A menudo los
hijos se nos parecen, y así nos dan la primera satisfacción.
Lo dice Serrat y lo suscribo yo. Y añado que a veces no es bueno tanto
parecido aunque no negaré que me enorgullece. A veces hasta me emocionan sus
gestos, esto debe ser, o al menos debe influir, el asunto de la edad.
Alex, el mayor, ha donado sangre dos veces desde su recién adquirida
mayoría de edad, por decisión propia, por supuesto, por ayudar a los demás. Sus
donaciones solo son superadas en número por sus esguinces. En los tobillos,
como en tantas otras cosas, se parece a mí, en lo de querer ayudar a los demás, me recuerda al gran corazón de su
abuelo.
Tres generaciones, tres personas, un corazón.
Recuerdo el día que nació. En aquella época yo no me había dejado
embaucar por la escritura todavía, era el momento en que en el mundo había 3 ó
4 poetas y no como ahora que hay 3 ó 4 poetas en cada familia y fue por eso,
creo, por tanta efervescencia poética, por lo que me decidí a que hubiera uno
más, muy modesto pero una más.
Entre mis “poemas”, escribí uno en su día rememorando el nacimiento de mi
primogénito. No es bueno pero me gusta esta forma de “desnudarme con la
palabra”. Hay veces que me cuesta decir lo que pienso, entonces cojo el papel y
lo escribo y eso hice, tome papel y escribí Ángel de mayo, puesto que Alex
nació el 9 de mayo y le dije a mi hijo el orgullo que me produce su presencia y
también, por si acaso alguna vez no se acuerda, que lo quiero.
P.D. Para
Guille: Tranquilo, también hay uno que se titula Ángel de enero, a ti también
te quiero.
ÁNGEL
de MAYO
Sentado
esperaba que amanecieras,
despacio,
sin prisa, clareaste
y,
en la larga noche trajiste la luz.
Como
agua llegaste en mayo,
varado
junto a tu cama
te
miraba sin atreverme a acariciarte.
Alma
acunada en sueños,
en
temores de pasillo,
fantasmas
surcando los mares
desde
tu ventana,
embriagándome
de besos
en
otra alborada cercana.
Estrellas
en mi firmamento.
El
roce de la oscuridad
en
el espejo de tu luna,
pecho
henchido, de tormenta,
espalda
luchando, contra espalda,
hasta
ganar sin temblores la batalla.
Encontrarás
mis sueños en tu almohada
porque
soy tú,
porque
eres yo,
porque
tus albadas son mi corazón
y mi
corazón tu aire
y tu
aire mis palabras.
En
mis brazos creció tu vida,
el
tiempo se me fue,
el
de estar contigo,
el
de estar sin ti
dejando
la vida en tus abrazos
regando
con lluvia tu sonrisa esperada.
Mañana
serás tú mi cayado,
mi
cielo, mi mayo sin nubes
rayo
de agua anhelada.
Serás
guardián de recuerdos,
guarda
del ángel de la guarda,
amor
sembrado, crecido, regado…
Adorado
Ángel, dorado mayo.