve a un bombero que es quien realiza la llamada. Se precipita
hacia la puerta y abre.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Me marcho Álvaro, ya
no hay peligro de propagación, lo tenemos controlado, en un par de
horas lo apagarán, no ha habido víctimas, el fuego ha comenzado
desde el interior del edificio del colegio, unos indigentes han
accedido al interior de la instalación aprovechando su abandono,
para pasar la noche, han encendido hogueras para calentarse y han
provocado el incendio, están a salvo y los edificios aledaños se
han salvado gracias a tu llamada, si no es por ti se nos quema toda
la manzana.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Debe tratarse de un
error- se decide a hablar por fin-, yo no he hecho ninguna llamada,
habrá sido algún otro compañero.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-No lo creo, ¡venga no
seas modesto! ¿Tú no eres Álvaro Mohino Ibañez? </div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Sí, soy yo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Y tu teléfono no es el
917052969. </div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Sí, es el teléfono de
seguridad.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Pues ya está, has
llamado tú, desde ese teléfono con ese nombre y diciendo que eres
el vigilante del edifico situado en la calle Hortaleza 88, es decir,
aquí y, has añadido, el antiguo convento de Arrecogida.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Ya no puede hablar de
nuevo, la voz se hiela en su garganta, no comprende nada, da la mano
de nuevo al jefe de bomberos respondiendo de nuevo a su gesto
amistoso y continúa flotando en una nube de confusión.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Lo dicho, Álvaro, me
marcho, gracias y, por cierto, tienes muy buena música en esa vieja
radio, excelente balada Catch the rainbow.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
No lo entiende, se
marcha el funcionario mientras Álvaro da vueltas y más vueltas en
su cabeza a lo escuchado... y repara de repente en la canción que se
escucha y que no había escuchado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=tV8x2HKTRdM">http://www.youtube.com/watch?v=tV8x2HKTRdM</a>
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Termina la canción y
Álvaro formula una pregunta al viento:</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Habéis sido
vosotros? ¿Habéis llamado a los bomberos en mi nombre?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
No pregunta a Ritchie
Blackmore, ni a Dio...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Desculega el teléfono y
consulta las últimas llamadas realizadas, aparece el número de su
casa, el de la oficina de su empresa y posteriormente... 112 el
teléfono de emergencias que él está seguro de no haber marcado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-¡Dios! No puedo
creerlo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
To be continued... es
decir, continuará.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-73849790064256972682014-01-28T07:07:00.003-08:002014-01-28T07:47:51.061-08:00Tercera parte de una historia. 14 de noviembre de 1995. Aquí estoy otra vez<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-MY3KnhAgySw/UufHVfYcBUI/AAAAAAAABDk/T5vgpr9n_6A/s1600/whitesnake-lovehunter-i3401.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-MY3KnhAgySw/UufHVfYcBUI/AAAAAAAABDk/T5vgpr9n_6A/s1600/whitesnake-lovehunter-i3401.jpg" height="320" width="214" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
Aquí estoy otra vez</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Termina la ronda sin
encontrar nada extraño y sin conseguir averiguar el misterio del
olor a quemado. ¿Serán imaginaciones suyas? ¿Serán los eternos
moradores del edificio que han decidido divertirse un rato a su
costa? ¿Será un incendio que no es capaz de descubrir?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
La cripta es el único
sitio donde no ha llegado en su ronda, solo le falta bajar allí, al
recinto prohibido, siente el impulso de visitarla, pero no va a
hacerlo, no les va a dar esa satisfacción, allí es imposible que se
declare un incendio ni se propague ningún fuego.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Comprueba los sistemas de
alarma y detección de incendios, la centralita no tiene ninguna
avería, todo funciona perfectamente y si allí no se activa la
alarma es que nada anómalo ocurre. Esa circunstancia no termina de
tranquilizarle, la alarma no homologada de su olfato le induce a
pensar que algo se quema, no obstante decide tratar de olvidar el
incidente.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Toma el teléfono y
llama a la central receptora:</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Efectuada la segunda
ronda sin novedad- comunica al sistema operativo. Después anota en
el parte de incidencias las mismas palabras que acaba de pronunciar
por teléfono.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Sube el volumen de la
radio. ¿Otra vez Paranoid de Black Sabbath? ¡Pero qué clase de
broma estúpida es esta! ¿Los espectros también controlan la
colección de discos de las emisoras de radio?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Da varias vueltas a la
ruedecilla del dial, cambia la emisora, los acordes persisten todavía
unos instantes en el aire, rebeldes, se niegan a desvanecerse...
¿Será un mensaje? ¿Será él un paranoico obcecado en que
acontezcan circunstancias extrañas a su alrededor? ¿Será todo
mentira incluyendo la música en ese todo?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se sienta, casi se
podría decir que se derrumba en la silla; otra emisora, otro
programa, otra canción... refugio en las ondas para combatir...
¿qué? ¿Combatir la soledad, tal vez? ¿Atenuar la presencia de los
fantasmas propios y ajenos, quizá? ¿Eludir el lacerante mordisco
del miedo, a lo mejor? </div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-Aquí estoy otra vez,
solo, asustado, preocupado, deseando que pase el tiempo y pueda
escapar de mi cárcel. Escapar, sin saber dónde debo ir, no sé
dónde voy pero estoy seguro de que sé dónde he estado... aquí
estoy otra vez.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Como si sus palabras
fueran un presagio, una profecía, los acordes de Here I go again
empiezan a flotar en el aire viciado de su garita.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-¡Vaya! Ya podía
acertar la combinación ganadora de la primitiva en vez de adivinar
qué canción viene ahora.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Canturrea las primeras
estrofas de la canción de Whitesnake, se va encontrando más cómodo
y alza el tono de su voz, desafina, pero que más da, nadie le
escucha, está solo... ¿o no?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Otra vez el olor a humo
se intensifica, otra vez la preocupación acude a su cerebro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- No es posible, esto ya
es demasiado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=LxDqj8lclWA">http://www.youtube.com/watch?v=LxDqj8lclWA</a>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Los últimos acordes de
la guitarra se confunden con el sonido de una sirena lejana que
perezosa se acerca y propaga la alarma a su paso.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Mueve las cámaras
exteriores buscando el principio de la calle, buscando la procedencia
de la sirena. Atisba al fondo unas luces, son los bomberos, se
acercan a la puerta del edificio.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
-¡No es posible! Me
estoy quemando y no me he enterado, no es posible; han debido ser...
ellos...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Los bomberos se detienen
justo en la puerta, al lado de la reja de entrada al convento, es en
ese instante cuando el resplandor de unas grandes llamaradas iluminan
la pantalla del viejo monitor, las imágenes son en blanco y negro y
dañan sus retinas, su indignación rojo carmesí incendia sus
carrillos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
To be continued... es
decir, continuará.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-63021255009858149732014-01-22T07:07:00.000-08:002014-01-22T15:02:38.894-08:00Segunda parte de una historia. 14 de noviembre de 1995. Me huele a chamusquina<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-_W-7uKIwj4c/Ut_aq4QKGjI/AAAAAAAABDM/TrUc6-LcRV4/s1600/Black_Sabbath-Paranoid-Frontal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-_W-7uKIwj4c/Ut_aq4QKGjI/AAAAAAAABDM/TrUc6-LcRV4/s1600/Black_Sabbath-Paranoid-Frontal.jpg" height="320" width="320" /></a></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
SEGUNDA PARTE</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Me huele a chamusquina</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Y hablando de sonidos de
ultratumba, suenan en la radio los acordes de Paranoid, de Black
Sabbath,</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Parece que la música
ha amansado a las fieras- dice cuando se percata de que no se percibe
ningún ruido fuera de lo normal dentro de un edificio vacío.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Transcurren un par de
horas en completa calma, llega el momento de hacer otra ronda. Se
levanta, recoge todo el material necesario, llaves, linterna... y
sale de la garita para adentrase en la oscuridad de los fríos y
siniestros pasillos. Apenas da dos pasos cuando a su espalda, una
puerta se cierra de improviso, violentamente, con un gran estruendo.
Ya no se sobresalta con esas pequeñeces, hace años un escalofrío
habría recorrido su espalda, hoy, 14 de noviembre de 1995, ya ni se
inmuta.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Habrá sido una
corriente de aire inoportuna- se dice a sí mismo sin volver la vista
atrás.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Sube por la escalera
lateral hasta la última planta, recorre una por una todas las
estancias, el eco amenazador y perverso le devuelve el sonido de sus
propias huellas. Llega al final, ahora debe regresar por donde ha
venido y volver a bajar por la escalera, esta planta es la única que
no tiene salida, solo hay un posible recorrido, el camino del
destino. </div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se gira bruscamente como
si quisiera sorprender a alguien que no debería estar allí, a veces
lo logra, los sorprende y los ve, otras no, en otras ocasiones son
más rápidos y se ocultan o simplemente no están. Hoy parece que no
están.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- Pero será mejor no
cantar victoria todavía- murmura entre dientes.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Regresa a la escalera y
comienza a descender, al mismo tiempo que él baja un ligero olor a
quemado sube. Se encienden sus alarmas, abre los ojos al máximo y
trata de detectar por dónde viene ese preocupante aroma. No lo
consigue, continua bajando y llega a la segunda planta, el olor a
quemado se incrementa, no demasiado, solo un poco más; no hay humo;
la alarma de incendios no se ha activado... ¿serán imaginaciones
suyas? El olfato nunca fue su sentido más desarrollado, ya se lo
decía su abuela: “Hijo mío tú eres igual que yo, tienes mucha
nariz pero poco olfato”.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Termina la vuelta
completa a la segunda planta y continua el suave olor a quemado, por
ello decide repetir la ronda en esa zona, la hace de nuevo con
idéntico resultado.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Nada, qué raro, no hay
fuego, no hay nada encendido, ¿por qué huele así?- pregunta en voz
baja pero no se formula la pregunta a sí mismo sino a ellos-, ¿sois
vosotros... estáis quemando algo... es el fuego del infierno en el
cual habitáis lo que se percibe esta noche?</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Evidentemente no obtiene
respuesta, solo silencio, eterno y sepulcral silencio.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Continua descendiendo
por la escalera y accede a la primera planta, la más importante, la
zona donde se ubican los despachos de los directivos. Se incrementa
el olor a humo, sobre todo por el ala norte, la ubicada encima de la
antigua capilla, la situada sobre las antiguas celdas de castigo. El
edificio en su momento fue un convento y aún conserva detalles,
sobre todo en el exterior, en 1623 era el convento de las
Arrecogidas.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Por qué huele a
humo si no se quema nada?- se pregunta a sí mismo para
posteriormente dirigirse a... ellos-, os prohíbo que juguéis con
fuego, ¿me oís?; os prohíbo quemar el edificio, no por que tema
por mi integridad física sino porque peligraría mi puesto de
trabajo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
De repente se oye
música, está justo encima de su garita, es la radio, es de nuevo
Paranoid, de Black Sabbath.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=1jdAwXV7eVM">http://www.youtube.com/watch?v=1jdAwXV7eVM</a></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
- ¿Por qué repiten
esta canción?- pregunta al vacío, aunque por el momento le preocupa
más el olor a... chamusquina.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
To be continued... es
decir, continuará.</div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-32957524316284651422014-01-17T14:37:00.004-08:002014-01-17T14:37:57.674-08:00Primera parte de una historia. 14 NOVIEMBRE 1995. Como casi siempre<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-F67i6VQ32_g/UtmvTw0dzWI/AAAAAAAABCs/6LkY03viKR0/s1600/thinlizzy.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-F67i6VQ32_g/UtmvTw0dzWI/AAAAAAAABCs/6LkY03viKR0/s1600/thinlizzy.jpg" height="149" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Hoy día 17 de enero San
Antón, siento la necesidad de continuar siendo contador de historias
y empiezo a recordar una que sucedió hace mucho tiempo pero que
terminó hace muy poco.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Supongamos que hoy es...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
14 de noviembre de
1995...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: medium;"><b>Como casi
siempre</b></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Sale de casa. Instala un
beso en la frente de su hijo que todavía dormita la siesta y otro en
los labios de su esposa que todavía no se ha podido sentar después
de su amplia jornada laboral.</div>
<br />
- Hoy casi no nos
hemos visto, como casi siempre- dice ella como casi siempre.<br />
<br />
- Qué más da, si ya
me tienes muy visto- responde él guiñando un ojo.<br />
<br />
- No me gusta dormir
sola, no me gusta que trabajes de noche.<br />
<br />
- Ni a mí, no te
preocupes, mañana acierto una primitiva y ya no trabajo más, ni de
día ni de noche- Sonrie desganada y le responde:<br />
<br />
-Anda tonto, vete ya
que vas a llegar tarde.<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Se va, aunque le
gustaría quedarse, claro.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
No llega tarde, llega a
la misma hora de siempre, empieza su jornada como siempre y se lo
toma con calma, tiene doce horas de trabajo por delante y la noche es
muy larga, esta incluso puede ser demasiado larga.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
El edificio de oficinas
poco a poco se va despoblando de empleados, apenas quedan dos, tal
vez tres personas; los rezagados de siempre, pero en un par de horas
estará solo, solo con su soledad, solo con sus fantasmas.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Cuando se marcha el
último morador del edificio hace su primera ronda. La primera es la
más importante, debe comprobar que no queda nadie, que todas las
