jueves, 11 de marzo de 2010

Los doce amigos de la amiga de mi amiga


Artículo publicado en el número de marzo de la revista Vivir Valdemoro
Fotografía de Charo Hernandez (Colectivo Toc Arte)

Un día espléndido de la espléndida
primavera que aunque no ha llegado
parece que quiere adelantarse. Un
parque agradable con su quietud y su
silencio, una terraza tranquila al sol, la
temperatura es agradable, el día perfecto.
Un grupo de amigos, se divierten,
toman algo, charlan, bromean, mas no
están todos, falta alguien a quien aprecian,
falta la amiga de mi amiga.
Alguien la echa de menos y pregunta
por ella. Mi amiga coge el móvil,
mientras va marcando un número que
conoce de memoria comenta.
- Pues creo que este fin de semana
no se ha ido al pueblo, además vive
aquí cerca, vamos a llamarla a ver si
está en casa y viene un ratito.
El teléfono da tono de llamada, parece
que nadie va a contestar, cuando
casi se ha consumido el tiempo para
que se produzca la desconexión se oye
una voz débil al otro lado.
- Hola, ¿no te habré despertado?
Bueno es igual en todo caso ya estás
despierta, estamos todos en la terraza
del parque, te echamos de menos, ven
a tomar algo, la gente quiere verte.
- Creo que no, no me apetece salir,
no me encuentro muy bien, me he levantado
un poco mareada me duele la
cabeza y lo único que me apetece es
estar tumbada.
- Venga, están locos por verte, además
te vendrá bien salir y tomar un
poco el aire, aquí se está fenomenal.
- Quizá tengas razón, me conviene
salir a ver si me despejo, me doy una
ducha rápida y bajo, en treinta minutos
estoy ahí.
Todos celebraron su pronta presencia
cuando mi amiga les notifico su
decisión, entre tanto la amiga de mi
amiga deja caer el teléfono con desánimo,
busca las zapatillas por debajo
del sofá, se levanta y sale al pasillo
en dirección al baño. Al levantarse su
sensación de mareo se incrementa, se
tambalea, la cabeza duele a rabiar, las
paredes del pasillo parecen moverse,
finalmente cae, se desploma, se desvanece
sin llegar al baño.
Mi amiga se impacienta, ha dicho
media hora y ya ha transcurrido una.
Llama de nuevo, no obtiene respuesta,
van a su casa y nadie contesta.
Empiezan a preocuparse, deciden avisar
a la policía que irrumpe en la casa
ante la desesperación de los jóvenes.
La amiga de mi amiga yace en el suelo,
toda su belleza esparrancada en el
suelo del pasillo, un derrame cerebral
repentino y traidor ha sellado su vida.
Han pasado unos días, la sorpresa
y el dolor de sus familiares y amigos
no han menguado tras la repentina
desaparición de una mujer joven y saludable,
auténtica mala suerte de una
buena persona. BUENA PERSONA
con mayúsculas digo y afirmo, la amiga
de mi amiga era donante, hasta doce
de sus órganos han sido utilizados para
aliviar el dolor de otros enfermos o
para salvar sus vidas. Doce amigos,
secretos para todos excepto para ella,
doce amigos de la amiga de mi amiga
serán más felices gracias a ella y su
actuación solidaria. Y quizá ese gesto,
sirva para atenuar el dolor de sus familiares,
saber que en algún lugar del
mundo parte de ella vive todavía, además
de estar para siempre viva en sus
corazones.
Otro día de primavera, los amigos
otra vez se reúnen en el parque, a partir
de la desgracia de su amiga han decidido,
como modo de rendirle homenaje,
que nunca pasarán más de un mes sin
verse y brindar por ella. Alzan sus copas
al cielo y les parece adivinar que
desde una nube alguien les sonríe, ven
su sombra blanca, su pureza transparente,
su esencia cristalina, incluso, si
guardan silencio y concentran su mente
en el azulenco cielo pueden oír su
voz dulce y nítida sin demasiado esfuerzo.
- Ahora que estáis todos juntos os
diré que la muerte es tan sólo un episodio
más de la vida, es como estar dormido
en una habitación secreta donde
nadie te molesta y desde donde todo lo
dominas, a pesar de la muerte yo sigo
existiendo, estaré con vosotros siempre,
en vuestros corazones, seguiremos
siendo amigos. No dejéis nunca de hablarme,
ni cambiéis vuestro tono de
voz por otro más compungido o triste,
no debéis dejar de sentirme cerca ni
estar apenados. Por el contrario debéis
seguir sonriendo, siempre, brindad por
mí y pronunciad mi nombre de forma
natural, sin que haya sombras oscuras
de miedo ni dolor alrededor, aunque
no me veáis mi corazón estará junto al
vuestro, seré como las estrellas, aunque
no me veáis tendréis la certeza de
que estaré ahí y la existencia, vuestra
vida continua y yo la disfrutaré con
vosotros mientras seáis capaces de
mantenerme en el recuerdo. Para mí
ya siempre será primavera.
Doce personas son más felices que
antes, sus amigos la quieren igual o
más todavía y ella, les habla, les sonríe
desde el cielo, porque las buenas
personas están en el cielo, y en esta
ocasión, estoy seguro de no estar equivocado.

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