jueves, 13 de diciembre de 2012

Acupuntura











Con cuidado para que no se les caigan los alfileres, se levantan de la cama. No deberían caerse, están clavados en su musculoso cuerpo apolíneo, aunque de forma tan superficial o estratégica que no duelen ni molestan.
Se mira en el espejo, no le gusta su aspecto, empieza a despojarse de las agujas, las coloca en el costurero, sobre el lavabo, no debió dejarse convencer por su primo. Ni de la familia te puedes fiar, no tenía que haber accedido a probar juegos desconocidos, no ha sido divertido esto de la acupuntura.
Mañana invitará a merendar a su vecino del quinto, es más extrovertido, siempre quiere jugar a los médicos.

2 comentarios:

Javier Valls Borja dijo...

Un poco hipocondríaco, el apolíneo, ¿no? :)

La profecía del silencio dijo...

No le diría yo hipocondríaco precisamente pero bueno es una forma de verlo jejejeee
Bueno el secreto de apolíneo ya lo sabes.