La semana pasada no participé en el concurso de microrelatos habitual,
resulta que la frase obligatoria de inicio, “hasta
chocarse contra una pila de maderos”, no me inspiraba nada. Y paradojas de la vida, días más tarde, los
informativos de televisión me trajeron la inspiración.
El relato lo he titulado: “Frágil frontera entre maderos y tarugos”
La ilustración es del genial dibujante Manel Fontdevilla, a quien todos
seguramente ya conocéis.
Frágil frontera entre maderos y tarugos
Hasta chocarse
contra una pila de maderos todo su
reducido mundo estaba pintado de felicidad.
Esperaba el tren
tranquilamente, pacíficamente... ilusionada en su primer año de universidad, su
bello y joven rostro reflejaba felicidad, en su clase había un chico muy guapo
que le sonreía sin cesar y hablaba mucho con ella y, estaban tan a gusto juntos.
Sentada en un banco en el andén repasaba los temas que el profesor había
explicado aquella tarde.
De repente la guerra estalló,
en un instante la estación se convirtió en un campo de batalla. Unos guerreros
negros en fila de a dos y a paso ligero se abalanzaron sobre ella, ¿acaso ella
era el peligroso enemigo? No supo cuantos golpes recibió, ni por qué los
recibía, ella no sabía que aquel día había una manifestación rodeando el PUTO congreso
de los diPUTADOS, ella creía que la policía estaba para ayudar a los ciudadanos
de bien, y estaba en lo cierto, la policía sí, pero no una pila de maderos
tarugos. Fueron unos angustiosos minutos aunque para ella apenas duró unos
segundos, la inconsciencia tuvo a bien visitarla en los primeros porrazos. Cuando
despertó estaba en una habitación muy blanca y desconocida, todo el cuerpo le
dolía, no se podía mover, no podía hablar, no podía... nada y, aún así sonrió
todo lo que le permitió el tubo que laceraba su garganta cuando las imágenes
dejaron de ser borrosas y vio, tras un gran ramo de flores, el rostro del chico
de su clase y percibió el susurro de su calida voz.
Qué frágiles son las
fronteras, qué débil es, muy a pesar de unos pocos descerebrados, la pequeña
línea que separa el infierno del paraíso.
2 comentarios:
Por desgracia, en ocasiones la inspiración no la traen las musas. Genial. Crueldad y sensibilidad se dan la mano.
Magnífico puñetazo en la mesa.
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