jueves, 28 de abril de 2011

La noche de los libros 2011



Sandra Castán, la magnífica cantante valdemoreña, con mis Recuerdos en sus manos.



Entre el publico lectores, amigos, gente maravillosa, puedo asegurar que estuve muy bien acompañado y me sentí muy arropado.



A mi lado como casi siempre el Concejal de Cultura Juan Fernando Prado, era la última presentación como Concejal aunque espero que venga en otras ocasiones como amigo.

Al lado opuesto Sandra. Qué decir de alguien que se presta a presentarte sin apenas conocerte, muy valiente, muy dispuesta a colaborar, simpática y agradable como su sonrisa y, sobre todo una espléndida presentadora.








Espectacular noche de los libros, lecutra del Quijote, conciertos y mi presentación, todo ello con asistencia de personal a pesar de la coincidencia en horario con otro evento, al parecer mucho más importante.

Espero que todos lo pasaran bien, yo disfruté y llegué a emocionarme con las palabras de Juan Fernando que se nos despedía, alguien que siempre tuvo su puerta abierta para mí, que siempre colaboró en todos los proyectos que le propuse y que ha trabajado para hacer de Valdemoro un referente cultural. Cuatro libros hemos presentado juntos y como alguien apuntó ayer, no hay quinto malo, así que espero el año que viene tenerlo listo para poder reunirnos de nuevo.

Pero no adelantemos acontecimientos, dejemos que Recuerdos de lluvia y Cierzo recorra su camino, leedlo, disfrutadlo, criticadme. Espero vuestras opiniones para seguir aprendiendo.

Dos cosas para terminar: mi movil no vibró ni una sola vez a lo largo de la presentación, gracias amigos. Y...

Gracias a una nueva lectora y amiga que en realidad eran tres pero sólo conservo un nombre, a Virginia y sus compañeras, que vinieron a la presentación, un poco tarde, pero porque venían de otro acto de La Noche de los Libros celebrado en Librería Carrero. En una noche como la de ayer que haya personas que asistan a los dos actos celebrados en el pueblo me parece de elogio y sé que fueron más, pero ellas, que no me conocían de nada tuvieron un merito digno de reseñar. Gracias a las tres.

Una noche que guardaré en mi memoria para siempre, junto a la mañana de sábado que disfruté hace poco con Antonio Gómez Rufo, por momentos como estos merece la pena seguir escribiendo.

jueves, 14 de abril de 2011

No me hagas una escenita




Os dejo dos micro relatos nuevos y aprovecho para invitar a todos a la presentación de Recuerdos de lluvia y Cierzo en Valdemoro. Miercoles 27 de abril, en la celebración de la noche de los libros.




La cantante valdemoreña, Sandra Castán estará en la presentación de Recuerdos de lluvia y Cierzo el miércoles 27 de abril en el transcurso de la noche de los libros.
Biblioteca Ana María Matute, Avda Hispanoamérica S/N Valdemoro.



Dos escenas muy diferentes. No cuento nada, si os apetece comentar, comentaremos después.








No me hagas una escenita


Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura, ahora le acariciaba la mejilla sin importarle su mar de arrugas. Un abrazo impetuoso y un amor que nace, que se hace y soslaya la diferencia de edad para alcanzar la felicidad.

Un nuevo beso, en esta ocasión más apasionado, un doble te quiero apenas murmurado mientras ella calla el final de la frase: “Aunque casi podría ser tu abuela en vez de tu novia”

Una ovación inmensa rompe el silencio mientras va cayendo el telón y, ellos, inmunes a opiniones ajenas y estruendosos aplausos, continúan abrazados, enlazados en un beso acalorado y un amor sin interpretaciones.





Beso de Judas



Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura quedó perplejo ante el gesto de cariño. Ardía su boca sin poder articular palabra. Ella abandonó la sala. La orquesta interpretaba “La marcha Radezky”, quiso ir tras la muchacha cuando un sirviente le ofreció otra copa de champagne.

La última señor, acéptela y podré retirarme.

Gracias, al salir dígale a aquella joven que espere, quiero hablar con ella.

