lunes, 17 de mayo de 2010

El clavo


Otro micro relato ganador que no ganó, y en esta ocasión no me gustaron tanto los elegidos como el mío y algún otro más de amigos que he tenido ocasión de leer.
En este caso las cien palabras llevaban implícito un pequeño homenaje a Pedro Antonio de Alarcón, y de ahí el título.



EL CLAVO


Hasta que decidimos volver a colgarla en la pared no nos dimos cuenta.
Aquella obra, el retrato de mi bisabuela, parecía tener vida propia, esa vida que a ella le faltaba. Yo la colocaba, la enderezaba y al día siguiente, volvía a caer a la siniestra, aparecía torcida.
Creímos que era asunto de espectros, el alma de la mujer pintada en el lienzo quería decirnos algo. ¿Acaso la bisabuela había sido asesinada?
Al final era una alcayata mal puesta, nada de fantasmas, y sin embargo yo, por culpa de un clavo torcido y chivato, escribo esta carta desde la cárcel.

3 comentarios:

CumbresBlogrrascosas dijo...

Está claro que es un error el escribir intentando gustar a un jurado. Hemos de hacerlo a nuestro modo, hay que hacer que nos guste a nosotros mismos, y una vez conseguido esto, gritarlo a los cuatro vientos. Así, si ganamos, habremos ganado justamente y si no, conservaremos la dignidad. Y de esto, nos sobra, amigo. Enhorabuena, pues tu relato es magnífico.

Un abrazo.

La profecía del silencio dijo...

Pero si yo no escribo con intención de gustar al jurado. Me resulta muy complicado contar algo en 100 palabras y cuando lo consigo, hay veces que me gusta más y otras menos. En ésta me gusta lo que salió, pero sobre todo, no me gusta nada el que ganó, that´s the cuestion dear Watson.

CumbresBlogrrascosas dijo...

No lo digo por ti, Ángel, sino por todos los que nos presentamos a concursos literarios. Tampoco yo lo hago, lo de escribir para gustar al jurado, ya sabes la de cosas raras que he enviado a veces, pero como a mí me gustan, pues me siento fenomenal, aunque no gane. Y también me suelen gustar más los míos que los que ganan, aunque no siempre, que por ahí hay gente muy buena.