ventanas están cerradas; apagará las luces, los ordenadores que
dejaron encendidos los despistados y cerrará la puerta de todos los
despachos.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
En una hora ha
terminado, hasta dentro de dos horas no tendrá que hacer otra ronda,
ahora es tiempo de cenar.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Percibe un par de
ruidos, nada preocupante todavía, un par de crujidos de madera
vieja, un susurro de alguna corriente de viento impertinente, un eco
lejano, intermitente, persistente, inexistente...</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
No hace caso de esas
nimiedades, ya no, sabe que son ellos, saben que no se irán sin
haberse divertido un poco a su costa, sabe que el miedo ya no es
insoportable.</div>
<br />
- Malditos fantasmas,
ni cenar tranquilo me dejáis. No pienso escuchar vuestros ruidos.<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Pone la radio para no
oir, para no sentir... como su compañero Mariano que silbaba en la
oscuridad para no percibir los sonidos que el edificio vacío
producía.</div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
Tiene suerte, en las
ondas se empiezn a oir los acordes de Whiskey in the jar, de Thin
Lizzy,
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=_j4OC7-g_84">http://www.youtube.com/watch?v=_j4OC7-g_84</a>
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
sube a tope el volumen y
Phil Lynott eclipsa cualquier sonido de ultratumba.</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
To be continued... es
decir, continuará.</div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-10845178827105415672014-01-10T07:30:00.000-08:002014-01-10T07:30:13.930-08:00Una lápida sin nombre.<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-RLVyf6ON2_w/UtARsNm6dxI/AAAAAAAABCY/6vTicvMO5AE/s1600/Fleet.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-RLVyf6ON2_w/UtARsNm6dxI/AAAAAAAABCY/6vTicvMO5AE/s1600/Fleet.jpg" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;"> </span></span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: large;">Hoy se cumplen 49 años de la muerte de Frederick Fleet.</span></span><br />
<br />
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Como es uno de los
personajes que más me impactaron, le dediqué un capítulo en mi libro El
último secreto del Titanic. Copio y pego aquí el capítulo 26.</span></span><br />
<br />
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: large;">10
de enero de 1965</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: large;">XXVI</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: large;">UNA
LÁPIDA SIN NOMBRE</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br />
<br />
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Testificó
en el juicio, no podía ser de otro modo y, la frase más</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">repetida
pos sus labios fue: «Si hubiera tenido prismáticos habría</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">detectado
el iceberg mucho antes y lo hubiéramos esquivado. Murdoch</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">dio
las órdenes correctas, le faltó tiempo, apenas unos segundos</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">más
y lo hubiera logrado, durante toda la noche William se</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">comportó
como un héroe».</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Aunque
consiguió sobrevivir al naufragio, en realidad fue</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">una
víctima más, aquella noche no la olvidaría jamás. Una larga</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">noche
para atormentar su recuerdo y llenar de fantasmas su</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">alma.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">El
vigía del Titanic Frederick Fleet, bajó del nido del cuervo poco</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">después
del impacto y trató de ayudar al resto de la tripulación a</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">preparar
los botes salvavidas y organizar el rescate de los pasajeros.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Muy
pronto Murdoch se fue quedando sin tripulantes y le ordenó</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">a
Fleet subir a uno de los salvavidas, tripularlo y dirigirlo a una</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">zona
donde se hallara a salvo de la succión hasta que llegaran otros</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">buques
al rescate. Frederick obedeció y puso la barca de la cual era</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">responsable
lejos de la zona de peligro hasta que al amanecer fueron</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">recogidos
por el Carpathia.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">El
vigía afirmó durante el juicio, y lo repitió a todo aquel que le</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">quiso
escuchar y pidió su opinión, que el oficial de guardia William</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Murdoch
actuó correctamente en todo momento, añadió que sus</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">órdenes
fueron las adecuadas y a punto estuvo de lograr eludir el</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">témpano
con ellas, solo le faltó un poco de suerte, le faltaron apenas</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">unos
segundos más.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Unos
segundos más, si hubiera visto el iceberg apenas diez segundos</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">antes,
si hubieran contestado a su llamada unos segundos</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">antes...</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Fleet
pasó una mala época, los años siguientes al hundimiento</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">fueron
muy duros. Siempre se consideró culpable del accidente del</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Titanic
por no haber descubierto el obstáculo a tiempo de sortearlo.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Junto
a sus remordimientos, prestó servicio después en la armada</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">de
su país y participó en la primera guerra mundial y también en la</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">segunda
gran confrontación. No puede decirse que su vida fuera una</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">balsa
de aceite, más bien todo lo contrario, un mar de sobresaltos.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">El
carácter alegre y desenfadado que poseía en el instante de embarcar</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">en
el buque de los sueños se había agriado hasta tornarse</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">oscuro
y depresivo.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">En
diciembre de 1964 sufrió un nuevo revés, su esposa falleció.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Una
nueva depresión sobrevolaba amenazando su vida hasta que</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">pocos
días después, apenas dos semanas más tarde, el diez de enero</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">de
1965, reunió el valor suficiente o perdió el valor que le quedaba</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">para
afrontar una vida vacía y decidió ahorcarse. El informe de la</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">policía
fue tajante, aseguraba que se trató de un claro suicido inducido</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">por
la depresión.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Murió
en Southampton, en el lugar donde todo empezó. Fue enterrado</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">en
el cementerio de Hollybrook, en una tumba de beneficencia</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">abandonada
en el silencio y presidida por una lápida sin nombre.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Treinta
años después de su muerte, la Sociedad Histórica del Titanic</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">donó
fondos y pusieron en su lápida anónima una placa con su nombre.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Apenas
cinco palabras para recordarlo.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="font-size: small;">Frederick
Fleet, vigía del Titanic.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-82973992008605310112014-01-07T12:26:00.000-08:002014-01-07T12:27:16.935-08:00El cuerpo 227<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-g0OUkZM76T0/Usxgj_IKfTI/AAAAAAAABB8/_SSI64w3Bpw/s1600/227+b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-g0OUkZM76T0/Usxgj_IKfTI/AAAAAAAABB8/_SSI64w3Bpw/s320/227+b.jpg" /></a></div>
<br />
Uno de los proyectos del nuevo año será este "Cuerpo 227"<br />
<br />
y empezará así:<br />
<br />
<br />
Capítulo I: Viaje hacia lo desconocido<br />
<br />
1<br />
Todos tenemos, al menos, un fantasma en el recóndito armario de la desmemoria, lo ocultamos en el más profundo, oscuro y silencioso de sus rincones tratando de olvidarlo. Los sucesos más terribles de nuestra existencia, duelen más al revivirlos que cuando acontecen, por ese motivo tratamos de desterrar a nuestros espectros aun sabiendo que es inútil, cuando menos lo esperas un gesto los invoca, una imagen los aclama, un sonido inocuo, el de la lluvia tras los cristales sin ir más lejos, los aviva y, se convierten en protagonistas de nuestras pesadillas y de nuestros más angustiosos recuerdos.<br />
<br />
Está anocheciendo, no ha cesado la tormenta pero sí los rayos y truenos, el viaje está resultando horrible, eterno, fatigoso. La carretera es peligrosa, las curvas cerradas al igual que la noche y el peligro, por causa de las inclemencias meteorológicas, es evidente. Mis ojos fatigados de tanta vigilancia y alerta innecesaria se ven asaltados por el sueño y cuando la virtud del descanso se materializa y saboreo un dulce sopor, también toma consistencia la pesadilla. <br />
<br />
Despierto sobresaltada, el autocar va cubriendo cansino la distancia húmeda que serpentea hacia mi destino. Me arrepiento de haber emprendido el viaje, en esta ocasión debí decir a mi editor que no, él siempre dispuesto a estimular las ventas a costa de cualquier esfuerzo ajeno. “Te he conseguido una conferencia en un pueblo del Maestrazgo, están muy interesados en tu último libro”, me dijo, “te pagamos el viaje en autobús y dos noches de hotel”, añadió. Y yo acepté como una tonta. El viaje en autobús está resultando farragoso y con ración doble; de Madrid a Teruel para empezar, de primer plato y de Teruel a Cantavieja para terminar, si conseguimos terminar, de segundo, siete horas de carretera y otras dos adicionales, de postre, de paciente espera en la estación de autobuses entre uno y otro itinerario. <br />
<br />
La población de destino, Cantavieja, la guinda del pastel, un pueblo de 750 habitantes en el Maestrazgo turolense que he visitado de forma virtual y por lo que he averiguado es precioso y resulta perfecto para unas vacaciones, pero nada halagüeño para conferencias ni para venta de libros.<br />
<br />
Ya de nada sirve lamentarse, la situación es irreversible, estoy aquí, falta menos de media hora para llegar, trataré de dormir a ver si mis fantasmas me respetan en este trance y me permiten conciliar un sueño reparador.<br />
<br />
- Señorita, parece usted muy nerviosa,- lo que me faltaba, mi compañero de viaje quiere entablar conversación-, no se preocupe de nada, el conductor es un experto, hace esta línea todos los días, llegaremos sanos y salvos y a la hora prevista.<br />
<br />
- Gracias, pero se equivoca, no estoy inquieta- respondo sin saber la razón de tanta explicación a un desconocido y volviendo la mirada hacia la ventanilla añado-, es solo cansancio, llevo todo el día viajando.<br />
<br />
- Llegaremos pronto y podrá descansar, ¿va a Cantavieja a visitar a algún familiar o está de vacaciones?- insiste mientras veo sus rasgos reflejados en el cristal.<br />
<br />
- Ninguna de las dos cosas, se trata de un viaje de trabajo, soy escritora voy a dar una conferencia mañana por la tarde.<br />
<br />
- ¿Una conferencia en el pueblo? No sabía nada y ¿sobre qué va a versar?<br />
<br />
- Sobre el naufragio del Titanic, es el argumento de mi último libro.<br />
<br />
- ¿No me diga? ¡Pero eso es perfecto! Yo soy un apasionado del Titanic, asistiré entusiasmado a la conferencia y compraré su libro, por supuesto, además me gustaría intercambiar ideas y conocimientos con una experta como usted.<br />
<br />
¡Vaya!, esto sí que es ganar el partido sin bajarse del autobús, ya tengo un oyente y un comprador para mañana, me alegro, me alivia un poco el desaliento pero no por eso me estimula las ganas de hablar, ahora no. Me vuelvo hacia él y le digo:<br />
- Me alegrará verle en la charla, compartiremos allí cuantos asuntos desee sobre el trasatlántico.<br />
<br />
- Entiendo, disculpe, no seré pesado, le dejo descansar, hablaremos mañana.<br />
<br />
¡Dios mío!, ahora me siento mal, quizá he sido brusca, distante y antipática, quizá con mi mal talante acabe de espantar al único oyente de mi conferencia.<br />
<br />
- Y usted ¿por qué va a Cantavieja?- pregunto tratando de arreglar mi mala disposición inicial-, ¿vive allí, visita a un familiar, viaje de placer o de trabajo?<br />
<br />
- Desde que la he conocido a usted se ha convertido en viaje de placer, señorita- dice con enorme amabilidad y una buena dosis de capacidad seductora-, hasta el momento era… una visita médica la podíamos denominar… pero ya se lo contaré mañana, no quiero importunarla durante el viaje.<br />
<br />
Lo tengo merecido, me devuelve la grosería aunque muy atenuada, envuelta en el papel regalo de la elegancia y la discreción. La acepto, he perdido por puntos el primer asalto. <br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-isuAQ1ek4bk/Usxgmne1X2I/AAAAAAAABCE/wS8GYd5nVbo/s1600/227.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-isuAQ1ek4bk/Usxgmne1X2I/AAAAAAAABCE/wS8GYd5nVbo/s320/227.jpg" /></a></div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-87891907309268134092013-12-31T16:09:00.000-08:002013-12-31T16:09:11.168-08:00Dos vidasEn la nochevieja del año 1999, durante mi jornada laboral, escribí este relato que forma parte de mi libro Recuerdos de lluvia y Cierzo.
Para todos los que han trabajado esta noche mágica.
En el relato hay menos ficción de lo que parece a simple vista.
Se titula...
DOS VIDAS
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-HAt00WNb0-E/UsNcb9QEKuI/AAAAAAAABBQ/GonNR0KT7KA/s1600/P1010050.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-HAt00WNb0-E/UsNcb9QEKuI/AAAAAAAABBQ/GonNR0KT7KA/s320/P1010050.JPG" /></a></div>
LLueve. Es el último día del año, Nochevieja, y llueve.
Esta circunstancia meteorológica es debida sin lugar a dudas
a un error de la naturaleza. ¡Craso error!, lo tradicionalmente
correcto, lo románticamente perfecto, lo típicamente navideño
es la nieve y no la lluvia.
En fecha tan señalada he estudiado mientras mi familia
descansaba, ahora, recogidos los libros, estoy disponiendo lo
necesario para iniciar mi jornada laboral. Sí, han leído bien,
preparándome para mi jornada laboral, en vez de elaborando
aperitivos, cocinando un guiso exquisito con la receta secreta
de la abuela, o contando las uvas como sería lo tradicionalmente
perfecto, románticamente correcto y apropiadamente
navideño.