Apuró de un sorbo media copa, se despidió con elegancia. Con la última nota de la marcha, cayó desplomado por abrasivos dolores de estomago.

Una mujer con un beso en los labios y el falso sirviente, abandonaban la mansión a toda prisa.

domingo, 10 de abril de 2011

A veces tengo miedo


A veces tengo miedo, sí, cada vez más, de presentar un libro. No es por la responsabilidad de qué pensarán los lectores de mi nueva obra o por si tendrá mayor o menor aceptación; no, es por los desastres que causa, por los daños colaterales.

El día de la presentación seis familiares, amigos, compañeros y conocidos se pusieron repentinamente enfermos. Cinco tuvieron compromisos ineludibles de índole laboral a última hora, entre ellos mi jefe, que tuvo una reunión nacional de comerciales. Yo pensaba que él marcaba el calendario de los comerciales pero debe ser que no. Cuatro tuvieron que quedarse con hijos, sobrinos o similar, (nunca se niega la entrada de niños a mis presentaciones, al contrario, mis hijos van a ellas). Tres no se atrevieron a venir en soledad, les daba vergüenza, traté de unir a estas personas y que vinieran juntas pero como no se conocían entre ellas desestimaron la idea; otros dos tuvieron que resolver inconvenientes de las comuniones de sus hijos (a estos los compadezco, yo también me-ando en esas lides, aunque lo dejé para otro día), otros dos estaban inmersos en compras y asuntos ineludibles de la casa y todo ello por no mencionar a los muchos que se les olvidó o que abrieron el correo tarde.

Lo he dicho muchas veces pero como las palabras se las lleva el viento lo voy a dejar escrito a ver si así se comprende mejor. No es necesario poner excusas (algunas eran verdad, lo sé, pero no todas). Asistir a una presentación de un libro es voluntario, nadie tiene obligación (esto sobre todo para aquellos que pronto me llamarán a sus propias presentaciones), pero sobre todo es obligatorio no comunicar la excusa de turno cuando ya está empezada la presentación.

Mi móvil no dejaba de vibrar en el bolsillo, el temblor que algunos percibisteis no era frío, la temperatura del salón era perfecta; tampoco eran nervios, llevo ya muchas presentaciones como para ponerme nervioso a estas alturas; eran excusas innecesarias y a destiempo.

Sé que la presentación de un libro despierta poco interés, voy a muchas y lo veo. Sé que las mías son menos interesantes que cualquier otra, excepto en esta, que gracias a las dos personas que estuvieron en la mesa conmigo y al coloquio que se mantuvo con el público asistente, (nunca por mi aportación evidentemente), fue muy interesante, amena e instructiva.

Sé que casi todos vosotros queridos ausentes de última hora, compraréis el libro, sé que muchos de vosotros incluso lo leeréis, pero asistir a la presentación es un complemento, una aportación que ayuda a la lectura, a la comprensión de muchas ideas y a saber el porqué de muchas de las frases escritas. El jueves 7 desvelé algún secreto de mi anterior libro “La profecía del silencio” que por culpa de una enfermedad repentina, un exceso de trabajo inoportuno o un sobrino recién llegado ya no conoceréis si no lo habéis adivinado en su lectura.

Me quedo con los detalles: el de mi presentadora y gran amiga Paloma Sanz que canceló un viaje de trabajo por estar presente; con Yolanda Iscar también presentadora, también amiga que dejó a los peques al cuidado de su esposo para poder estar; con mis amigos Reyes y Javier que teniendo la posibilidad de verme en otra presentación más cercana a su casa o en las cañas del domingo, vinieron en dos coches diferentes desde dos sitios diferentes, tras dos jornadas largas de trabajo y disfrutando de un maravilloso atasco. Agradecido a mi compañero José Luis, enfermo de verdad, que casi cojeando vino, despacio pero vino; a mis amigos Manolo y Laura que me dieron la sorpresa y la grata alegría en forma del regalo de su presencia; a mi amigo y compañero Boris que también sé que hizo un esfuerzo por estar allí; a mis compañeras y no obstante amigas María y Tere que llegaron las primeras; a Rosa la de “La taberna del Renco” que además vino con “Álvaro”; a Conchi, Juan, Juan Alberto y Patricia que nunca me abandonan; y especialmente a Luisa que teniendo los libros en su librería y sabiendo que yo iré a presentarlo allí, a su casa, se chupó hora y media del magnífico transporte público de Gallardón para estar allí con nosotros. Sé que no he citado a algunos pero no os olvido. Gracias a quienes no vinieron y no hicieron temblar mi chaqueta inútilmente, ésos seguro que tienen una buena coartada.

