lunes, 7 de junio de 2010

Ecos de ausencia sobre tu tumba



Sobre tu tumba lloro una vez más. Lloro ausencia, soledad y también alguna que otra lágrima.

Te disgusta verme llorar. Lo siento, no puedo evitarlo, siempre derramo mi frustración en forma de lágrimas cuando recuerdo nuestra primera cita, cita a ciegas, nacida en un foro de Internet. ¡Qué ilusa! Acababa de escuchar tu espacio de radio ignorando que mi periodista favorito era mi esperanza de aquella tarde y por añadidura, de mi vida.

El amor nos sobrepasó al primer encuentro. La pasión desbordó en noches rojas y yo sin saber, sin adivinar que tú eras tú, todo aquel tiempo sin reconocer tu voz, todos aquellos días con sus tardes monótonas y sus noches apasionadas sin sospechar que sólo era un pasatiempo para ti, comportándome como la perfecta estúpida que soy.

Y, aunque mentira, fue una bonita historia de amor y pasión mientras duró, hasta que, una tardía sinceridad empapó tus labios manchados con mi carmín.

_ Estoy casado- dijiste arrogándote un valor que desconocías tener.

_ Para mí estás muerto- sentencié, aunque en realidad pensé-, te quiero.

Aunque vives, aunque te amo, para mí has muerto y por eso visito con persistente y estólida frecuencia, tu tumba imaginaria. Lo hago para recordarme a mi misma que has muerto, que para mí ya no existes, que eres apenas un eco en el crepúsculo de la radio, una sombra gris transmitida por las ondas.

Camino del cementerio veo la tarde apagarse y convertirse en recuerdo, voy escuchando el espacio que diriges y presentas. Termina tu programa, apago tu voz, arden mis labios mientras mis zapatos se llenan de fango por el estrecho camino que nos separa. Deposito crisantemos en una tumba sin nombre que pretendo tuya, tu tumba imaginaria. Y lloro. Lloro tu muerte en vida, lloro tu prematura ausencia.

Nunca verás mis lágrimas de amor, ni los recuerdos de barro en mis tacones, ni la nostalgia que provocan los ecos de tu sonora ausencia.

4 comentarios:

CumbresBlogrrascosas dijo...

El engaño nunca es buen compañero en una relación amorosa..., bueno, mejor pensado, en una relación de cualquier tipo. La mentira acaba con el amor, con la amistad, con todo lo bueno que podemos esperar de los demás, aunque a veces la verdad también puede acabar con una buena amistad. Supongo que es una cuestión de cómo y cuándo decir las cosas.

El caso de tu relato es, desgraciadamente, muy habitual, y ahí no se engaña solamente a una persona, sino a dos. La mentira es dolor.

Un abrazo.

La profecía del silencio dijo...

Llevas raazón Javier, pero en este caso del engaño nace el amor en ambos miembros de la pareja y ahí viene el papel estelar de ella que en vez de luchar por lo que quiere rompe con él, hasta convencerse de que ha muerto, dejándo el camino libre a la otra mujer y castigando así el engaño.

ANA MARÍA ARROYO dijo...

Pues, por fin consigo dejar un comentario por aquí, puesto que ya empezaba a imaginarme que me habias vetado...
El caso es que, ciertamente, el engaño no es buen compañero de las relaciones, no sólo de pareja, de todo tipo. Pero creo que cuando una persona es capaz de dejar la libertad de elegir, de apartarse de su lado y olvidar para la felicidad del otro... "no hay acto de amor más grande"
Y escrito mi testamento, te repito, es un fantástico relato. Me gustó en su día y me sigue gustando.
Abrazos a los dos.

La profecía del silencio dijo...

De vetar nada, las puertas abiertas de par en par a tan ilustre visitante. Además tu comentario es acertado pues es lo que yo quería reflejar en el relato, por un lado ella castiga el engaño a pesar de estar enamorada todavía, por otro no es que deje libertad al engañador, que al confesar muy probablemente pretendía seguir con ella, es que decide olvidarlo, decide pensar que ha muerto, en realidad no es un acto de amor sino de egoismo, aunque más egoista sería pelear a muerte por lo que ama.
Un abrazo y espero verte mucho por aquí.