Compruebo por enésima vez si llevo en mi mochila la
cena, agrego al equipaje los apuntes, por si tengo ganas de
repasar lo estudiado esta tarde, y con hastío, me cercioro del
perfecto estado del uniforme. Soy vigilante de seguridad,
¡maldita profesión! Obliga a muchos trabajadores a abandonar
a sus seres queridos en fechas tan entrañables.
Estos días recuerdo mi ingreso en el sector, algo temporal,
mientras aprobaba las oposiciones, un año, dos a lo
sumo, tres como colmo de mala suerte. Pero el campo dejó
de ser orégano y fue tornándose légamo, arenas movedizas
succionándome contumaces, cuanto más me esforzaba en escapar
de la absorción, más me arrastraban y me hundían.
Me decidí por esta profesión por perentoria necesidad económica
y porque me permitía estudiar. Opositaba a los cuerpos
y fuerzas de seguridad del Estado. Trabajaba de noche,
iba a clase por la tarde y dormía por la mañana. Los días libres
entrenaba para las pruebas físicas. Era una vida dura,
pero la sobrellevábamos, éramos jóvenes.
Hablo en plural y no es por error, sino por Raquel, mi
mujer, que también opositaba y sufría además las consecuencias
de mis extraños horarios. La situación se tornó más complicada
aún cuando nació el niño. El tiempo que el recién
nacido demandaba, lo restábamos al descanso y a los estudios.
Afortunadamente el bebé vino con un pan debajo del
brazo, y Raquel aprobó las oposiciones de Magisterio.
La situación no era igual de propicia para mí, si no suspendía
el examen teórico, era el físico, y si no, la entrevista o
el reconocimiento médico. El punto culminante de mi eterna
mala suerte llegó en una de las convocatorias de acceso a la
Guardia Civil.
¡Aprobé! El día de ingreso en la academia me notificaron
que tenía antecedentes penales, derivados de mi profesión,
no me crean un delincuente peligroso o un proscrito de la justicia.
Quedaba excluido de las pruebas, aquella situación me
impedía el acceso al cuerpo hasta que no prescribieran los antecedentes
penales, y por aquel entonces yo ya habría cumplido
los treinta y un años, edad máxima para acceder a la
Institución.
Así comenzó un largo navegar a la deriva por diferentes
oposiciones con adversos resultados: Agentes judiciales, celadores,
auxiliar de correos... Hoy me dedico principal y casi exclusivamente
a las de justicia, han pasado doce años opositando
y diez trabajando en la seguridad privada, sector al cual solo
quería dedicar dos o tres años de mi vida. En varios de los años
transcurridos he tenido servicio las noches de Nochebuena,
Nochevieja, Año Nuevo, Reyes. Hoy, por cuarta vez en mi
vida, despediré el año trabajando, de nuevo tendré la mala
suerte de tomar las uvas de la suerte en mi trabajo, y serias
dudas me asaltan sobre si es mala o buena mi suerte, pues ocasiones
hubo en las cuales escuché las doce campanadas bajo la
triste sombra del desempleo y fue peor experiencia.
Me asomo a la ventana, lluvia persistente al otro lado del
cristal produciendo barro en las calles y el lodo de la depresión
en mi corazón. Si por lo menos nevara, la nieve con su
manto blanco inmaculado daría un tinte mágico, luminoso,
un ápice de esperanza.
Ha llegado la hora, me despido, compungido pero disimulando
mis sentimientos, de mi mujer y mi hijo.
—Hasta el año que viene —digo esbozando una sonrisa
forzada.
Ya en la calle vuelvo inexorablemente la vista atrás, dos
rostros sonríen en la ventana, el niño aplasta su naricita contra
el húmedo cristal, agitan ambos sus manos como despedida,
yo también levanto la mano y murmuro un adiós
ahogado por la lluvia, perdido en el viento. El tráfico es
denso, pesado, hay muchos vehículos en la carretera y el temporal
dificulta la conducción. Se percibe euforia y prisa en el
ambiente, algunos conductores han bebido ya demasiado. El
trayecto es un riesgo inherente al trabajo esta noche, un riesgo
no retribuido con plus de peligrosidad. Cruzo los semáforos
con precaución superlativa aunque estén en verde, cerciorándome
de que es respetado el color encarnado por quienes circulan
en otras direcciones. Esta vez, sin que sirva de precedente,
me siento aliviado de llegar al trabajo. También por una vez
y ¡ojala sirva de precedente!, encuentro aparcamiento cerca,
detrás del edificio donde hoy me toca turno, apenas deberé
caminar unos metros bajo la pertinaz lluvia acompañada
ahora de un frío viento del norte que traspasa hasta los tuétanos.
El compañero a quien debo relevar me espera como al
santo advenimiento, es lógico, está deseando marcharse para
cenar con su familia y ya considera suficiente mala fortuna
venir mañana, día de Año Nuevo, a las siete de la mañana.
Tras un breve saludo me comunica las novedades y se cambia
de ropa con inusitada rapidez.
—Compañero, feliz salida y entrada, pasa la noche lo
mejor posible, es una orden.
—Gracias —contesto escuetamente intentando en vano
bosquejar una sonrisa.
—No pareces muy animado, ¿te ocurre algo?
—No, nada grave, estoy un poco alicaído; hasta hoy nunca
me había afectado tanto trabajar en Navidad, Nochebuena o
Nochevieja, pero este año, la verdad, me ha deprimido, será
la edad que no perdona, o la mala racha que atravieso y no
termina de terminar, no sé, quizá sea la maldita lluvia que
me vuelve loco, pero no temas, se me pasará enseguida.
—Ya sabes, es cuestión de mentalizarse, piensa en esta
noche como una más, una noche como tantas otras noches de
servicio.
—Sí lo sé, venga márchate, no pierdas más tiempo, y sobre
todo no hagas esperar a tu familia, a buen seguro están ya
reunidos alrededor de la mesa.
Me quedo solo, las primeras horas transcurren rápidas, hay
trabajo pendiente y no existe tiempo para pensar. Es a la hora
de la cena, conforme se aproxima el mágico momento de la
medianoche, cuando la nostalgia me invade. Falta media hora
para la llegada del nuevo año, maldigo, con un vocabulario
soez que ignoraba conocer, a la gente que transita por la calle
en lugar de permanecer en casa en agradable y familiar velada.
Intento distraerme. Comienzo a dibujar dígitos, calculo el
salario correspondiente al servicio de esta noche especial. El
resultado es patético, me deprimo más todavía, ¿esto a cambio
de doce horas de trabajo nocturno en Fin de Año? Vienen
a mi memoria las palabras de un compañero, en una ocasión
me dijo: «En estas fechas solo trabajan los vigilantes y las
prostitutas, somos los trabajadores más desgraciados y peor
remunerados». Intento de nuevo distraerme, ahora trato de
animarme recordando profesionales obligados a prestar servicio
en esta notable fecha: médicos, bomberos, policías, militares,
camareros... la lista es larga, ya se sabe, mal de muchos
consuelo de tontos. Mas yo no hallo consuelo, para mí, mal
de muchos es una epidemia, no un alivio. Estos otros trabajadores
tienen, aparte de un mejor consuelo económico, la
presencia de otros compañeros, lo cual hace más llevadero y
ameno su servicio, en cambio un vigilante está solo, solo con
su neurastenia, a solas con la lluvia y su inherente bahorrina.
Ya suenan los cuatro cuartos, a continuación, lacónicas,
doce campanadas, y, ya llegó, ¡feliz año nuevo! Alzo mi vaso
de plástico y brindo en soledad deseando felicidad y próspero
año a las paredes grises deficientemente iluminadas por
una vetusta bombilla.
Llueve en mi corazón. Y suena el teléfono. Familiares,
amigos y compañeros derraman una lluvia de felicitaciones
deseándome que lo pase lo mejor posible: «Feliz año, chaval,
mentalízate, se trata de una noche más, un servicio como
otro cualquiera».
Eso dicen todos, como si fuera sencillo convencerte de la
normalidad de una noche en la cual todo el mundo te llama
y te recuerda el carácter especial de aquella. Aún así agradezco
de corazón las llamadas, añoro otras que no se produjeron,
mis jefes, pobres homúnculos ahítos de inepcia,
demasiado encumbrados en su pedestal, no se acordaron del
intonso peón de brega. Gracias a cuantos de mí se acordaron,
pero por favor ¡BASTA YA! Dejo el teléfono descolgado, no
quiero hablar con nadie más. ¡BASTA YA!
De repente, sin pensarlo, en un acto reflejo y no exento de
ira, desenfundo el revolver del 38 especial de 4 pulgadas
marca Llama, apoyo el frío metal sobre mi frente con un par...
de corazones, y la sangre golpeándome con furia las sienes.
DECEPCIÓN.
Esperaba un sentimiento de excitación, o de poder, o un
sudor gélido recorriendo mi espalda y estremeciendo mi
cuerpo, o un lacerante pánico obligándome a tirar el arma,
temblando, rompiendo a llorar amargamente desconsolado,
abatido... Nada de eso ha sucedido, ni siquiera tengo miedo,
solo me siento ridículo, y no sé si es por el sentimiento que
no se ha producido o decepcionado de mí mismo. Mi dedo
índice comienza a presionar el disparador, muy despacito,
gustándose, recreándome en la suerte. Ya estoy viendo los titulares
de todos los periódicos, ya puedo leer sus frases sensacionalistas:
«Vigilante de seguridad se suicida durante la
prestación de su servicio en la noche de Fin de Año, se pega
un tiro con su revolver reglamentario y se salta la tapa de los
sesos...». Estas y otras palabras del mismo estilo aumentarán
la mala prensa que ya tenemos en nuestra profesión. Ya
puedo percibir los ecos de las protestas de nuestros detractores:
«¡Retirada de armas, no son profesionales!», eso dirán,
¡cuán fácil es hacer leña del árbol caído!
Más allá están los otros, también puedo verlos, los hipócritas.
Veo a mi jefe entre ellos, ese que no se acordó de felicitarme
en esta noche entrañable ni de darme su apoyo,
ahí está, en lugar prominente, recordando a todos lo buen
muchacho que yo era. Él, incapaz de soportarme en vida,
me adula ahora sin remilgos y con voz quebrada. Siento
náuseas.
Pulso con firmeza el disparador hasta el final, el martillo
retrocede, el tambor gira, se aproxima la detonación, el martillo
golpea el percutor y... ¡CLIK! Algo ha fallado. ¿Qué ha
fallado? Un tímido ¡clik!, en lugar de un estruendoso ¡BANG!,
¿por qué?
Abro el cilindro, reviso el revolver con urgencia febril y
descubro el error. Sonrío. No recordaba mi vieja costumbre,
al entrar de servicio quito el primer cartucho de la munición
del cilindro, dejando vacío el primer espacio del cargador, por
eso no salió el disparo. Adquirí la costumbre el primer día de
trabajo, cuando vi efectuar la operación al jefe de equipo del
peligroso y conflictivo centro donde me destinaron de novato.
La empresa se regía por el lema: los novatos, al sitio más
arriesgado, aprenderán de golpe y a golpes. Aquel jefe de
equipo de antaño, ahora amigo inseparable, me explicó:
—Yo siempre quito la primera bala, así en caso de que te
quitara el arma algún delincuente, sabes que el primer disparo
no va a salir, eso te proporciona unos segundos para reaccionar
y sorprender al agresor abalanzándote sobre él.
Hoy, aquella ancestral costumbre, me ha dado una segunda
oportunidad, estoy vivo aún, si doy marcha atrás aquel
antiguo compañero me habrá salvado la vida. Me juro a mí
mismo que si vivo se lo diré algún día. Me resulta macabro y
divertido a la vez pensar que necesitaré más valor para contar
a mi amigo esta situación que para pegarme un tiro.
La yema de mi dedo índice vuelve a resbalar por el disparador,
mi cerebro le ha ordenado máxima lentitud, saborear
cada milésima de segundo, permitiendo a mi mente vagar
libre por sus últimos designios, sabiendo que en esta ocasión
hay seis cartuchos en el revolver, ya no habrá más fallos, en
esta ocasión se producirá la detonación.
Siempre me pregunté a quién se dedica el postrero pensamiento
cuando sabes que se trata del último, ¿quién viene a
tu memoria en ese instante intermedio entre la vida y la
muerte? Hace un momento he obtenido la respuesta, mi respuesta.
Cuando el martillo golpeaba el percutor sin remisión,
el recuerdo de mi padre apareció en mi subconsciente.
Mi padre murió hace siete años, y lo hizo sin que yo le
dijera cuanto lo quería. Él lo sabía, seguro, pero yo no se lo dije.
Pulso el cañón más fuerte, con rabia, apretándolo contra
mi piel y causándome dolor, pronto me reuniré con él y subsanaré
el error, pronto te lo diré papá. Yo fui quien te dijo que
te habían operado de un tumor en el esófago y no de una hernia,
como te dijeron al entrar en el quirófano. Yo te comuniqué
el fallecimiento, durante tu larga convalecencia, de aquel
amigo a quien tú tanto apreciabas, yo, que tantas cosas difíciles
de decir fui capaz de decirte, no me acordé, o no supe, o
no me atreví, o no consideré necesario pronunciar lo más importante,
que te quería, que aún te quiero aunque no estés.