Y finalmente gracias a todos, presentes y ausentes, gracias porque con vuestra presencia o vuestra ausencia me ayudáis a ver con más claridad las circunstancias que me rodean y me ayudáis a tomar decisiones que por mí sólo quizá no fuera capaz de tomar. Sólo os ruego que si hay una próxima vez, recordéis que no es necesaria la excusa de última hora, seguiremos siendo igual de amigos, igual de compañeros, igual de familiares o exactamente igual de desconocidos, asistir a la presentación de mis libros es un acto voluntario.

Regreso al nicho 1.009



Antes de empezar la entrega de premios.




Recibiendo el diploma que me acreditaba como cuarto clasificado de manos de mi amiga Margarita, dos honores en un mismo acto.




Felicitando al jurado porque el relato ganador era una buena obra.







Por ahora no tengo intención de publicar el relato, sólo diré que el tema que yo quería contar es el hallazgo, aparición o publicación, de dos poemas inéditos de Miguel Hernandez. El descubrimiento y un completo estudio al respecto han sido efectuados por mi admirado José Guadalajara y en su web están tanto los poemas como el artículo que redactó.

jueves, 7 de abril de 2011

Promesa literaria en ciernes





Tres microrelatos nuevos, "Promesa literaria en ciernes"; "Negra noche"; "Uno de abril", no quiero comentar nada, espero a vuestras aportaciones, sólo decir que el día 1 de abril hizo 72 años que terminó la guerra civil. Espero que sean de vuestro agrado y como mínimo que os gusten más que al jurado.






Promesa literaria en ciernes





Ella sabrá lo que hace, yo he utilizado todas mis dotes de persuasión y seducción, le he prometido una noche llena de diversión o de perversión. No percibo los pasos raudos de sus largas piernas por el pasillo, otra noche más recibe la visita de la inspiración y prefiere el tacto del teclado al de mi piel. Está trabajando en su novela, cree que será un éxito, confía en que se la publiquen, piensa que es una promesa literaria y que un día ganará algún premio. Ilusa. Mañana sonreiré amable a esa camarera que me pone ojitos, a ella le trae sin cuidado la literatura.




Negra noche




Ella sabrá lo que hace; cuando el lánguido crepúsculo empieza a inmiscuirse en el día, cuando la noche se disfraza de misterio, ella, envuelta en luto riguroso, pasea su soledad, liberando su triste melancolía.

Nada puede detenerla, la bruma más aciaga y desconcertante, el calor, la lluvia, el frío, las tinieblas, no impiden su paseo ritual. Crece la luna junto a mi miedo bañando en luz un desafío de oscuridad.

La noche es peligrosa, repito justificando mis propios temores, ella no escucha mis protestas, mis palabras, se pierden sin ser pronunciadas y de serlo, sería ahogadas por el gélido chirrido del filo de su guadaña.

Uno de abril



Ella sabrá lo que hace, es mayorcita, hoy, uno de abril del 2011, año del señor y la crisis, cumple 72 críticos años. Cansada, próxima al desfallecimiento y el abandono ha estado, cerca de perder la vida que milagrosamente ha salvado salvándonos a nosotros de paso. La humanidad, obcecada en fulminarla; el hombre y sus miserias son sus enemigos, no sé si más éstas o aquél, lo cierto es que si desaparece, quizá no vuelva a nacer. Felicidades Paz, continúa impulsiva, arrogante, orgullosa, como buena Aries, nacida en el día aquel que, cautivo y desarmado el ejército rojo, se determinó que la guerra había terminado.