jueves, 25 de octubre de 2012

Cornudo y atropellado






De la rutina insípida de su oficina a la insípida rutina del hogar.
De casa al trabajo y viceversa.  De soportar al jefe entre montañas de papeles aburridos a soportar a la “jefa” entre montañas de vajilla sucia.
Un buen día regresando al hogar detuvo su caminar, gritó que no a una vida anodina, incolora y manejada. Inmóvil pensaba cuando un coche le atropelló trasladándolo de la rutinaria vida a la inodora muerte.

Desde el cielo ve a su indolora “jefa”, apenas él expiró, salió de caza, le faltó tiempo para liarse con su jefe, me refiero al de él, sería repetitivo que fuera el de ella.

9 comentarios:

Javier Valls Borja dijo...

Bueno, esa es la perfecta definición de lo que es tener un mal día...

Gerardo Martín Pujante dijo...

Pues una vez más, un pequeño retrato de muchas vidas... personas atrapadas en bucles y rutinas que van convirtiéndolas en personas grises... el remate final le da un toque de humor negro e irónico... aunque ya de por si el título se presta a pensar de esa manera.

Me ha gustado Ángel.

Un saludo
Gerardo

La profecía del silencio dijo...

Sí Javier, lo que realmente se llama un dia aciago.

Gerardo, lo has descrito a la perfección, días grises, vidas grises, una pizca de mala suerte y un poco de humor para dar color e incredibilidad.

Elena dijo...

Si es que... no se aprecia lo que se tiene!! (sarcásticamente dicho claro!!).

La profecía del silencio dijo...

Sí Elena, sarcásticamente claro, porque si se tienen se perciben, vamos digo yo, que nunca los he tenido jajajjajaaaa

Elena dijo...

Eso es lo malo, que salen a veces tan sigilosamente que no nos enteramos!

La profecía del silencio dijo...

Me voy a mirar al espejo no vaya a ser...

Elena dijo...

Jajajajaja... pobriño!!
Creo que no tienes!!

La profecía del silencio dijo...

Que no tengo espejo o prominencias.