Pronto te lo diré.
Es curioso, la cantidad de imágenes y pensamientos capaces
de surcar la mente en tan poco tiempo. Ahora estoy presenciando
mi entierro, ¡cuánta gente!, demasiada gente, me
pregunto, ¿cuántos de ellos sienten sinceramente mi muerte?,
¿cuántos lo sienten por mí y no por ellos?, ¿cuántos amigos
de verdad tengo que me quieran? Voy pasando revista a los
asistentes y me respondo a la pregunta.
Algunos de mis compañeros de trabajo sí lo sienten de
veras, algunos, no todos; aquella chica de aquel servicio
donde tantas y tantas horas pasábamos juntos que acabó
siendo de la familia; aquella secretaria que me dedicó su
sonrisa un día; esa otra a quien sonreí yo; ese señor que
todas las mañanas al fichar, me contaba un chiste malo y yo
reía por obligación, por educación, por respeto a las canas;
aquel otro a quien llegó la jubilación antes que los catorce
en la quiniela y siempre me preguntaba por mi lotería primitiva;
la preciosa camarera que me sirve el café como a mí
me gusta; ese camarero con quien tantas veces acabé cerrando
el bar con exceso de copas gratuitas en nuestros hígados;
el chaval de mantenimiento que me arregló el coche
aliviando mi penuria económica; el paisano portador de recuerdos
y nostalgias del pueblo; esa chica cuyo nombre ignoro,
pero sigo involuntariamente con la mirada cada vez
que la veo pasar junto a mi garita... ¡demasiados amigos!,
tengo más amigos de lo que pensaba. Si decido finalmente
enfundar el revolver, prometo llamarles a todos e invitarles
a una copa por asistir a mi sepelio de corazón... solo si decido
enfundar de nuevo el revolver...
Hoy, por tercera vez en toda mi profesión, tengo el arma
en la mano. La primera vez tuve miedo, pánico a verme obligado
a disparar sobre alguien. Perseguíamos a dos atracadores,
secuestraron un taxi en el cual se daban a la fuga tras un
robo. Los detuvimos tras forzarles, a punta de pistola, a abandonar
el vehículo.
La segunda vez tuve más miedo aún, interceptando una
furgoneta llena de materiales robados, ocupada por cuatro
delincuentes dispuestos a todo, y en todo incluyo dispuestos
a atropellarme. Mis manos temblaban aferradas a la empuñadura
del revolver mientras veía en sus miradas la
sombra de la duda. Tenían dos opciones, acelerar para arrollarme,
arriesgándose a recibir el impacto de mis hipotéticos
disparos, o salir manos en alto, como yo ordenaba reiteradamente
de la forma más enérgica y contundente que mi
voz era capaz de modular. Debieron verme muy seguro o
muy nervioso, pues optaron por salir brazos en alto, uno de
ellos, sabiendo que poco tiempo pasaría encerrado, masculló
ya esposado cuando la policía se lo llevaba: «Ya te pillaré
en otro sitio y te rajaré».
Hoy, ahora, es la tercera vez, y no tengo miedo. De sentirme
ridículo he pasado a sentirme solo extraño, y sigue lloviendo
en este insufrible Madrid.
Llueve.
No tengo miedo a morir, pero creo que debo vivir, tengo
demasiadas cuentas pendientes y estoy obligado a saldarlas,
tengo demasiados amigos a quienes no puedo defraudar,
tengo una familia estupenda por la cual merece la pena seguir
luchando en este valle de lágrimas. ¿Qué harían sin mí?
Pienso en mi hijo y decido vivir.
Una vez, en tiempo pretérito y remoto, la espada dijo al
caballero: «No me saques sin razón, ni me guardes sin
honor». Yo, esta noche, Nochevieja de lluvia, viento, frío y
depresión, tengo la impresión de haber desenfundado sin
razón y enfundado sin honor pero con valor, con el valor necesario
para afrontar la vida, sus problemas y alegrías.
Esperaré pacientemente a las siete de la mañana, la hora de
mi relevo. Repasaré las diligencias para distraerme y tal vez
haga unos tests psicotécnicos. Empezaré a ilusionarme con la
pronta visita de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente,
esa noche la tengo libre y disfrutaré viendo como el niño abre
nervioso y emocionado sus regalos. Aguardaré a que deje de
llover, aguardaré a que las tinieblas se disipen de la ciudad.
Frío. Un escalofrío estremece mi cuerpo. Unos golpes en
la puerta me devuelven súbitamente a la realidad. Flotan, en
mi mente confusa y aturdida, formando parte de una grotesca
danza demoníaca, el procedimiento abreviado, el Tribunal
Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Fiscal
General del Estado y cuantos abogados fiscales forman parte
de la Junta de Fiscales de Sala. Son necesarios algunos segundos
para darme cuenta de que mi relevo ha llegado y aporrea
la puerta con nerviosismo. Abro la puerta, su cara de alarma
se difumina y suspira aliviado.
—¡Qué susto!, ayer te dejé tan deprimido, no abrías la
puerta, temí lo peor.
Mi risa inicial desemboca en una estruendosa carcajada, y
esta contagia a mi compañero, ambos tenemos lágrimas en
los ojos por causa de la risa, nos fundimos en un sincero
abrazo, la primera risa y el primer abrazo del año.
—Feliz año nuevo —nos deseamos de todo corazón, fundidos
en un abrazo—. Y gracias por estar en mi entierro —le
digo cuando se ha ido al vestuario y no puede oírme.
No recuerdo cuándo ha cesado la lluvia, pero afortunadamente
ha cesado. No recuerdo cuándo ha comenzado a dolerme
la cabeza, ¿será por la ingestión de cava en vaso de
plástico o por los psicotécnicos? Tengo ganas de marcharme,
llegar a casa, besar a Raquel y al niño y sumergirme en las cálidas
sábanas, descansar. Comunico las novedades del servicio
a mi compañero y tras un breve diálogo plagado de arquetípicas
frases navideñas y palabras de cortesía, nos despedimos.
El aire gélido de la mañana azota mi rostro, un golpe metálico
a mi espalda indica que la puerta ha sido cerrada. El
frío transmite una placentera sensación de libertad, camino
despacio en dirección a donde tengo estacionado el vehículo,
trato de degustar la calma y permito al relente del amanecer
despertar mis sentidos. Busco en los bolsillos.
—¿Dónde he puesto la maldita llave?, siempre me sucede
lo mismo, ¡ah, por fin!, aquí está, sería gracioso comenzar el
año perdiendo las llaves del coche.
Al doblar la esquina, mis ojos enrojecidos y cansados por la
falta de descanso chocan con un objeto voluminoso, se trata de
una caja de cartón humedecido por el agua de los inevitables
charcos. La cesta se halla pegada a la pared del edificio en la
zona trasera, me asusto, pienso en lo peor, no he observado
nada a través de las cámaras, la caja no estaba ahí ayer, ni en
el transcurso de la noche tampoco. Desconfío, me imagino la
peor circunstancia posible. Me han colocado una bomba en
algún descuido o durante el relevo.
Inspeccionó la caja sin tocarla. La observación no desvela
nada, ninguna información, decido estudiarla mejor y esto
implica mayor riesgo. Introduzco dos dedos bajo los laterales
con extrema precaución, pulso firme y una elevada dosis de
miedo que, ahora sí, flota a mi alrededor. Como he decidido
vivir, ahora sí tengo miedo a morir.
Tenía la esperanza de que no fuera demasiado pesada, entonces
podría tratarse de desperdicios navideños, basura tirada
descuidadamente, mas no es así, tiene un peso considerable y
decido no tocarla más para no correr riesgos innecesarios. Me
dirijo al interior del edificio con rapidez, me abandonan de repente
tanto el sueño como el dolor de cabeza, es curioso como
despeja la percepción del peligro. Comunicaré el hallazgo a mi
compañero y llamaremos a la policía.
Un llanto ahogado interrumpe mi carrera frenándome en
seco, un lamento desesperado sale de la caja, parece el maullido
de un gato o el lastimero aullido de un cachorrillo de
perro. Respiro reconfortado, regreso hacia el cajón dispuesto
a abrirlo, no hay peligro, se trata, a buen seguro, de algún animal
de compañía abandonado por no entrar en los planes vacacionales
del animal de su dueño. Destapo el arcón y
entonces el terror regresa a mi mente, la sorpresa es inmensa.
Un bebé, un niño recién nacido se desgañita a llorar con
sus últimas fuerzas envuelto en una toalla con restos de sangre
y líquido amniótico. Desnudito, como ha llegado al
mundo, lo han abandonado, ¡hijos de...! El cordón umbilical
rodea su trémulo cuerpecito. Azul, amoratado, aterido de
frío, aprieta los párpados arrugando sus estriadas facciones
y cierra las manos agitándolas tímidamente, torpemente,
como intentando golpear a la noche, tundir a la madre que le
ha abandonado a su recién nacida suerte.
—¿Quién puede haberte hecho esto, quién puede ser
capaz de algo así?.
No hay tiempo para preguntas, ahora no, la rapidez de
reacción puede ser, es, definitiva. Cojo al niño en brazos, intento
transmitirle un poco de calor con mi aliento y mi proximidad,
corro atropelladamente hacia el interior del recinto.
Golpeo con violentas patadas la puerta, el compañero abre
aturdido por mi urgencia, probablemente cree que me he
vuelto loco, y en parte es así. La palidez de su semblante anonadado
se agrava al ver un extraño paquete en mis manos y
se transforma en un tono purpúreo al oír el llanto.
—¿Ocurre algo malo?, ¿qué traes ahí?
—Es un bebé abandonado, llama a la policía, rápido, está
helado el pobrecito.
Improviso con dos sillas una parihuela, lo acuesto en ella y
lo acerco al radiador, su lamento es ahora más enérgico, sabe
que le llega ayuda, lo intuye y me reprocha el haber tardado
tanto. La centralita de la policía está colapsada, no en balde es
año nuevo, hay accidentes, intoxicaciones etílicas, agresiones,
incluso un imbécil paseando desnudo por Gran Vía sembrando
el pánico o la risa y cogiendo una pulmonía. Por fin
atienden la llamada, gracias al cielo, comprueban el aviso dos
veces cerciorándose de que no es una broma, y yo me pregunto:
«¿Habrá alguien capaz de jugar con algo así?». Deseo
que la respuesta correcta sea negativa y no haya irresponsables
dedicándose a macabras bromas, pero nunca se sabe en este
mundo de locos que hemos creado, en los tiempos extraños
que vivimos. Dan prioridad a nuestra llamada, el nudista esperará
y continuará exhibiéndose por la ciudad, cuando esté
postrado en cama con una neumonía de caballo, recapacitará.
Una sirena lejana se mezcla con el preocupante llanto de
la criatura al tiempo que va dejando de parecer lejana. Los
agentes quedan tan impresionados como yo.
—A este niño debemos trasladarlo de inmediato al hospital.
Lo cogen desmañadamente con la impericia de los solteros,
me piden, con unos modales que parecen no admitir negativa
que les acompañe. Así lo hago sin vacilaciones,
surcamos la ciudad a vertiginosa velocidad a bordo del coche
patrulla, indiferentes al color de los semáforos, ajenos a todo
excepto a salvar la pequeña vida de un ser diminuto, cuyo
cuerpecito helado y hambriento viaja en los brazos del funcionario
en el asiento de atrás.
La angustia se adivina en nuestros tensos rostros, la ansiedad
se puede palpar, respiración contenida, silencio, tan solo
el llanto desolado del pequeño y el sollozo urgente de la sirena
abriéndonos paso en el amanecer, son audibles. Se adivina
el miedo, miedo a no llegar a tiempo, miedo a un
accidente, no por la posibilidad de sufrir heridas propias, sino
por la imposibilidad de ayudar al bebé.
Fue un breve viaje aunque se me antojó eterno. La entrada
en la zona de urgencias del hospital, espectacular escena de
película americana, el coche patrulla derrapando en el húmedo
asfalto, los frenos desprendiendo humo, las ruedas chirriando
estrepitosamente hasta la total detención del
vehículo. Agradecí abrir la puerta y salir a pesar del olor a
quemado, unos señores vestidos de blanco, que conocían
nuestra llegada, nos esperan y se llevan al niño a la velocidad
del rayo, luego, en la sala de espera de urgencias, el intervalo
eterno y angustioso, la incertidumbre, la impotencia terrible
de no poder ayudar y deber conformarse con no molestar.
Pasan lentos los segundos, los minutos no terminan de transcurrir.
No hay término medio, hasta este momento todo
transcurrió a velocidad de vértigo, ahora con lentitud exasperante,
el tiempo se vuelve viscoso y no corre, resbala
como el lodo. Una vida en juego y tres hombres sentados
de brazos cruzados, rezando, sin poder, sin saber colaborar.
Se abren las puertas, sale el médico, nos abalanzamos sobre
él casi derribándole, como padres novatos e histéricos ávidos
de noticias.
¡Fuera de peligro!, lo ha dicho el doctor, fuera de peligro,
gritos de júbilo de los policías alborozados, los tres nos fundimos
en un espontáneo abrazo, unas lágrimas hacen acto de
presencia, deben de ser mías pues tengo la visión borrosa.
