jueves, 26 de julio de 2012

Jugando a ser Bob Dylan.


Os dejo dos microrelatos no premiados de otro concurso. Estos inspirados (por normativa del concurso) en la canción de Bob Dylan Like a rolling stone.




Miss soledad

Luz trémula, campanas del infierno, música celestial. Miss soledad danza enloquecida una noche más para recordar o, tal vez para olvidar; bebe con desmesura esta madrugada para saber o, quizá para ignorar.

Aspira el último gramo al ritmo que susurra Bob Dylan, recoge el bolso, van a cerrar el local. Tambaleándose por la vida en sus indignos tacones busca la salida del antro... like a rolling stone.

Amaneció. Los primeros y más crueles rayos de sol borran los recuerdos confusos de la noche, la postrera canción rueda en su mente cual piedra solitaria. Decide empeñar el anillo de prometida desprometiéndose con ese gesto, no le conviene un ladrón de crisantemos, será mejor rechazarlo, será mejor continuar respirando en libertad y soledad el aroma equivocado.



Jugando a ser Bob Dylan.

Escribía un cuento titulado Gina.

Su cantante favorita había publicado un nuevo disco que consolidaba su carrera y, como siempre, al escritor desconocido y fracasado, cada canción le inspiraba un relato. Los escribía y después se los enviaba a la diva proponiéndole, disco tras disco, publicar juntos un audio-libro-disco con canciones y relatos.

Al mismo tiempo que recibía la respuesta de la diva por correo electrónico, en la radio surgía el concurso, tres canciones, Like A Rolling Stone, de Bob Dylan; Volando voy, de Camarón de a Isla; Summertime Blues, de Eddie Cochran. Consistía en escoger una de las tres y redactar un relato.

La cantante famosa accedió a su petición, el escritor desconocido se apresuró a participar en el concurso radiofónico para después retomar su trabajo cuanto antes. Eligió Like a rolling stone, la decisión fue sencilla, era la única que conocía y, escribió su cuento, saboreando la posibilidad de dejar de ser desconocido y fracasado, jugando a ser Bob Dylan, tarareándoselo a Gina.

lunes, 16 de julio de 2012

Ángel exterminador

A veces escribir alivia el desasosiego. Al finalizar la situación es la misma, pero como decía mi abuela: "Siempre es necesario desfogarse"

De mi proyecto de poemario "Cielo" os dejo otro ángel.







ÁNGEL EXTERMINADOR




Has exterminado el arcoíris

y profanado la tormenta.

Has arruinado al viento

y ocultado la salida del laberinto.

Has destrozado el destino

de la lluvia en primavera
has sembrado en el hombre

desidia y conformismo.

Camino ahora la senda sin rumbo,
entre sombras silentes,
entre verdades a media verdad

que son peores que todos los engaños.

¿Cómo has sido capaz de posarme tus alas,

de barrer con tu necio frío al mundo?

¿Cómo has sido capaz de exterminar al hombre

Y, el hombre cómo ha podio

permitírtelo, permitírselo?

Desde mi último refugio,

desde mis letras, hoy incoherentes,

protesto por tu maldad,

reniego de la inepcia de mis semejantes.

Dormidos tras el opio del progreso.

Tan muertos.

Cegados por banderas de ajenos colores.

Tan vivos.

Hicieron nada.

Hicimos nada

y, quien siembra nadas

recoge vacíos.

Tengo mis manos repletas

henchidas de palabras vacuas.

el ángel exterminador

cabalga en lomos de Incitatus,

sólo queda esconderse

de su acecho.

En el último refugio.

En tú poesía.

lunes, 2 de julio de 2012

Ángel del cielo



Hoy, un año más, lloro las letras de este poema en mi particular regalo de cumpleaños.
No tengo tus dulces ojos azules, pero si tu cabello ondulado que poco a poco se me va pintando, como a ti, de color gris perla. No poseo la virtud de tus silencios largos y sabios, al contrario, no paro de hablar incluso aunque no tenga nada que decir. Y a pesar de todo nos parecemos tanto que cada día soy menos yo para ser cada vez más tú y muy orgulloso que me siento.
Feliz cumpleaños ÁNGEL del CIELO.
(Dedicado a Mariano Utrillas Novella por su 85 cumpleaños que hubiera sido el día 30 de junio)








ÁNGEL del CIELO

La noche no había culminado su amanecer
cuando se hizo inmensa, intensa,
cuando supe que ya, jamás alborearía el día.
Duermevela interrumpido por el sonido
de tu temida, por anunciada, definitiva despedida.

En silencio te fuiste, como siempre, sin hacer ruido
sin mediar palabra
sin permitir a tus ojos garzos
que por última vez me miraran
sin dejarme rozar tus cabellos de plata
impidiendo a mis labios, que confesaran cuánto callaban.

Me cantaron los pájaros que te ibas
aunque mi espíritu nostálgico ya presentía,
que tu corazón se paraba parando el mió,
que tu alma se marchaba llevándose mi calma.

Y tu sabio silencio de celestes pupilas
tornó callada presencia sin mácula,
por argéntea ausencia eterna.

Me dejaste azules noches desesperadas,
una nevada soledad desamparada,
la voz que se heló en mi garganta,
y la vergüenza cobarde del que otorga,
y sin embargo, calla.

Me dejaste.
No te veo
y sé que estás frente a mí todos mis días,
¡cuánto, cuánto nos parecemos!
No te oigo,
y no obstante, presiento tus pasos acercándose.
Doy un beso al vacío,
doy una lágrima a tu tierra,
doy una amapola a una piedra.
Me oigo susurrar hoy, lo que debí gritarte ayer.

Lo sé, lo sabías, lo sabemos,
mas yo callé a sabiendas
y por vergüenza todavía callo
esa frase que más me duele.

Te quiero,
ángel del cielo.