Disfrazado de vendedora de manzanas desafío a la noche que persistente me envuelve en su oscuro manto. Disfrazado de marinero del Titanic increpo a esa luna azul que no quiere iluminarme obligándome a naufragar. Disfrazado de soldado en guerra perpetua insulto al sol cuyos rayos me vuelven a morder sin permiso desgarrándome piel y alma.
Disfrazado, siempre disfrazado.
Estoy cansado de esconderme, de ceñirme la rabia hasta que su presión me duele y me desborda y me asfixia.
Estoy harto de disfraces, de medias verdades y de ambages. Desde hoy seré sincero, a partir de mañana me desnudaré el disfraz y seré yo mismo.
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