jueves, 6 de octubre de 2011

Cálculo de probabilidades



¿Quién no ha oido hablar del satélite UARS? ¿Quién no ha pensado qué le ocurriría si cayera en su ciudad, en su casa, en su cabeza? ¿Quién hace el cálculo de probabilidades que tan tranquilos nos deja?
Un relato con algo de gracia y de amargura.


Cálculo de probabilidades.


Son las doce horas, un minuto y quince segundos. La radio continúa encendida dentro del camión.
Noticias:
La NASA publica en Twitter:
Los restos del satélite penetraron en la atmósfera sin causar daños materiales ni personales. El riesgo para las personas fue muy remoto, una probabilidad entre tres mil de sufrir un impacto, nunca nadie ha resultado herido por un objeto espacial en su reingreso en la atmósfera. Falta por localizar un pequeño fragmento, es propiedad de la NASA, no se puede vender en E-Bay…
A unos metros, el conductor yacía en el suelo, aplastado por un pequeño fragmento de satélite humeante.
¡Qué necesidad fisiológica tan inoportuna!






¿Y si una civilación exterior amenazara nuestra existencia? ¿Cómo vivirías tú, tus últimos momentos?
Este relato ve un ligero contratiempo desde el punto de vista del optimismo.



Ligero contratiempo


Son las doce horas, un minuto y quince segundos, el ministro de la guerra y portavoz del gobierno comienza sus declaraciones: “Estamos siendo invadidos, una potencia extranjera extraterrestre ataca nuestro planeta, esta agresión puede suponer el fin de nuestra civilización, de nuestros días, la extinción de nuestra vida, el final del ser humano. Nuestras armas no les causan daño, son inmunes a nuestros virus de laboratorio, estamos perdidos. Ahora cada uno debe valerse por sí mismo y Dios demostrar que existe cuidándonos a todos”.
_ Son más de las doce, apaga la televisión y estudia.
_ Déjame un poco más mamá, el examen de mañana se ha suspendido.






Este es el más serio, o quizá el único con pinceladas de normalidad, en este relato, en esta época de crisis y desempleo, me pregunto si es verdad que el trabajo dignifica.



El trabajo dignifica


Son las doce horas un minuto y quince segundos. La contemplo paseando por la arena. Embriaga su movimiento de caderas al caminar, cautiva el paraíso interminable de sus piernas tostadas. Debajo de su escueto bikini ¿la piel será bronceada o blanca como la nieve?
Mis ojos están clavados en sus curvas perfectas cuyo tacto sueño, sin embargo, hoy no persigo su cuerpo, busco su corazón, lo tengo en el punto de mira.
Doce y dos minutos. El silenciador apaga el estruendo del disparo. El disparo apaga la vida de esa mujer perfecta. Recojo las herramientas, intuyo su belleza esparrancada cerca del agua.
¡Qué asquerosa forma de ganarme la vida!

No hay comentarios: