lunes, 25 de enero de 2010

CUENTO DE NAVIDAD

En la revista Vivir Valdemoro se ha publicado mi trabajo "Cuento de Navidad" en dos entregas, la primera en el mes de Diciembre y la segunda en el mes de Enero. Al publicarse por separado me da la sensación de que ha quedado un relato un tanto difuminado en el tiempo transcurrido entre una y otra publicación.
Lo pongo entero aquí para su más cómoda lectura y correcta comprensión.

Lo acompaño de una fotografía de mi ciudad natal, Teruel, nevado, en esta navidad, ha sido tomada de internet, no figuran derechos de autor, de lo contrario ruego me lo comuniquen y será retirada.


Cuento de Navidad (I parte)
Dos monedas de cobre


_ Alejandro cierra el ordenador y ponte ya a estudiar-. Exclamó el padre con excesiva ira para ser la primera vez que se lo decía.
_ Ya he terminado papá, pero ven, mira este correo que me han enviado, verás qué idea.
La cadena de tiendas de juguetes Imaginarium, la Fundación Antena 3 y la Asociación Mensajeros de la Paz han puesto en marcha una iniciativa sencilla que llenará de felicidad a muchos niños desfavorecidos esta navidad. Se saltó unas cuantas líneas, no tenía tiempo de leer toda la palabrería pero comprendió en que consistía el invento. Había que poner un juguete usado en una caja de zapatos, envolverla con papel de colores, poner si el objeto era para un niño o una niña y la edad recomendada para ese juguete y llevarla antes del día 14 de noviembre a la cadena de tiendas que organizaba el asunto para que desde allí, las organizaciones participantes, distribuyeran entre niños sin posibilidades los regalos. Al final del texto había una dirección de una página web www.imaginarium.es/navidad_solidaria
_ ¡Paparruchas!-. Exclamó su padre al terminar de leer el texto. Todo mentira, campañas de propaganda que no surte ningún efecto.
Mientras el padre leía y protestaba su hijo mayor había desaparecido por el pasillo en dirección a su habitación, al poco tiempo apareció con su hermano, dos cajas de zapatos y un rollo de papel de regalo. Guillermo, el pequeño, traía la Play, la Ds y varios juegos de ambas consolas.
_ Vamos a participar en la campaña pero tiene que ser muy deprisa, mañana termina el plazo.
Alejandro depositó su Playstation 3 y todos sus juegos en una caja, Guillermo hizo lo mismo con su Nintendo Ds y entre los dos, con manos inexpertas, envolvieron los regalos.
_ Toma papá, entrégalo mañana en las tiendas Imaginarium, es el último día, nosotros no podemos ir, tenemos que ir al colegio y además no sabemos donde están esas tiendas.
_ Paparruchas. Yo tampoco sé donde están y no puedo ir mañana, tengo una reunión importante a las 9,30 y las tiendas abrirán a las 10, además esto es todo mentira, los juguetes no llegan a los niños, se los quedan los aprovechados, ¿cómo vais a regalar las dos consolas y los juegos?, son vuestros juguetes favoritos, además, son muy caras, ¿sabéis cuánto me han costado?
_ Pues claro, no vamos a dar a otro niño algo roto que ya no sirve, le tenemos que regalar lo mejor que tengamos, no seas escriba, acuérdate de la viuda que echó en el arca de las ofrendas sus dos únicas monedas de cobre. (Marcos 12, 38-44) Por favor papá aplaza la reunión y lleva los regalos a la tienda, haremos felices a dos niños, que por la crisis, no tendrán juguetes esta navidad.
_ Está bien iré-, dijo el padre para quitarse de en medio a los críos- y ahora a estudiar, dejadme trabajar, debo preparar la reunión-. Los chavales se fueron contentos de su buena acción sin sospechar que su padre no tenía intención de retrasar sus asuntos por una simple “paparrucha”. Mañana les devolvería los juguetes alegando haber comprado unos nuevos y haberlos sustituido por los de las cajas, regalando los recién adquiridos para que ellos no quedaran sin sus tesoros.
Por la noche, ya todos dormían, cuando de repente se escuchó un estruendoso ruido y una luz iluminó el pasillo. Nadie pareció percatarse del suceso excepto él. Pensó que alguno de sus hijos se había levantado y veloz, como impulsado por un resorte, abandonó la cama y se dirigió a ver que ocurría. En el pasillo se encontró con un anciano decrépito que caminaba con dificultad apoyado en un bastón, su silueta estaba iluminada como si de un actor de teatro en plena escena se tratase. El cabello largo, canoso y despeinado caía en desordenadas guedejas por la frente, una larga perilla, también cana, daba aspecto de antigüedad a la imagen, aquél hombre parecía de otra época.
_ ¿Quién es usted, cómo ha entrado en mi casa?
_ Podría decirte que soy Ebenezer Scrooge o Jacob Marley, también que soy el espíritu de la navidad, pero a todo ello tú responderías: “paparruchas” así pues te diré que soy Charles Dickens y no me digas que estoy muerto, eso ya lo sé.
¿Estaría soñando? La absurda conversación con los niños y sus remordimientos le jugaban una mala pasada. Se frotó los párpados, pellizcó sus mejillas, sin embargo la aparición seguía allí.
_ Soy un fantasma, no me ahuyentarás sólo con restregar tus ojos, tendrás que escucharme.
_ Ya, y me llevarás a hacer un viaje por mis navidades pasadas, por las presentes y por las futuras, finalizando el viaje sobre el frío mármol de mi propia tumba, ¿no es así? ¡Paparruchas!
_ Casi aciertas pero no, te llevaré a las navidades presentes de tus hijos, eso será suficiente.

Cuento de Navidad (II parte)
Una Navidad, un niño, un libro
Título procedente de la campaña libro solidario de la ONG Ayuda a la Infancia


El cementerio estaba gris, desierto y silencioso. No daba miedo transitarlo a pesar de ser noche cerrada, más bien daba…. frío. Charles Dickens caminaba delante de él, era tan lento el anciano que le daba tiempo de ver los nombres de las lápidas, de repente leyó un nombre y se detuvo.
_ ¿Qué pasa?- Preguntó su misterioso acompañante.
_ Deberías saberlo ¿no eres una aparición fantasmal?- Respondió señalando la lápida-, es amigo mío, compañero de trabajo, mañana tenemos una reunión. No sabía que estuviera enfermo y tampoco nada de su fallecimiento, de hecho cuando me he acostado seguía vivo.
_ Cuando te has acostado, también tú estabas vivo-. Adujo el fantasma de Dickens.
_ ¿Qué quieres decir?- Interrogó, un tanto angustiado en esta ocasión.
_ Mira allí-, dijo señalando una tumba a cuyos pies había dos niños-, ahora lo comprenderás.
_ ¡Son mis hijos! ¿Qué hacen ahí? Al pie de una tumba en plena noche.
_ Es Nochebuena amigo, han venido a visitar a su padre. Es la primera Navidad que estás ausente-. Se acercó deprisa y trató de hablar con los chicos pero no lo logró-. Eres un mero espectador, no puedes participar de la representación, tan sólo ver y si lo deseas aprender de la experiencia, acaso ¿no recuerdas mi Cuento de Navidad?
_ ¿Cuándo he m... cuando fue mi m... cuando? Quiero decir que....
_ Quieres saber la fecha de tu muerte, la inscripción de la lápida te lo dirá-. Pasó entre sus hijos sin que llegaran a verse, junto a su túmulo, vio su nombre, su fecha de nacimiento y la otra...
_ ¿Mañana? No puede ser, estoy sano y fuerte como un roble, debe haber un error, ¿cómo voy a morir mañana? Te has equivocado Charles Dickens, fantasma o quien quiera que seas.
_ Escucha lo que dicen tus hijos, al final lo comprenderás-. Los niños hablaban entre ellos junto a la tumba, no le dio impresión de que estuvieran excesivamente apenados, más bien parecían decepcionados.
_ Papá era bueno-. Afirmaba el pequeño tratando de convencerse a sí mismo.
_ Sí lo era, pero en esta ocasión nos falló, nos mintió, privó a unos niños de su felicidad, nos arrebató la posibilidad de hacer una buena acción y además, murió-. Pensó el mayor en voz alta.
_ Y ¿por qué lo hizo si él era bueno?
_ Por una maldita reunión de trabajo, por dos horas de su tiempo, por la empresa, por dinero.
_ Si hubiera ido a la tienda a llevar nuestros regalos ¿seguiría vivo?
_ Sí, fue a las diez, durante la reunión, cuando el techo de la oficina se hundió y los aplastó a todos, si hubiera llevado nuestros juguetes a la tienda no le hubiera pillado el derrumbe.
_ Y ¿estará papá en el cielo ahora?
_ Supongo que sí, ¿no sientes su presencia? Es como si estuviera aquí, oyéndonos.
_ Estoy aquí y estoy escuchándolo todo hijos míos-, dijo aunque sabía que no le iban a oír. Los niños se fueron despacio con triste caminar, Dickens también comenzó a desplazarse fuera del cementerio, fuera de la pesadilla.
_ Se hundió el techo durante la reunión y nos aplastó, por eso he visto la tumba de mi compañero, por eso mañana es el último día de mi vida y mis hijos van a pasar sin mí la Navidad.
_ Lo peor no es eso amigo, lo peor es que en tu ultima acción les fallaste. Ellos tenían ilusión por ayudar a otros niños y no supiste complacerles.
De repente un lacerante sonido le despertó. La alarma del reloj, las siete, hora de levantarse.
_ Todo ha sido un mal sueño producto de la tonta discusión con los chicos, ¿cómo va a venir el fantasma de Dickens a advertirme que hoy voy a morir? ¡Bah, paparruchas!- Cogió las cajas que contenían los objetos más apreciados por sus hijos y las puso en el coche, seguiría su plan. Y sin embargo, sorteando el tráfico, cambió de idea, al pasar frente a una librería vio un libro anunciado, Canción de Navidad Dickens. De inmediato hizo una llamada a su secretaria.
_ María aplace la reunión de esta mañana, convóquela para esta tarde, y avise a mantenimiento de que revisen el techo de la sala, creo que esta muy deteriorado.
Detuvo el vehículo junto a la librería, “el que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo” Lucas 3: 11. Compró todos los ejemplares que tenían del texto de Dickens, luego fue a la tienda donde se depositaban los regalos de la campaña para niños desfavorecidos. Entregó las dos cajas de sus hijos, luego, preparó cincuenta cajas, puso un ejemplar del libro en cada una y en la primera página de cada libro puso un billete de 50 euros. Salió de la tienda, hacía un día magnífico, por la tarde al llegar a la oficina le informaron de que mantenimiento había reparado unos defectos en los techos de todo el recinto, tras la reunión se fue a casa y de inmediato se fue a abrazar a sus hijos. Estaba vivo y ellos felices.
_ Chicos vuestros regalos se han entregado dentro del plazo, yo he añadido otros obsequios más, vuestra buena acción merece un premio, mañana iremos a comprar otros juguetes que sustituyan a los entregados-. El chaval mayor dio un discreto codazo al pequeño que para el padre, pasó desapercibido, al poco tiempo mientras los dos reían Alejandro decía a su hermano-. Lo ves Guille, papá anoche tuvo la misma pesadilla que nosotros. Sabía que no estaba equivocado.










sábado, 23 de enero de 2010

Sangre sobre lienzo

Sangre sobre lienzo es un relato que ha quedado finalista en el V Certamen literari de SER Madrid Sur, SER Allan Poe 200 años de misterio. Se ha editado en un libro donde están todos los ganadores y finalistas bajo el título 200 años de misterio.

Pongo el relato en este blog porque es una introducción a mi novela "La profecía del silencio"
El relato trata de Velázquez y otros personajes históricos que estuvieron cerca de él y como el pintor es uno de los personajes clave de "La profecia del silencio" dejo aquí el relato para ir dando pinceladas de la novela.
Espero que os guste.






Sangre sobre lienzo

Ángel Utrillas
Finalista concurso SER Allan Poe 200 años de misterio 27-11-2009
_ La idea es buena, querida, pero falta realismo. Nosotros pertenecemos a la escuela sevillana, los contornos deben ser precisos, pinceladas suaves, no opacas, la búsqueda de la luz es el objetivo primordial, nuestras obras son retazos de vida, momentos de la historia detenidos en un lienzo para la posteridad, tus pigmentos deben marcar diferencias cromáticas y resaltar los detalles, falta realismo al cuadro-. El maestro despotricaba sin parar mientras atusaba con los dedos pulgar e índice de su diestra, su afilado bigote, su alumna aventajada, decepcionada una vez más, rozaba con los dedos pulgar e índice de su siniestra el afilado extremo del pincel, entre tanto pensaba en absoluto silencio intentando dominar su creciente indignación, su impulso de ira, su rabia… su odio.
_ Estoy harta, siempre críticas, se comporta igual como amante que como artista, nunca está satisfecho, viejo pintor cascarrabias, protegido de reyes y validos-. Apretaba los dientes y se mordía la lengua, había diseñado una obra casi perfecta y el maestro no encontraba en ella más que defectos.
_ Realismo, Jerónima, realismo, ésa es la clave de nuestra pintura. Esta sangre es irreal, la sangre sobre la nieve es más roja-. Fueron las últimas palabras del maestro.
De repente el pincel en la mano de Jerónima se trocó daga, dibujó una violenta parábola y se clavó en el pecho del maestro, muy cerca de la cruz de Santiago que lo identificaba como miembro de la orden. La sangre del pintor salpicó de realismo, silencio y muerte el escenario, malvas de sangre cierta impregnaron el lienzo.
El miedo sustituyó a la ira y la joven alumna del taller de pintura empezó a temblar.
_ Maestro, levantaos por favor, perdonad mi arrebato.
Todo esfuerzo era inútil, todo arrepentimiento era baldío, el maestro, el pintor del rey, su amante, había muerto y ella era la culpable, la asesina.
Se desvaneció, cayó a los pies del cuadro recién terminado, entre los tres pies de su caballete y el cuerpo del genial pintor. Si hubiese mediado tormenta hubiera podido decirse que un rayo había fulminado a los dos personajes, ella parecía muerta y el maestro en verdad lo estaba.
Cuando Juan de Pareja entró en el discreto estudio del pequeño taller chocó contra la escena. Dos cuerpos yertos en el piso, sangre cuya viscosidad impregnaba el blanco suelo de la habitación y el lienzo, apenas concluido, en el centro de la composición. Y parecía un espejo de plata más que una pintura, pues reflejaba, como si de modelo hubieran servido, lo que en el suelo de la habitación había, dos cuerpos esparrancados en incómoda posición, sangre granate sobre blanca superficie.
Se acercó Juan al lienzo antes de tratar de auxiliar a los heridos, observó que era genial, digno de un maestro y por añadidura carecía de firma… por el momento.
Se arrodilló junto a su maestro y señor, comprobó con manos expertas que su vida se había extinguido, después se postró junto a la joven y bella alumna, puso su rostro sobre el pecho tibio de la aprendiza de pintor…
_ Muerta, está muerta también y no parece tener herida ni agresión externa alguna-. Dijo Juan Pareja en un murmullo hablando para sí mismo.
_ No estoy muerta, palurdo, ayúdame a incorporarme de una vez, no ves que me he golpeado contra el suelo y no puedo moverme-. Trataba de hablar y no conseguía que su garganta emitiera sonido alguno, ¿qué estaba pasando?
_ ¿Qué está pasando aquí?-. Se preguntó en voz alta de nuevo el ayudante del pintor-. ¿Acaso ella ha matado a don Diego y luego ha fallecido por causa natural? ¿Quizá él, al descubrir el cuerpo yerto de su amante, se ha suicidado clavándose el pincel? ¿Ha sido un accidente, habrá caído él sobre el pincel causándose la muerte y ella ha perecido de dolor?
_ Lamento defraudarte Juan Pareja pero yo estoy viva, ¿por qué no me oyes?
_ Sí, esa será mi versión, un accidente y ella que muere de amor, que bonito final, la última pincelada de un genio-. Tomó el pincel con intención de colocarlo en la situación apropiada para que encajara en el rompecabezas que había diseñado y sin embargo antes de esa acción realizó otra, se acercó al lienzo armado con el pincel recién terminado y estampó en el ángulo inferior izquierdo su rúbrica-. Y la primera pincelada de otro artista.
_ ¡Maldito usurpador! ¿Pero qué haces firmando mi obra en mis propias narices?-. La pregunta formulada y no escuchada le dio una respuesta alarmante. No podía oírla, nadie la oiría, la creían muerta.
Un angustioso nudo se instaló en su estómago, lo había escuchado a algunos bufones y trovadores chismosos, mas nunca lo había creído posible. Decían que había un estado del cuerpo similar a la muerte, consistía en un accidente nervioso de índole histérica, un achaque que sobrevenía de forma repentina y suspendía la actividad corporal. Quien tenía la desdicha de padecer este extraño síndrome, corría serio riesgo de ser enterrado en vida.
_ Enterrada en vida, noooooo, Juan escúchame, te regalo mi lienzo, es tuyo, tuyo para siempre pero por el amor de Dios …
_ Bueno ya está, ahora yo soy el pintor de este cuadro, el maestro ha muerto tras una desgraciada caída, y su amante alumna, que nadie sabe, ni sabrá, que ambas cosas fue en vida, murió por el dolor de su pérdida.
_ Maldito seas por siempre Juan Pareja, ayúdame, estoy viva.
Cuando salió del taller creyó percibir un movimiento en la mano del cuerpo de la joven, corrió de nuevo a postrarse a su lado, de nuevo su rostro se hundió en su pecho.
_ Menos mal que te has dado cuenta de que sigo perteneciendo a este mundo-. Adujo ligeramente aliviada.
_ No, no respira aunque su pecho todavía está caliente-, dijo rozando con sus dedos la nívea piel de la alumna con un ápice de deseo-, es una pena que desaparezca tanta belleza.
_ Por favor Juan, ayúdame…- trató de llorar mientras Juan de Pareja abandonaba el cuarto pero las lágrimas no salían de sus párpados al igual que las palabras no salían de sus labios…- estoy viva…
Unos días después los dos cuerpos fueron enterrados. En un féretro, el más grande pintor que ha vivido, reposando sus manos tintadas sobre su pecho horadado por un pincel, en el otro túmulo, uñas vivas impregnadas de barnices y tizas arañaban la madera en un vano intento de continuar con vida. Una voz angustiada y angustiosa, y sin embargo ya resignada a su suerte, pronunció una amenaza a modo de maldición.
_ Mi cuerpo vivo, queda prisionero para siempre en esta tumba, mi alma muerta, vagará por años de misterio persiguiendo a un usurpador de lienzos.
Años de misterio transcurrieron, en efecto, algunos lugareños juraron oír voces de mujer cercanas al camposanto, pero las leyendas no detuvieron al mundo y transcurrió inexorable el tiempo, tanto es así que siglos después…