Después de la explosión de alegría, el galeno vuelve a tomar
la palabra.
—Se encuentra bien, ha estado al borde de la congelación y
no ha ingerido alimento desde su nacimiento, ha ingresado en
estado de total inanición. Ha habido que practicarle un lavado
de estómago pues había ingerido líquido amniótico antes del
parto, también hemos aspirado los pulmones y se le ha administrado
una primera toma de alimento, veremos cómo reacciona,
ahora está dormido. En reglas generales se encuentra
bien, pero deberá permanecer un tiempo en observación».
Los agentes de policía se marchan, para ellos continúa el
servicio, quizá su prioridad sea encontrar a los padres del
bebé abandonado o les ordenen detener al nudista de la Gran
Vía, no dicen su destino cuando estrechan mi mano y se despiden.
Solicito al equipo médico la posibilidad de visitar al
pequeño. Acceden. Tras unos trámites formales y burocráticos
cuya finalidad desconozco y cuya utilidad pongo en
duda, consigo verlo.
Está en la incubadora, me deprime un poco verlo a través
de un cristal y rodeado de cables. Duerme, parece tranquilo,
ha recuperado un color rosado más propio de un bebé que el
morado que teñía su piel cuando lo encontré. De improviso
y por un fugaz instante, un breve efluvio ronda mi mente.
La idea de la adopción. Comento la posibilidad utópica al
personal médico, me remiten a un asistente social, quien muy
amable me informa.
Haberle encontrado y salvado la vida no me proporciona
privilegio ni preferencia alguna, ningún derecho sobre el
niño. Acepto de mala gana, para qué nos vamos a engañar,
no comparto, pero acepto. Me pregunto si tendré acaso derecho
de asesinar a los padres irresponsables que lo abandonaron.
No, me dicen que tampoco, entonces incurriría en delito,
¡vaya con la Ley!, siempre protegiendo al delincuente. El
único privilegio que tengo es visitarle cuando quiera sin importar
horario y elegir su nombre si lo deseo.
Me despido del equipo médico, en el registro decido su
nombre, se llamará como mi padre, Mariano. Salgo a la calle,
tímidos rayitos de sol pugnan por imponerse al crudo invierno,
cansancio y alegría me hacen flotar en una atmósfera
irreal, estoy viajando en una nube, veo el mundo a través de
un cristal de múltiples colores preciosos e inauditos.
El frío me transporta a la realidad, me obliga a regresar a
la vida diaria. En primer lugar debo ir a recoger mi coche y
sería conveniente llamar a casa, seguro que Raquel está preocupada
por mi tardanza. También debería dormir un poco,
esta noche tengo servicio otra vez, una vez más. La vida sigue
igual o por lo menos, muy similar a como era antes.
«Un vigilante encuentra a un niño recién nacido abandonado,
al salir de servicio el día de año nuevo y le salva de
morir congelado». Conduciendo camino de casa escucho la
noticia en la radio, buena prensa en esta ocasión, lo siento por
nuestros detractores, esos hubieran preferido el otro desenlace,
el vertido escatológico, el tiro en la sien, en mi sien.
Hay una gran diferencia entre la situación actual y la imaginada
en mi depresión la pasada noche. Una sonrisa se instala
en mis labios, estoy agotado, pero tengo una corazonada,
un buen presentimiento; intuyo la larga duración de la sonrisa
en mi rostro, mi mala racha va a concluir, lo sé, esa es mi
impresión.
Si no hubiese quitado la primera bala del revolver yo estaría
muerto, Mariano seguramente estaría muerto, tirado,
congelado dentro de un féretro de cartón fétido y húmedo.
En cambio los dos seguimos vivos. Tengo la impresión de
haber entrado con buen pie en este nuevo año, tengo la agradable
sensación de vivir y haber iniciado el año salvando dos
vidas. ¿Existe modo mejor de comenzar una época?
La lluvia ha cesado y me ha regalado una ablución que ha
extirpado mi depresión, seguiré preparando las oposiciones
con gran esfuerzo, seguiré desarrollando mi modesto trabajo
de paupérrimo sueldo, sin embargo algo ha cambiado, puedo
sentirlo en mi interior, algún giro vertiginoso han experimentado
al unísono dos vidas.
Ya es primavera, el tiempo transcurre inexorable, ajeno a
las circunstancias particulares de los millones de seres del planeta,
cuyas vidas imperceptibles se suceden en la infinita magnitud
del universo. Cinco meses han pasado ya desde aquella
noche inolvidable, nochevieja, última noche del año, que bien
pudo ser la última de nuestras vidas. Hoy, llenos de primavera
nuestros destinos, es momento de recordar y agradecer.
En la lejana aventura de esa noche, me encontré con la colaboración
y profesionalidad de varios empleados de distintas
administraciones públicas: policías, celadores, enfermeras,
médicos, asistentes sociales, auxiliares administrativos; personas,
en definitiva, que un día fueron opositores y tuvieron
mis mismos problemas, idénticas aspiraciones dudas e inquietudes.
¿Quién sabe si no habremos coincidido en alguna
convocatoria y luchado por la misma plaza? Quiero dar las
gracias a todos ellos, desde el momento en el cual decidieron
opositar, comenzaron a salvar la vida de Mariano.
Y gracias a ti también, pequeño Mariano, no solamente
ahuyentaste mi depresión, además trajiste un pan debajo de
ese trémulo brazito tuyo, amoratado y débil. La buena fortuna
que hasta entonces me había vuelto la espalda con estólida
contumacia ahora me sonreía. Me presenté a las oposiciones
de correos por inercia, por costumbre, sin ilusión de aprobar.
Pagué la tasa de derechos de examen por ser primeros de mes
y tener el sueldo recién cobrado, presenté la instancia convencido
de suspender, no estaba preparado, pocas horas dediqué
al estudio, no quería descuidar las de Justicia, mi
primer objetivo, mi sueño, mi ilusión, y no disponía de
tiempo, no podía robar tiempo al tiempo. El día del examen
surgió un servicio especial, un refuerzo en mi centro de trabajo,
y para no variar me tocó realizarlo a mí. Desistí de presentarme
al ejercicio. No obstante el destino ya había tejido
el entramado y urdido la sucesión de circunstancias, de coincidencias,
la concatenación de situaciones favorables necesarias
para que la flauta, por casualidad, sonara.
Y sonó.
Ya estaba vestido, la mochila preparada, el uniforme planchado,
todo dispuesto para ir al trabajo, entonces sonó, sonó
el timbre estridente del teléfono, sonó la flauta por casualidad.
Respondí a la llamada, era el inspector de guardia. Se
había suspendido el refuerzo, los sindicatos alcanzaron un
acuerdo con la empresa, la huelga se desconvocaba, no era
necesaria mi presencia, tenía el día libre. Iba ponerme de
nuevo el pijama aún tibio y regresar a la dulce caricia de las
sábanas, cogería el sueño sin problemas, pero Raquel tendió
su mano hacia mí dándome un bolígrafo desde el refugio del
cobertor y dijo:
—Vete al examen, has pagado y estás despierto, coge el
coche y prueba suerte.
Obedecí a regañadientes por no discutir con ella, la afluencia
masiva de opositores al lugar de la prueba provocó un
monumental atasco, aparcar era misión imposible, casi no
llego a tiempo. Por suerte mi apellido empieza por «U» y soy
siempre de los últimos de la lista, si mi padre llega a apellidarse
«Abad» en vez de «Utrillas», no hubiera entrado a la
realización del ejercicio, pero ahora la fortuna era mi aliada.
No me puse nervioso, en absoluto, mi relajación era total
por primera vez en un examen. Quien nada sabe, nada puede
perder y nada teme. Nada temía, en efecto, y así, sin temor, comencé
a leer las preguntas. ¡Inaudito! Comprendía de inmediato,
sin segundas lecturas y las respuestas fluían de mi
memoria al papel con rapidez y claridad. Finalicé el examen
de los primeros, yo, que entre mis características cuento con la
exasperante lentitud, y siempre suena el timbre y sigo escribiendo,
en esta ocasión finalicé y faltaban quince minutos aún
para la expiración del tiempo marcado por el tribunal. Tenía
algunas respuestas en blanco, pocas, pero había, y las sorteé,
contesté al azar arriesgándome a restar puntuación, pero ¡qué
me van a restar, de donde no hay no se puede sacar!
No me molesté en repasar las contestaciones a pesar de
que había tiempo para ello, firmé, me levanté y me fui. Sin
esperanza ninguna. Desastre seguro, batalla perdida.
No me preocupé ni de ir a mirar la lista de aprobados,
¿para qué?, y no obstante, un amigo me llamó felicitándome,
estaba entre los elegidos, aprobado, tuve suerte, la flauta
había sonado por casualidad. Había aprobado, era funcionario
de correos.
Mi nota no me permitió, como era lógico, elegir destino;
pero incluso esa circunstancia fue producto de mi buena estrella.
Obtuve en propiedad una plaza en un pueblecito ínfimo,
en la Sierra de Albarracín, en la provincia de Teruel,
allá donde se da la vuelta el viento, donde nadie quería ir. Mi
esposa ha conseguido, sin ningún tipo de problema, el traslado
al mismo pueblo, por idéntico motivo nadie quiere ir tan
lejos de todo, fuera del mundo, casi incomunicados. Así pues,
ella es la maestra y yo el cartero. A la escuela acuden niños
de otros pueblos y aldeas cercanas, aquellos mismos pueblos
y aldeas a los cuales yo debo desplazarme diariamente a repartir
la correspondencia.
Tenemos un pedacito de tierra que, a base de terquedad,
hemos aprendido a cultivar y con mucho trabajo y esfuerzo,
hemos convertido, de esquilmado carrascal plagado de
abrojos, en fértil huerto del que proceden parte de los alimentos
que consumimos. Nos hemos liberado del estrés, del
agobio de la gran ciudad, y del largo y duro camino de las
oposiciones.
El niño crece en un ambiente sano y agradable, lejos de la
polución y de la delincuencia, lejos de padres irresponsables
y asesinos que abandonan a sus hijos recién nacidos, lejos de
la masificación de las aulas; su madre es también su profesora,
este pueblo es un paraíso para él, es el edén para nosotros.
A menudo me acuerdo de Mariano. Vamos a visitarle algunos
fines de semana, ya pesa nueve kilos, cuando me ve
me sonríe con timidez. Estoy seguro, sabe quien soy, sabe que
yo lo encontré. Me atrevería incluso a afirmar que se parece
a mí. Hay un matrimonio joven interesado en la adopción, ya
han iniciado los trámites, parece estar todo encarrilado. Serán
unos buenos padres, lo sé, son agradables, personas cultas,
educadas, ambos son funcionarios de un ministerio, eso implica
tiempo libre, todas las tardes enteras para dedicar al pequeño.
Todo parece resuelto de forma satisfactoria, y
resultaba tan complejo, tan enrevesado e imposible hace unos
meses. La vida es así.
DOS VIDAS. Estuvieron próximas a extinguirse con la llegada
de un nuevo año, pero remontaron el vuelo justo a
tiempo, sus horizontes continúan abiertos, llenos de esperanza.
Yo, por mi parte, sueño con un lejano día, cuando ya jubilados,
entrados en años y aduncos, cuando Raquel y yo pasemos
nuestra vejez solos en este pequeño pueblo, y todos
los atardeceres nos sentemos en el quicio de la puerta, al
fresco relente de la sierra; será entonces cuando la silueta de
dos jóvenes aparecerá, desdifuminándose poco a poco, por
el polvoriento atajo de la carretera. Fundidos en un abrazo
de hermanos, nuestro hijo y Mariano vendrán a visitarnos.
