lunes, 24 de junio de 2013

Introducción de Judith y Holofernes





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                                             INTRODUCCIÓN



Era una mujer hebrea, viuda y sobre todo muy, muy hermosa, su rostro era de bellas facciones, su estirpe de alta educación y enorme piedad. Nunca nadie se le oponía ni estaba contra ella. Habitualmente vestía con hábito de penitencia y muchas veces estaba en ayuno. Su difunto marido le había dejado mucho dinero.

En plena guerra de Israel contra el ejército babilónico, el general asirio Holofernes se halla con sus tropas asediando la ciudad de Betulia. La bella Judith se ofrece para salvar a su pueblo, marcha hacia el campamento asirio fingiendo ser una traidora a su sangre, con la excusa de informar a los sitiadores. Pronto consigue, con su belleza, atraer a Holofernes quien le invita a un banquete a su tienda, la mujer hebrea consigue que el general asirio se emborrache y cuando finalmente cae dormido empuña una espada y lo decapita.

Estos fueron todos los datos que, de manera apresurada, consiguió reunir en una visita rápida a una página de Internet sobre la figura de Judith, de inmediato cerró la pestaña y de nuevo recuperó la conexión con el Chat.

- Estimada Judith, quiero ser tu Holofernes- escribió, y entre tanto recibía respuesta, abrió otra página de historia religiosa, para tratar de obtener más información sobre la mítica mujer y pudo leer:

Quedaron en la tienda sólo Judit y Holofernes, desplomado sobre su lecho y rezumando vino (Judit 13,2) Avanzó, después, hasta la columna del lecho que estaba junto a la cabeza de Holofernes, tomó de allí su cimitarra, y acercándose al lecho, agarró la cabeza de Holofernes por los cabellos y dijo: ¡Dame fortaleza, Dios de Israel, en este momento! Y con todas sus fuerzas, le descargó dos golpes sobre el cuello y le cortó la cabeza (Judit 13,6-8)

- Te recuerdo que no me conoces personalmente, para poder ser mi Holofernes tendrías que verme y quedar cautivado y embriagado por mi belleza- la respuesta de la mujer que estaba al otro lado de la tecnología había llegado y él se apresuró a añadir.

- Quiero conocerte, ya me ha cautivado tu encanto a través de la red, seguro que cuando te vea quedaré embriagado por tus atractivos físicos.

- O a lo mejor no, tal vez sea fea y antipática.

- Seguro que eres preciosa, haciéndote llamar Judith tus características son claras, eres muy hermosa, de bellas facciones y de alta educación- escribió parafraseando sus lecturas de las páginas recientemente visitadas-. ¿Cuándo podemos vernos?

Concertaron una cita, los dos lo estaban deseando y, convinieron verse y conocerse a lo largo del fin de semana más cercano.

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