sábado, 23 de enero de 2010

PRESENTACIÓN.

La profecia del silencio está a punto de publicarse.
No se me ocurre mejor principio que poner en este blog la presentación con la cual empieza la novela. Así empieza, espero que os guste.


Desde hoy brillará una nueva estrella en el cielo ocre de esta ciudad de Madrid.
Madrid, esa ciudad descomunal que siempre me inspira sentimientos contradictorios y opuestos sin término medio. Y brillará esa nueva estrella tímida y discreta, sin destacar sobre las demás; no será la más bella, ni la más grande, ni la más reluciente, ni la más. . . nada. . .
Será una más, desapercibida entre la multitud, inadvertida y anónima, pero presente en el futuro y el presente.
Y me pregunto a quién pertenecerá esa nueva estrella, si a ese personaje recientemente fallecido, al señor don nadie que silente y discreto nos ha abandonado por la puerta de atrás como una apresurada estrella fugaz, o a ése otro que apocado y temeroso llora recién llegado a la vida asustado y desconcertado. ¿A cuál de estos anónimos personajes debemos agradecer la presencia de otra estrella en éste, nuestro cielo cada vez más lejano y más alto y más imposible e inaccesible? Quizá se deba a ambos a la par, tal vez se trate de otra ambigua contradicción del destino, o tal vez sea la prosopografía de un sofisma, o quizá nos encontramos ante la conjunción de dos elementos opuestos que se unen para dar vida a otro inédito; amarga victoria, estruendoso silencio, quien aumenta su saber aumenta en igual medida su dolor, sólo se muere una vez . . . en cada vida, ¡cuán dulce tristeza es la despedida!
El cielo de Madrid hoy brilla más y en nuestros corazones tendrán espacio tanto el nacido como el desaparecido. En nuestras almas habrá nuevas estrellas y en Madrid, tendrán espacio otras civilizaciones, culturas, razas, historias, canciones silbadas en la oscuridad y eternos silencios cargados de presagios.
En la actualidad Madrid alberga miles de historias inadvertidas, largos y densos silencios, fantasmas, pecados, recuerdos, infinidad de personajes anónimos que aspiran a seguir siéndolo o a dejar de serlo, y sirva esta narración, continuación de una contada anteriormente y no finalizada, para sacar del anonimato a personajes que son una prolongación de otros desaparecidos, y a su vez el comienzo de otros venideros.
Sirva esta historia para descubrir que el día que naces también comienzas a morir, que la vida no es más que el amor que siembras y recoges en el camino, que hay ocasiones en las que el miedo te obliga a silbar en la oscuridad con toda la fuerza de tus pulmones, y todo lo demás es apenas silencio, tan sólo un extenso y eterno silencio... la profecía del silencio.

(Esta novela es la continuación de Silbando en la oscuridad)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué biene scribes, Ángel..no es halago, al lee tu porsa es lo que me sale.
Un beso

La profecía del silencio dijo...

Gracias Sofía, esas palabras viniendo de ti, son maná del cielo.