Nuestras vidas han cambiado, ahora somos felices, buscamos
setas entre los barrujos al atardecer, hemos luchado,
hemos atravesado malos momentos, yo sobre todo, pero por
fin hemos encontrado el paraíso, sin embargo eso es otra historia
y por lo tanto debe ser contada con todo detalle en otra
ocasión.La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-65320018068413816412013-10-18T00:57:00.000-07:002013-10-18T00:57:38.226-07:00Una cita con Judith y Holofernes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-i52GrKnDwUM/UmDon6DeuZI/AAAAAAAAA-E/FuuWpk45tvw/s1600/facebook_-1242337720.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" closure_lm_33914="null" esa="true" height="240" src="http://3.bp.blogspot.com/-i52GrKnDwUM/UmDon6DeuZI/AAAAAAAAA-E/FuuWpk45tvw/s320/facebook_-1242337720.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
En este enlace puedes ver opiniones de lectores del libro Judith y Holofernes y también adquirirlo por 4.93 euros.<br />
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<br />
<br />
La cita<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Decidió caminar por la calle en vez de hacerlo en casa.<br />
<br />
Nerviosa como estaba, supo que no pararía quieta, que deambularía por el pasillo de una habitación a otra sin nada que hacer en ninguna de ellas, que rondaría de un armario a otro en busca de algún complemento innecesario, que se deslizaría de un espejo a otro en busca del reflejo que le devolviera la imagen anhelada.<br />
<br />
Por eso decidió salir con mucho tiempo y pasear hacia el lugar de la cita, habían quedado en una cafetería muy cercana al paseo donde estaba ubicada la feria del libro para no correr el riesgo de no encontrarse. Y llegó puntual, no podía ser de otra forma, nada más entrar en el local dejó caer su vista a uno y otro lado de la barra, también al fondo donde estaban las mesas agrupadas en un pequeño saloncito. No había nadie con las características físicas de quien buscaba y en cambio lo presentía, sentía su presencia y notaba ojos espías pendientes de su imagen. Pidió un café con hielo y dio otro discreto vistazo a su alrededor, nadie, ninguno de los presentes parecía ser Séneca, y sin embargo al menos tres hombres la miraban, a veces incluso a los ojos, se arrepintió de no haberse puesto sujetador.<br />
<br />
Con el primer sorbo de café empezó a sentirse incomoda, con el segundo realmente preocupada, con el tercero llegó la decepción y decidió marcharse sin terminar la consumición convencida de que citarse con desconocidos por medio de Internet es un lamentable error que te lleva a situaciones, cuando menos incómodas y cuando más, peligrosas. Llamó al camarero para abonar la consumición y a su lado escuchó una voz varonil.<br />
<br />
- No le cobre a la señorita por favor, cóbreme a mí.- El desconocido dejó un billete en la barra mientras paseaba sus ojos de las pupilas de Judith hasta sus labios para detenerse definitivamente y quedar varados en su escote -. Eres demasiado bella para estar tanto tiempo sola.<br />
<br />
.... CONTINUARÁ SI TÚ QUIERES.La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-52079622458661127472013-10-16T23:46:00.003-07:002013-10-16T23:46:55.135-07:00Inicio del Capítulo IX: La cita<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Reflexión de Judith</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/--6JmuyJEQfo/Ul-G7NqsUhI/AAAAAAAAA9w/80YjPS14ZKE/s1600/a+a+cartel+nuevo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" closure_lm_418795="null" esa="true" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/--6JmuyJEQfo/Ul-G7NqsUhI/AAAAAAAAA9w/80YjPS14ZKE/s320/a+a+cartel+nuevo.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Vislumbro la luz al fondo del túnel, veo una llama de esperanza junto a la posibilidad de que mis deseos se materialicen y tampoco quiero ilusionarme en exceso para no llevarme desengaños, pero tener una cita con un hombre, aunque de nuevo sea por medio de Internet, es algo que me hace sentir excitación, ilusión y una ligera dosis de miedo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Hoy algo distinto, una nueva sensación, un sentimiento está creciendo precisamente en un hueco de vacío reciente en mi alma, noto mariposas cosquilleando mi estómago pero también el cruel retortijón de la incertidumbre, no sé si acabaré sumida en sonrisas felices o en la caricia del filo de la decepción. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Me he sentido tan mal estos últimos días, no he podido pegar ojo, hay ocasiones en que se hace tan largo el trayecto. Y ahora tampoco duermo porque presiento que ya he llegado, que finaliza mi búsqueda. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Y viene a mi cabeza sin mediar llamada previa, el texto que leí el otro día en el blog Cumbres Blogrrascosas cuya protagonista salía malparada de una cita a ciegas con una persona que conoció en un Chat de la red. Respiro hondo y el sujetador me aprieta hasta el infinito, y no obstante no sé si lo que me ahoga es su opresión o la sensación de peligro que siempre me acompaña y por causa de ese relato se ha incrementado. Tomaré mis precauciones, haré como hice la última vez, me vestiré de modo diferente al que le he dicho y observaré, eso es, así lo haré. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Vuelvo a abrir el armario y vuelvo a pensar en la escasez e ineficacia de mi vestuario, ¿por qué no me he comprado ya ropa apropiada? Una vez más me juro renovar el guardarropa mientras busco aquello que desde un principio sabía que me pondría. Lo encuentro y mientras comienzo a vestirme, acude a mi cabeza, o quizá a mi corazón, sin mediar llamada previa, la imagen de Holofernes. Un recuerdo que a toda costa quiero extirpar de mi cabeza y sin embargo cada vez se hace más patente, más latente, más persistente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Definitivamente iré sin sujetador, no soporto su presión, ¿habré engordado? Esta tarde será para mí la primera vez, mi primera cita a ciegas, mi primer acercamiento a un desconocido, mi primera vez... </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Alejo mis recuerdos y mis miedos, me armo del coraje de los incautos o del valor de los desahuciados, un poco de maquillaje ocultará esas ojeras que me regalan mis noches de enamorada insomne y quizá también difumine mis nervios, pasarán estos minutos que se me están convirtiendo en horas, más pronto que tarde saldré de casa y ya no seré Judith nunca más, seré la Princesa Encantada, aunque no pienso volver a palacio a la media noche sino mucho más tarde. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Las últimas horas las he ido llenando poco a poco, segundo a segundo, de pequeñas distracciones tratando de alejar de mi mente la incertidumbre, de repente me ha asaltado un torrente de cobardía y ha nacido la posibilidad de olvidarlo todo, me he arrepentido de haber concertado la cita, he pensado en cancelarla con alguna excusa, finalmente un coraje cimentado en la necesidad de superar la soledad me ha arrastrado hasta la puerta de mi casa mucho antes de la hora prevista. Ya no hay vuelta atrás, no hay posibilidad de huir. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">Ya estoy preparada, cuando me miro en el espejo de la entrada, que en este caso es de la salida, no preciso la aprobación de mi imagen, busco que el reflejo me instile un poco de forzada valentía. Una guerrera frente a mí me sonríe, mi melena rubia flota libre al viento, cuando me giro con decisión, el portazo a mi espalda me indica que en esta batalla hallaré la victoria o la muerte, al volver, mi cuerpo estará ahíto de amor o mi corazón repleto de derrota. </span></div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-9978506724463011322013-10-08T14:22:00.000-07:002013-10-08T14:22:38.825-07:00La noche de San Juan<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px;">
Me acaba de llegar una crítica sobre mi última novela Judith y Holfernes. Copio y pego el texto de la misma y añado el texto del inicio del capítulo V al cual hace referencia.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-IY1Rb1gypSc/UlR2rZBowNI/AAAAAAAAA9A/sHwmzbno7EA/s1600/Judith+II.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-IY1Rb1gypSc/UlR2rZBowNI/AAAAAAAAA9A/sHwmzbno7EA/s320/Judith+II.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Acabo de releer "Judith y Holofernes" . Primero lo leyó mi mujer, que es mejor lectora que yo, y no quiso contarme casi nada hasta que lo leyese; pero sí me dijo que era una obra muy original y que estaba bien escrita: Luego he podido corroborar que sus apreciaciones eran ciertas. Pienso pasárselo a mi hija mayor para que lo lea, pues en su empresa hace proyectos relacionados con el uso de la información a través de las redes sociales.</div>
<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px;">
Considero que planteas un tema candente, con una estructura muy original y unos personajes que están tratados con una profundidad psicológica envidiable. Como muestra de lo que acabo de decir y de cierto tono poético que, en numerosas ocasiones se reflejan en lo que escribes, resalto la reflexión que Judith hace en el capitulo V: "La noche de San Juan".</div>
<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; color: #222222; font-family: arial, sans-serif; font-size: 13px;">
Bueno, Ángel, ya sabes que me gusta leer todo lo que escribes. Inventar historias es descubrir nuevas dimensiones de la vida que nos pueden ayudar a ser un poco más felices; por eso te deseo que sigas disfrutando mientras escribes y nos hagas partícipes de tus sensaciones a través de los personajes que vayas dando a luz.<br />
<br />
<br />
<br /></div>
<div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm;">
<b>CAPÍTULO V: La noche de San Juan</b></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm;">
<span style="color: black;"><i><b>Reflexión de Judith </b></i></span>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm;">
<i>Mientras el agua tibia de la ducha purifica mi piel y disimula el
tímido rodar de unas lágrimas, el silencio abrumador de la casa
emponzoña mi alma. </i>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>Y precisamente hoy, la noche que celebramos la llegada del
solsticio de verano, la gran noche del amor, va a ser la primera
noche que estemos separados. Vaya día hemos elegido, la situación
ya era insostenible y hemos decidido que debíamos vivir separados,
cortar nuestra relación. No sé si he sido abandonada o por el
contrario he abandonado yo. Sé que dormiré sola la noche de San
Juan y todas las demás noches de un fututo próximo, sé que nuestro
cariño recién nacido, de repente se nos ha muerto.</i></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>En lugar de encender la hoguera de la pasión propia de la noche
de San Juan, en vez de saltar sobre las llamas y después ir a
mojarnos los pies en las aguas del mar para dejarnos mecer por el
oleaje del amor, encenderé la tenue vela de la soledad sin límite
congestionada por mi llanto. En vez de dar mayor fuerza a nuestro sol
lo hemos llevado al ocaso y lo hemos apagado. Siendo el amor un
sentimiento tan bello y necesario ¿cómo es capaz de llegar a
causarnos daño?</i></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>Empiezo a sentirme deformada por la pena y vacía, no hay nada, no
hay nadie, sólo yo con mi ansiedad y mi soledad y mi tristeza. La
rabia sale por los poros de mi piel y gotea salpicando el suelo junto
con mis lágrimas. Siento ganas de matar. De nuevo tendré que
coleccionar amaneceres solitarios y percibir el tacto de la ausencia
entre esas sábanas que hasta hace apenas unas horas compartía con
él.</i></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>Cuando salgo de la ducha me acaricio con la toalla durante mucho
tiempo, no es simplemente para secarme es para completar la acción
purificadora, tengo sensación de repulsión, trato de eliminar todos
sus restos masculinos de mi persona y empiezo a pensar en cómo
cubrir el vacío que de repente se ha instalado en mi corazón, en mi
casa, en mi vida. </i>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>Me siento extraña cuando apenas vestida me siento al ordenador,
quizá lo primero sea cambiarme el nombre, sí, Judith ya no existe,
trataré de encontrar nuevos amigos en la red, una antigua leyenda
acude a mi mente al amparo de esta noche de la llegada del solsticio
del verano, desde hoy seré la Princesa Encantada. Escribo varios
mensajes en diversos foros y Chats y en todos firmo con ese nuevo
nombre de guerra.</i></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; margin-left: -0.5cm; margin-right: -1cm; text-indent: 1.14cm;">
<i>Princesa Encantada.</i></div>
</div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-56049991136166273192013-09-11T07:50:00.001-07:002013-09-11T07:50:20.096-07:00Siempre es Tiempo de Cerezas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-4SpJY157sPo/UjCBNIGKbCI/AAAAAAAAA70/vwg9sZJZKAw/s1600/tiempo+cerezas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://2.bp.blogspot.com/-4SpJY157sPo/UjCBNIGKbCI/AAAAAAAAA70/vwg9sZJZKAw/s320/tiempo+cerezas.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="line-height: 150%;">Carta
de Pedro a su esposa desde el frente soviético.</span><br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Capítulo
3º Un amargo despertar</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Acto
III El oscuro mensajero de la muerte</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Querida
María.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Te
escribo esta carta con la esperanza, con el deseo de que nunca
llegues a leerla. Es por tanto una carta extraña, pues su destino
será, si el final de esta cruel guerra es feliz, ser ignorada. Me
gustaría romperla contigo en el mismo instante de mi vuelta a casa,
en tantos pedazos como días hemos permanecidos separados.¡Ojalá no
haya necesidad de leerla!, pero hoy me veo en la necesidad de
escribir este mensaje, pues aquí, los peligros son muchos y acechan
por doquier, a todas horas. No sabría explicarte en cuantas
ocasiones creí morir, no pude contarlas todas ni quiero ahora
recordarlas, pero el infortunio, el desastre total ha rondado muy
cerca de mí y de mis compañeros, demasiado cerca, demasiadas veces.
El frío intenso y el hambre terrible no son nuestros peores
enemigos, tienen más peligro los tiradores rusos, incluso los
soldados nazis, están locos, se creen una raza superior y fusilan a
sus propios guerreros al menor indicio de cobardía. Y aquí, querida
esposa, en esta guerra brutal, ser cobarde no es malo, es
obligatorio, porque ser medroso puede salvarte la vida. Hay mucho
miedo en el frente, todos lo tenemos dentro aunque algunos no lo
reconocen, ésos tienen doble pánico, el miedo a morir y el miedo a
que alguien se entere de cuánto miedo albergan en su interior. Cada
uno teme a una cosa diferente, yo por ejemplo no temo a la muerte,
pero tengo pánico a morir, tengo miedo a no regresar, a no poder
pisar de nuevo mi tierra, a no volver a ver a mi mujer, a no poder
abrazar más a mis hijos. No tengo miedo a la muerte desconocida sino
a perder lo poquino que tengo. Y sin embargo, si alguna vez te llegan
estas letras, significarán mi muerte. Si esto sucediera, ¡no lo
quiera Dios!, no me llores, no me sufras o no lo hagas por mucho
tiempo, para mí todo habrá terminado, ya no tendré más frío, ni
hambre, ni sueño, ni miedo, ya no habré de trabajar, ni mendigar
desesperadamente un empleo. Si esto ocurriera, ¡no lo quiera Dios!,
preocúpate sólo de ti y los chicos, cógelos un día y vete al
pueblo, algún familiar habrá allí; tus hermanos, mis hermanas,
alguien podrá echar una mano y ayudar a sacar adelante a los
muchachinos. Allí crecerán bien, ya lo verás, corriendo por los
campos verdes entre las amapolas y los granados en flor, espiando el
vuelo de golondrinas vencejos, tórtolas, bañándose en las frías
aguas de los pilones. En Cabezuela serán felices y tú podrás
rehacer tu vida, búscate otro marido, alguien trabajador que te
respete y te quiera. Búscate otro hombre, pero no me olvides, con
eso me bastará, no me olvides. Me angustia la sola idea de no
conocer al pequeño, a mi Pablu, tan sólo pensarlo me vuelve loco,
no sabes cuantas ganas tengo de cogerlo entre mis brazos, ardo en
deseos de abrazar a todos. Si yo faltara, diles a los niños que su
padre les quiso mucho y trabajó cuanto pudo para ellos. Ya debo
dejarte, he de cambiar el lápiz por el fusil, vamos a emprender
camino a una ciudad que los alemanes han decidido atacar, esta noche
hemos de estar allí, dispuestos a luchar, dispuestos a matar o a
morir. No te preocupes por nada, pronto será tiempo de cerezas.
