jueves, 13 de enero de 2011

El cielo de Oriente





No sé porqué pensé que con este relato sí podía ganar. Quizá el día especial en que fue escrito, quizá la historia verdadera en que se apoyaba su escritura, quizá el dedicarlo interiormente a dos jovencitos especiales. Estaba tan contento con el resultado que no quise escribir más.
Al final, como siempre, ganó otro y yo os dejo mi trabajo en el blog expuesto a vuestra necesaria lectura y a vuestra bienvenida crítica.

La fotografía es, cómo no, La adoración de los Reyes Magos, de mi admirado Velázquez.





El cielo de Oriente




Nadie en varios kilómetros a la redonda sabía decir su nombre y sin embargo todos podían dibujar su sonrisa, describir su bondad, recordar su sabiduría.

Todos iban a echarle de menos durante mucho tiempo y por eso el silencio era absoluto y la alegría fue eclipsada por su ausencia a pesar de ser una fecha mágica, la gran noche de los niños.

Y serían los niños precisamente los que más lo extrañarían, los que ya no oirían sus cuentos; su nieto nunca podría olvidar, por larga que fuera su existencia, que el abuelo, una noche, se cansó de jugar a la vida y se fue con los reyes magos a Oriente.

10 comentarios:

Josefa dijo...

¿Sabías que mi padre se fue la noche de Reyes?
Josefa L.

ANA MARÍA ARROYO dijo...

Sin palabras...

La profecía del silencio dijo...

Pues no, no lo sabía y me he quedado un poco sin palabras. De todos modos y teniendo en cuenta que para determinadas cosas nunca es buena momento, en algunas fechas deberían estar prohibidas.
Un abrazo Josefa.

La profecía del silencio dijo...

Ana, a veces dos palabras dicen más que un discurso.
Gracias por tu visita.

Elena dijo...

Tierno, dulce, gracias Ángel, me gusta muchísimo y seguro que ganarás, ya verás como pronto, otro colgará su micro relato no ganador, y tu el ganador.

La profecía del silencio dijo...

Gracias Elena por tu apoyo incondicional. Pero creo que va a ser que no, me parece que los gustos de los juraos literarios y los mios no son ni parecidos.

Anónimo dijo...

Si es cierto que en algunas fechas deberían de prohibir ciertos acontecimientos. Las ausencias obligadas de ciertas personas no necesitan fechas tan señaladas para recordar, ni agendas, ni alarmas de aviso. El corazón tiene suficiente memoria.
Aún así, de algún modo quizás, desde donde se encuentre en el lejano Oriente, siga dibujando su sonrisa, y su nuevo estado le permita disfrutar de un nuevo juego, que no el de la vida, a buen seguro tratándose de Reyes magos.
Seguramente su estrella esa noche de niños, siga brillando y dando luz y calor a esos pequeños, aún en la distancia, para convertirla en una noche mágica al fin y al cabo, como debe ser, demostrando nuevamente su gran bondad.
Quien sabe si en el silencio de la noche aún sigue transmitiendo sus sabidurías a modo de cuento.
Hay demasiado ruido en el ambiente de la calle para oír su susurro.
El corazón es el único que puede escucharlo.
Seguro que sí. Seguro que son cuentos con un hermoso final.

Rosa (la del Renco)

La profecía del silencio dijo...

Hola, qué alegría.
Y que comentario tan acertado y tan bonito. No te quepa duda de que muchos de los que están allá en el cielo de Oriente, siguen contando sus cuentos a los que todavía juegan el juego de la vida y, en efecto, son cuentos con final hermoso.
Un beso muy grande, o mejor dos, querida amiga del Renco.

Anónimo dijo...

es muy bonito tu relato y me recuerda la partida de mi papa no hace mucho gracias por escribir asi y suerte ya habra un lugar para ti

La profecía del silencio dijo...

Gracias por leerme y dejar tu comentario. Mi sitio en el cielo de Oriente espero quede mucho tiempo vacío y, mi sitio entre los ganadores de este concurso ya te aseguro que vacío estará mucho tiempo, no tengo el mismo gusto que los jurados.