Siglos después, Marta, una preciosa guía del Museo del Prado enfundada en su uniforme azul marino se detuvo junto a un lienzo que reflejaba la muerte violenta, sobre la fría nieve, de dos amantes ardientes, y explicó al grupo de visitantes.
_ Este cuadro es del discípulo aventajado, parece de Velázquez y sin embargo no lo es, vean la firma, se trata de una de las primeras obras de Juan de Pareja, quien fue su esclavo, su sirviente y posteriormente su alumno.
_ Eso es incorrecto señorita-, dijo una mujer joven que se había mezclado con el grupo-, ese lienzo es obra de una mujer, Jerónima Guzmán, la única alumna del maestro y su amante por añadidura.
Marta quedó un tanto confundida por aquella misteriosa dama, parecía que se había caído del cuadro, envuelta en una pátina misteriosa, cual fantasma de épocas remotas, su aspecto era idéntico al de la protagonista de la obra pictórica que estaba explicando, vestido negro de generoso escote, ribete de encajes blancos, cabello moreno recogido en un rodete culminando en una diadema roja, discreto collar de tela blanca alrededor de la tersa piel del cuello…
_ Disculpe señora…
_ Señorita, señorita Jerónima Guzmán.
_ ¡Ah ya comprendo! ¿Entonces es usted la autora del cuadro?- Risas de fondo sucedieron a las palabras de la guía que dio por terminada la discusión y siguió explicando-. Observen el realismo del cuadro, la sangre sobre la nieve parece verdadera, todos los expertos del mundo del arte coinciden en comentar la fuerza de las manchas de sangre, parece de verdad sangre humana derramada en el lienzo.
Concluida la contemplación de la primera obra pictórica de Juan de Pareja, el grupo siguió la visita al museo mientras la misteriosa dama permanecía inmóvil frente al lienzo.
_ Claro que parece real, como que se trata de la sangre de Diego que salpicó el cuadro cuando le clavé el pincel en el pecho-. Afirmó en un susurro la extraña mujer.
_ ¿No viene con nosotros Jerónima?- Interrogó Marta.
_ No gracias, me quedo un rato más junto a la obra que me arrebataron justo antes de enterrarme con vida.
_ Vaya-, sonrió Marta al grupo con su encantadora belleza-, de pintora de cuadros en el siglo XVII ha pasado a creerse protagonista de un episodio de catalepsia propio de una novela de Edgar Allan Poe.
La mujer dentro de su halo espectral y misterioso hurgó con dedos temblorosos en su faltriquera; barniz y tiza en sus manos y de repente, entre los dedos pulgar e índice de su siniestra, apareció un pincel que en su día tornose daga y que debido a ello tenía tintes de tonos violáceos en su anverso.
_ Cuando los expertos del mundo del arte encuentren este objeto comprenderán la verdad-. Dijo dejando caer descuidadamente el pincel al suelo y dirigiéndose ya hacia la salida del museo. Apenas había dado tres o cuatro pasos cuando se volvió a mirar su único lienzo y susurró:
Y por cierto, no debí enfadarme tanto con el maestro, en el fondo Diego tenía razón, falta realismo al cuadro, ahora la sangre está perfecta, no obstante la nieve, bajo la sangre de Velázquez debería ser más blanca.