María, por si no puedo decírtelo nunca jamás, ahora te lo escribo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Te
quiero. </div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Adiós. </div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
PEDRO.</div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-69559796674498788292013-09-04T10:27:00.000-07:002013-09-04T10:27:00.688-07:00Fragmento de un sueño.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-Lx2OMohneTs/UidsdVe4p6I/AAAAAAAAA7c/1axiCbwENQQ/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" psa="true" src="http://3.bp.blogspot.com/-Lx2OMohneTs/UidsdVe4p6I/AAAAAAAAA7c/1axiCbwENQQ/s320/portada.jpg" width="240" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
Al final fue que no, pero no pasa nada, otra vez será. Este cuerpo tiene que salir a flote. Pongo un pequeño fragmento, muy pequeño...<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Llego a la pensión ataviada con la quimera de un amor sin concluir o vestida con la contienda del romance concluido antes de tiempo, arropada, en cualquier caso, con el aroma del tópico desenfrenado y con la urgencia del porvenir incierto.<br />
<br />
<br />
Sé que ellos ya me aguardan abajo en el restaurante; sé que ellos ya me aguardan arriba en la habitación, carne y espíritu, cielo e infierno, ángeles y demonios, sueños y pesadillas. Y en medio, como el jueves, yo, que no sé qué ni quién soy, si es que todavía soy. Un personaje de novela imposible o una escritora de novelas inventora de protagonistas imposibles que tiene dificultad en diferenciar cuál es su verdadera vida y cuál la de sus imposibles personajes.<br />
<br />
Dudo entre subir o bajar, entre soñar o recordar. En el término medio está la virtud, me quedo en la media virtud de mi indecisión y voy al baño más cercano a la recepción. Me observo en el espejo, he perdido resplandor, retoco mi restauración con coquetería y una vez difuminado el deterioro sufrido me dirijo con decisión al restaurante.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Y hasta aquí puedo leer que diría Mayra.<br />
<br />
<br />
La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-24349895171643875082013-08-08T06:57:00.000-07:002013-08-08T06:57:52.791-07:00Capítulo XXV: Más allá del espectro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-brTh7TEjPoA/T7PLgHoL2eI/AAAAAAAAAeU/ZJxqxiemdYI/s1600/el_ultimo_secreto_del_titanic_portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" jsa="true" src="http://4.bp.blogspot.com/-brTh7TEjPoA/T7PLgHoL2eI/AAAAAAAAAeU/ZJxqxiemdYI/s320/el_ultimo_secreto_del_titanic_portada.jpg" width="239" /></a></div>
<br />
<br />
El capítulo XXV de mi novela "El último secreto del Titanic". Homenaje a Morgan Robertson. El título del capítulo es el mismo que el de su segundo libro. Y esta situado el día de su muerte, el 24 de marzo de 1915. <br />
<br />
<br />
<br />
MÁS ALLÁ DEL ESPECTRO<br />
<br />
Cuando era pequeño soñaba con el mar. Y ahora frisando la<br />
vejez, con 53 años en las espaldas, con su casi total ceguera y muchos<br />
golpes encajados a lo largo de su vida, volvió a hacerlo, volvió<br />
a soñar el mar y a recordar sus años de marino.<br />
Acariciaba su última novela sin poder apenas leer el título con<br />
sus ojos rotos de cansancio y dolor mientras trataba de recordar si<br />
había tomado ya su medicina, pero lo único que venía continuamente<br />
a su recuerdo era aquel día, ya lejano, el miércoles 10 de abril<br />
de 1912 en el puerto de Southampton, su conversación con el presidente<br />
de la White Star Line y, sobre todo, el posterior encuentro<br />
con el muchacho aquel, el aspirante a escritor a quien regaló su<br />
libro y su pasaje de segunda a un naufragio seguro.<br />
—¿Qué sería de él? —murmuró hablando solo—. ¿Qué habría<br />
sido del joven aprendiz de escritor?<br />
La probabilidad de que se salvara, viendo la lista de supervivientes<br />
y la de desaparecidos, era mínima. Casi con total seguridad podía<br />
asegurar que había fallecido y él, seguía considerándose culpable.<br />
—No recuerdo si he tomado ya la medicina, la tomaré, no vaya<br />
a olvidarlo. —Tomó su medicamento habitual y siguió acariciando<br />
<br />
su libro, el último, mientras pensaba en aquel muchacho. Poco más<br />
tarde continuó con su monólogo.<br />
—He sido marinero, joyero, escritor de segunda fila y profeta olvidado…<br />
espero que en esta ocasión, con Más allá del espectro me<br />
hagan más caso que con El hundimiento del Titán. —Hacía ya casi un<br />
año que se había publicado su última obra, nunca mejor dicho lo de<br />
última. Más allá del espectro contaba la historia de una catastrófica<br />
guerra futura, otra de sus vivencias, otro de sus sueños premonitorios<br />
convertido en pesadilla, otra condenada profecía.<br />
—¿Por qué tarde o temprano mis sueños se convierten en realidad?<br />
¿Por qué no le pregunté al muchacho aspirante a escritor su<br />
nombre? Así podría buscarlo en la lista de supervivientes, ¿por qué<br />
no recuerdo si ya me he tomado o no la puñetera medicina?<br />
Esta vez no pensaba hacer nada, él había cumplido su obligación<br />
escribiendo la novela con los últimos reductos de visión de sus retinas,<br />
si el mundo no la leía, o no la sabía interpretar, ya no era su<br />
problema.<br />
—En esta ocasión no haré nada, no gastaré mi dinero en viajes,<br />
tampoco mi vista, o la ausencia de ella, me permiten hacer alardes,<br />
pero sobre todo no enviaré a ningún joven iluso a la guerra, no enviaré<br />
a ningún escritor a la muerte.<br />
Narraba en su libro un episodio impensable, imposible, una guerra<br />
entre dos superpotencias, entre Estados Unidos y Japón. Uno<br />
de los capítulos, precisamente el inspirado en un sueño que, una<br />
noche de delirio, vivió con más contundencia y le dio más sensación<br />
de pesadilla real, describía un ataque sorpresa y a traición de<br />
la armada japonesa contra posiciones enemigas, en esa batalla perecían<br />
2500 personas. En esa obra Morgan había profetizado sin saberlo,<br />
el ataque japonés a la base de Pearl Harbor y el desenlace de<br />
la segunda guerra mundial.<br />
—¿Por qué a pesar de ser prácticamente ciego puedo ver el futuro<br />
y en cambio no soy capaz de recordar si ya he tomado la medicina?<br />
¿Dónde la habré puesto? Ya casi es hora de irse a dormir.<br />
<br />
Esa misma noche un camarero del hotel donde se hospedaba lo<br />
encontró tirado en el suelo cerca de su cama. Morgan Robertson<br />
murió de una sobredosis de protiodide, un medicamento basado<br />
en una composición de mercurio que se usaba para tratar enfermedades<br />
renales. La sobredosis fue, muy posiblemente, un acto involuntario<br />
producido por él mismo al tomar su medicina varias veces<br />
por descuido.<br />
Descartados suicidio y asesinato, su último capítulo fue escrito<br />
entre tinieblas, con letras imprudentes de mercurio.La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-64720376405294756032013-07-30T05:28:00.003-07:002013-07-30T05:28:50.931-07:00Capítulo III: La primera semana<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-mSRaX5RvyJY/UfewZR7_tcI/AAAAAAAAA64/0_X0Z2B5hIc/s1600/IMG-20130712-WA0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" dba="true" height="240" src="http://2.bp.blogspot.com/-mSRaX5RvyJY/UfewZR7_tcI/AAAAAAAAA64/0_X0Z2B5hIc/s320/IMG-20130712-WA0001.jpg" width="320" /></a></div>
La primera semana<br /><br />
La primera semana pasó rápida y fugaz, su relación fue intensa en grado superlativo, había comenzado apoyada en la débil plataforma del sexo y el deseo, se había elevado desde la raíz de la belleza exterior de ambos y se abría camino cual rascacielos en pos de metas más ambiciosas. En busca del cielo.<br />
<br />
La puerta de la casa se cerró a su espalda y en lugar de ser el estruendo del portazo la caída del telón pareció ser el pistoletazo de salida. Eran más de besos que de palabras, no obstante aquel día Judith tenía ganas de hablar.<br />
<br />
- Espera por favor, espera un momento- dijo apartando a Holofernes de su cuerpo ligeramente y sin demasiada convicción.<br />
<br />
- ¿Esperar? Llevo todo el día esperándote, te parece poca tortura, tengo hambre de ti.<br />
<br />
- Vale- adujo sonriendo halagada-, pero espera un poco quiero que antes de... comer, hablemos.<br />
<br />
- Está bien- respondió confuso y un tanto compungido. Holofernes pertenecía a ese multitudinario grupo de hombres cuya creencia primordial era que cuando una mujer te dice, tenemos que hablar, el hombre tiene un problema grave, algo ha hecho mal y van a recriminárselo o incluso lo ha estropeado todo y van a dejarlo.<br />
<br />
<< Por favor que no me diga esa frase tan ridícula: necesitamos darnos un tiempo para pensar>> pensó.<br />
<br />
Y aunque Holofernes estuviera en lo cierto pensando así y generalizando sobre el modo de actuar del sexo femenino, de lo que no cabía ninguna duda era del hecho palpable de que Judith, no era como el resto de las mujeres de este mundo, ella era diferente, especial... Judith.<br />
<br />
- Te has quedado muy serio- afirmó Judith utilizando el arma de su preciosa sonrisa para tratar de insuflar un ápice de calor en la gélida atmósfera que de repente había aparecido-. No tengas miedo, la conversación no será muy extensa.<br />
- No puedo evitarlo, es temor a lo desconocido, creo que es la primera vez que me siento a hablar contigo, me encontraría más cómodo si la conversación fuera por correo electrónico, o en el Chat- adujo medio en broma medio en serio.<br />
- Hasta este instante no me has parecido un cobarde y de repente ahora quieres ocultarte detrás de una pantalla de ordenador.<br />
- No soy cobarde, pero si tengo miedo de una cosa, de perderte.<br />
- No me perderás si no quieres perderme.<br />
- Mira Judith, yo no sé de qué quieres hablarme pero sé que no soportaría estar lejos de ti, estoy todavía descubriéndote y ya sé que toda mi vida eres tú.<br />
- Pues precisamente de eso es de lo que quiero hablarte, ¿no te das cuenta? Nos llamamos con los seudónimos Judith y Holofernes ignorando nuestros verdaderos nombres, ¿qué futuro nos aguarda si no conocemos del otro ni lo más elemental? ¿Qué vamos a compartir? Solamente el lecho y la pasión que es una pertenencia cuya tendencia es a disminuir con el tiempo. ¿Estaremos toda nuestra relación haciendo el amor como animales sin compartir más sentimientos?<br />
- No entiendo lo que intentas decir ¿acaso quieres hacer planes de futuro tras sólo una semana de relación?<br />
<br />
- No, no pretendo hacer planes de futuro, ni estoy pensando en boda, ni nada similar. Pretendo saber si hay algo más que atracción física entre nosotros, si también hay o puede haber amor, no son planes de futuro es la simple necesidad de saber si existe ese futuro.- Ante la falta de respuesta de Holofernes tuvo que ser Judith quien de nuevo tomara la palabra-, no estoy segura pero… creo que estoy enamorada de ti.<br />
- Pues si ésa es toda tu preocupación olvídala- dijo Holofernes relajando los músculos tensos de su cuerpo-, yo también te quiero, aunque nuestra relación está recién comenzada y es un poco pronto para poder decirlo con rotundidad y garantías, no obstante, ya eres muy especial para mí.<br />
- Pues me alegran tus palabras y ahora soy yo la cobarde, tengo miedo, hemos ido muy deprisa en nuestra relación, apenas hace una semana que nos conocemos y parece que llevamos juntos toda una vida y sin embargo no sabemos nada el uno del otro, está todo por descubrir.<br />
- Si te refieres a nuestros nombres verdaderos no es importante, no lo es para mí, en mi corazón tú siempre serás Judith, mi amada Judith.<br />
- No, no son sólo los nombres, ese detalle lo entiendo como un juego,- se sonrieron y se tomaron de las manos, éstas siguieron juntas aunque las sonrisas menguaron-, no sabemos nada de nuestras familias, ni de nuestros pasados…<br />
- El día que te conocí desapareció mi pasado y el tuyo nunca existió, ahora sólo tengo presente, un presente feliz a tu lado y yo diría, después de nuestra conversación de hoy, que tenemos un amplio futuro juntos; esa era la incógnita al inicio de la conversación, ya la hemos resuelto, ¿por qué preocuparnos de algo que ya no podemos cambiar? <br />
Tras todas aquellas palabras que sin ser muchas eran todas, pues podía decirse que fue la primera vez que hablaron, se fundieron en un abrazo y en esta ocasión había más cariño que pasión en el contacto. Judith quedó satisfecha por la reacción y las respuestas de su amado, Holofernes, emocionado e ilusionado por sentirse, no simplemente amante sino también amado, y sin embargo ambos sentían ya la pequeña punzada del temor a perder lo adorado.<br />
