miércoles, 28 de noviembre de 2012

Guardando las distancias






Pues como reza el título, guardando las distancias lógicas e insalvables y con todo mi respeto para el gran escritor y deportista japonés, pero me siento Murakami.

Llevo una temporada en la que he recuperado ritmo en mi escritura y mis tareas literarias, también he recuperado inspiración y frescura y he conseguido correr de forma más o menos periódica y con cierto nivel de forma, con lo cual recupero también parte de mi anterior nivel físico y así, salvando las distancias me siento Murakami.

Hoy he salido a correr, el día era perfecto para mi gusto, sol que daba alegría sin acaloro y viento fresco que cortaba un poco, temperatura de diez grados, ideal. A lo largo de la carrera me he encontrado bien, las ideas para mis nuevos escritos iban fluyendo zancada a zancada, casi tenía ganas de esprintar para llegar antes no fuera a olvidar lo que surgía en mi cerebro o se me fuera a difuminar alguna palabra entre los sudores.




Sé que no alcanzaré el nivel de Murakami en mi escritura, quizá si hubiera empezado unos años antes en el mundo literario.... Sé que no alcanzaré jamás su nivel deportivo, empresa que se me antojaría mucho más complicada, la misma frase sirve de aplicación, si hubiera empezado con el deporte en serio mucho antes. De todos modos tampoco esos son mis objetivos, son mucho más modestos porque son los míos.

Sin embargo, ha sido sencillo y realmente placentero sentirme Haruki. Durante la mañana, a lo largo de la carrera y también a lo largo de mi tiempo frente al ordenador, escribiendo, he podido soñar con mi primer maratón realizado en poco más de tres horas y media posiblemente en Sevilla, me he permitido fantasear con mi propio “Tokio Blues” en forma de mi adorado “Tiempo de cerezas” he saboreado como obra propia “De qué hablo cuando hablo de correr” y también he soñado mi “1Q84” con el aspecto de mi novela “La profecía del silencio”.

Uno tiene sus días y yo hoy lo tengo bueno, uno tiene sus pequeños sueños y sus metas y yo hoy las tengo con miras elevadas, ¡qué pasa! ¿Acaso ustedes en ocasiones no se creyeron o se soñaron Nacho Vidal? Yo, mucho más modesto, hoy me siento Haruki Murakami, un hombre, un escritor y un deportista a quien admiro.

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