PRESENTACIÓN.

La profecia del silencio está a punto de publicarse.
No se me ocurre mejor principio que poner en este blog la presentación con la cual empieza la novela. Así empieza, espero que os guste.


Desde hoy brillará una nueva estrella en el cielo ocre de esta ciudad de Madrid.
Madrid, esa ciudad descomunal que siempre me inspira sentimientos contradictorios y opuestos sin término medio. Y brillará esa nueva estrella tímida y discreta, sin destacar sobre las demás; no será la más bella, ni la más grande, ni la más reluciente, ni la más. . . nada. . .
Será una más, desapercibida entre la multitud, inadvertida y anónima, pero presente en el futuro y el presente.
Y me pregunto a quién pertenecerá esa nueva estrella, si a ese personaje recientemente fallecido, al señor don nadie que silente y discreto nos ha abandonado por la puerta de atrás como una apresurada estrella fugaz, o a ése otro que apocado y temeroso llora recién llegado a la vida asustado y desconcertado. ¿A cuál de estos anónimos personajes debemos agradecer la presencia de otra estrella en éste, nuestro cielo cada vez más lejano y más alto y más imposible e inaccesible? Quizá se deba a ambos a la par, tal vez se trate de otra ambigua contradicción del destino, o tal vez sea la prosopografía de un sofisma, o quizá nos encontramos ante la conjunción de dos elementos opuestos que se unen para dar vida a otro inédito; amarga victoria, estruendoso silencio, quien aumenta su saber aumenta en igual medida su dolor, sólo se muere una vez . . . en cada vida, ¡cuán dulce tristeza es la despedida!
El cielo de Madrid hoy brilla más y en nuestros corazones tendrán espacio tanto el nacido como el desaparecido. En nuestras almas habrá nuevas estrellas y en Madrid, tendrán espacio otras civilizaciones, culturas, razas, historias, canciones silbadas en la oscuridad y eternos silencios cargados de presagios.
En la actualidad Madrid alberga miles de historias inadvertidas, largos y densos silencios, fantasmas, pecados, recuerdos, infinidad de personajes anónimos que aspiran a seguir siéndolo o a dejar de serlo, y sirva esta narración, continuación de una contada anteriormente y no finalizada, para sacar del anonimato a personajes que son una prolongación de otros desaparecidos, y a su vez el comienzo de otros venideros.
Sirva esta historia para descubrir que el día que naces también comienzas a morir, que la vida no es más que el amor que siembras y recoges en el camino, que hay ocasiones en las que el miedo te obliga a silbar en la oscuridad con toda la fuerza de tus pulmones, y todo lo demás es apenas silencio, tan sólo un extenso y eterno silencio... la profecía del silencio.

(Esta novela es la continuación de Silbando en la oscuridad)

INTRODUCCION

La profecía del silencio es una novela, y sobre ella tratará este blog, lo he creado para aquellos lectores, amigos o curiosos que quieran seguir la evolución literaria del libro, para quien quiera comentarla, criticarla, o enriquecerla de cualquier modo. Yo estaré siempre a vuestra disposición, trataré de resolver vuestras dudas y también intentaré poner relatos míos o de amigos escritores que merezcan ser expuestos.