Del sexo al amor hay apenas un paso, del amor apasionado a la lacerante sospecha de los celos, apenas un pequeño salto. <br />
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La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-66357105502005381162013-07-22T00:28:00.000-07:002013-07-22T00:28:29.251-07:00CAPÍTULO III: La primera semana. Reflexión de Judith<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/--ezB67ddYww/UezXUOUSkOI/AAAAAAAAA6Y/O-bNAE4JiWs/s1600/judith_und_holofernes_B%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img bba="true" border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/--ezB67ddYww/UezXUOUSkOI/AAAAAAAAA6Y/O-bNAE4JiWs/s1600/judith_und_holofernes_B%5B1%5D.jpg" /></a></div>
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<a href="http://www.amazon.es/Libros/s?ie=UTF8&field-author=Angel%20Utrillas%20Novella&page=1&rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AAngel%20Utrillas%20Novella">http://www.amazon.es/Libros/s?ie=UTF8&field-author=Angel%20Utrillas%20Novella&page=1&rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AAngel%20Utrillas%20Novella</a><br />
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CAPÍTULO III: La primera semana<br />
Reflexión de Judith <br />
<br /><br />
No sé qué me está pasando en esta ocasión, no me reconozco, no soy yo, parece que una magia negra me ha hechizado y quizá sea simplemente el bermejo conjuro del deseo. Apenas llevamos juntos una semana y a pesar de no conocer nuestros nombres parece que nos conocemos de toda la vida. A excepción de nuestra jornada laboral estamos juntos a todas horas y apenas hablamos, hacemos el amor tantas veces como nos apetece y se podría decir con poco margen de error que nos apetece a todas horas, a cada minuto. Los primeros días han sido muy intensos, demasiado intensos. Aún no puedo creer que, al segundo día de conocerlo, acabara en la cama con él. Yo nunca he sentido tanta atracción por nadie por muy apuesto que fuera. Nunca he tenido un amante tan especial, no es demasiado apasionado, ni tampoco demasiado romántico, tiene justo esa mezcla que me vuelve loca y me hechiza, esa mezcla perfecta que quizá...quizá…no debería pero tal vez… me enamore. <br />
Las primeras veces, los primeros días, fue sólo excitación, simplemente sexo, pero del sexo al amor hay apenas un paso y creo que yo ya lo he caminado y he cubierto esa breve distancia de una amplia zancada. Ansío durante todo el día que llegue la hora de reunirme con él, en el trabajo a veces me sorprendo mirando al infinito y divisando su imagen, se me caen los libros, me hablan los usuarios de las instalaciones, me preguntan por tal o cual autor y no acierto a responderles de forma correcta donde está la estantería buscada. Las noches las paso enroscada en su cintura, aferrada a su pecho, sin dormir, sólo amando y siendo amada. Nunca hubiera imaginado el torrente de pasión que una cita nacida en Internet iba a generar, estoy asustada, por primera vez tengo la impresión de estar poniendo más en la balanza que mi pareja, por primera vez tengo miedo a no estar a la altura o a caerme desde esa situación tan elevada y romperme el corazón con el impacto.<br />
Llevo dos días pensándolo, me ha dedicado una canción titulada morir de amor, puede ser su forma de declararse, un mensaje subliminal, ¿qué es morir de amor? Es quedarme sin tu luz, es perderte en un momento. <br />
Ya estoy decidida, de hoy no pasa, esta noche no nos vamos a la cama hasta que no resuelva mis incógnitas, se lo plantearé de forma directa, ¿Cuáles son tus sentimientos? ¿Cuáles son tus intenciones con respecto a nuestra relación? ¿Me quieres o solamente me deseas? <br />
Sí, eso es y así será, sin rodeos, y sea cual sea su respuesta, sea satisfactoria o decepcionante, después incendiaremos de nuevo la seda de nuestra alcoba. Ése es nuestro destino, quemarnos, apurar la combustión hasta el límite, extinguir el incendio y de inmediato resurgir en las cenizas aún humeantes y, volver a provocar las llamas y quemarnos y, apurar la combustión hasta el límite y resurgir de los rescoldos una y otra vez, una y otra vez... y otra.<br />
<br />
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<br />
Fragmento de mi novela Judith y Holofernes.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-PsbR6CeprVs/UezXcNzqZ3I/AAAAAAAAA6g/oORl96op0UM/s1600/judith.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img bba="true" border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-PsbR6CeprVs/UezXcNzqZ3I/AAAAAAAAA6g/oORl96op0UM/s320/judith.jpg" width="213" /></a></div>
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<a href="http://www.amazon.es/Libros/s?ie=UTF8&field-author=Angel%20Utrillas%20Novella&page=1&rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AAngel%20Utrillas%20Novella">http://www.amazon.es/Libros/s?ie=UTF8&field-author=Angel%20Utrillas%20Novella&page=1&rh=n%3A599364031%2Cp_27%3AAngel%20Utrillas%20Novella</a>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-7862898237416124092013-07-15T14:26:00.001-07:002013-07-15T14:26:43.020-07:00Enigmas y misterios en "El último secreto del Titanic" de Ángel Utrillas<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="344" src="//www.youtube.com/embed/Qtch-XWKg7w" width="459"></iframe>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-29007242352617733922013-07-15T14:21:00.001-07:002013-07-15T14:21:22.962-07:00Angel Utrillas (3)<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="//www.youtube.com/embed/bAMz2Dipp8U" width="480"></iframe>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-1383138645420621852013-07-15T14:20:00.001-07:002013-07-15T14:20:47.696-07:00Angel Utrillas (2)<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="//www.youtube.com/embed/EtMFxYUXUM4" width="480"></iframe>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-48694609559781875682013-07-15T14:19:00.001-07:002013-07-15T14:19:40.625-07:00Angel Utrillas Novella<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="//www.youtube.com/embed/SbzfnvshKhY" width="480"></iframe>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7727903414277569846.post-18961908961562153402013-07-15T07:51:00.000-07:002013-07-15T07:51:07.669-07:00Final del capítulo II: El segundo encuentro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-TKU91jZKEVk/UeQKzTd82RI/AAAAAAAAA6E/1CZIrjXViJo/s1600/IMG-20130712-WA0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" nya="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-TKU91jZKEVk/UeQKzTd82RI/AAAAAAAAA6E/1CZIrjXViJo/s320/IMG-20130712-WA0001.jpg" width="320" /></a></div>
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<a href="http://www.amazon.es/s?_encoding=UTF8&field-author=%C3%81ngel%20Utrillas%20Novella&search-alias=stripbooks">http://www.amazon.es/s?_encoding=UTF8&field-author=%C3%81ngel%20Utrillas%20Novella&search-alias=stripbooks</a></div>
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El segundo encuentro<br />
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Los dos llegaron al lugar de su encuentro antes de que se cumpliera la hora acordada para la cita y con un margen entre la presencia de uno y la llegada del otro de apenas unos segundos, hasta en eso parecían estar de acuerdo. <br />
<br />
El abrazo que precedió al primer beso evidenció pasión sin límite, la ausencia de palabras, que continuaba siendo lo habitual, evidenciaba la necesidad de continuar besándose, en verdad iniciaron su segunda reunión tal como habían planeado, en el punto preciso donde habían dejado la primera y eso había sido ayer, tan solo ayer, apenas unas horas atrás.<br />
<br />
Enseguida se dieron cuenta de que el escenario donde se encontraban, en medio de la calle, no era el más idóneo para aquél diálogo amatorio carente de palabras, además hoy sabían, aunque no lo hubieran comentado ni previsto, que acabarían dando rienda suelta a su deseo.<br />
<br />
Las sombras de sus cuerpos se fundieron en una sola mientras recorrieron el breve camino que les separaba del hogar más cercano y que no obstante tardaron una eternidad en recorrer. Con la pausa del que no tiene prisa se besaron en cada baldosa, se miraron sin rozarse, se rozaron sin mirarse, se besaron sin dejar de besarse. Los semáforos cambiaban de color varias veces antes de que su excitada pasión les permitiera darse cuenta de que el paso estaba abierto y podían cruzar a la otra acera. Escandalizaron a viandantes tanto hombres como mujeres, a conductores, tanto veteranos como noveles, e incluso a los taxistas que ya es difícil que se excandezcan. <br />
<br />
Cuando por fin llegaron a un portal sus manos ya recorrían, sin ningún pudor y con ansioso apetito, pieles tibias bajo intimas ropas ajenas. Y si en la calle su actuación rozó el escándalo, en el ascensor su zozobra fue verdaderamente indecente y tanto tiempo tuvieron el elevador en usufructo que al final un vecino impaciente acertó a pulsar el botón en el instante preciso requiriéndolo a su puerta, con tan mala suerte para los fervorosos amantes que se trataba de Martín Preciado, un sacerdote que se alojaba en régimen de alquiler en el tercero C. Sus zapatos limpios y su alzacuellos níveo contrastaron con su mirada sucia cuando clavó sus pupilas en los pechos grandes y turgentes que a Judith no le había dado tiempo de ocultar, los pezones sonrosados y erectos apuntaron directamente a sus celestiales pupilas y por ello no pasaron desapercibidos, ni tampoco cierta prenda de encajes que el hombre desconocido llevaba en la mano y que le hizo mirar, y pensar, y quizá atisbar, imaginar por descarte, que entre la mini falda y la piel había ausencia de lencería. Las risas de los jóvenes fueron tan incontenibles como su lujuria y también como la furia del cura vecino, quien amparado en el anonimato de una caja de ascensor vacía, descargó su puño diestro e irascible contra la puerta y si hubiera podido hubiese enviado la furia divina contra los desvergonzados pecadores.<br />
<br />
- No sé a dónde vamos a llegar, ¡qué tiempos!- protestó en voz alta el malhumorado religioso. <br />
<br />
- Hemos enfadado al cura- dijo Judith más preocupada por la condición de vecindad de su vecino que por la del sacerdocio del sacerdote.<br />
<br />
- Lo que hemos, o mejor dicho has..., lo que has hecho es ponerlo cachondo.<br />
<br />
- ¿Y tú, cómo estás o cómo te he puesto a ti?<br />
<br />
- Yo estoy loco por ti, fuera de mí desde que te conozco, eres una droga y yo soy adicto a ti desde la primera vez que te vi y te probé.<br />
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No llegaron vestidos a la habitación, bueno para ser sinceros no llegaron a la habitación, fue el pasillo el escenario donde se celebró el primer asalto de su primer combate. Un escalofrío recorrió sus cuerpos cuando se convirtieron en solamente uno, desarmados, cautivos de las garras del amor y del deseo hasta que, el estallido del relámpago culminó la primera tormenta. Escampó brevemente y, no tardó en suceder a una leve calma, una nueva tempestad. Desabrocharon sus pieles para llenarlas de caricias mudas y besos ardientes, cobijados, en esta ocasión sí, entre la suave caricia de las sábanas. Y los dedos se deslizaron entre vientres y cinturas y alcanzaron, empujados por un mar embravecido, parajes fantásticos y desconocidos donde se percibían sensuales melodías apenas susurradas y sin embargo, perfectamente audibles.<br />
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Derrotados, exhaustos, reposaron el tiempo imprescindible hasta que, de nuevo… <br />
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Las manos vadean la corriente, se aferran a los pechos tibios, saboreando más despacio el exquisito tacto, degustando con tiempo, sin urgencias, con más deleite y mayor placer, cada bocado, deseando y a la vez temiendo saciar por completo el apetito. Pronto caería sobre la ciudad el negro terciopelo de la noche, sin embargo a ellos la virtud del descanso, que no la de los sueños, se les negaría, el amanecer les sorprendería henchidos de amor, ahítos de sexo y sin embargo, deseosos del voluptuoso horizonte de la próxima noche, del ya anhelado horizonte de la próxima noche juntos.<br />
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Aquí se puede adquirir la novela. En papel por 4,93 euros y en Kindel 1,03 euros.<br />
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<a href="http://www.amazon.es/s?_encoding=UTF8&field-author=%C3%81ngel%20Utrillas%20Novella&search-alias=stripbooks">http://www.amazon.es/s?_encoding=UTF8&field-author=%C3%81ngel%20Utrillas%20Novella&search-alias=stripbooks</a>La profecía del silenciohttp://www.blogger.com/profile/16700720141921466425noreply@blogger.com0