jueves, 10 de noviembre de 2011

A tren muerto, tren puesto




A TREN MUERTO, TREN PUESTO


Y nada más existió hasta el próximo tren, éste ya lo había perdido, como tantos otros, era ya solamente una insignificante mota de polvo en el horizonte. Un recuerdo en el apeadero de su vida.
Quedó solo, sin embargo, una gran estación como ésta que transita tiene mucho movimiento, entre un tren y otro apenas pasa un suspiro y de repente otra luz se abrió camino en el túnel y se detuvo en su andén.

_ Hola, me llamo Teresa- dijo nada más llegar.

_ Ya te he olvidado Carolina- murmuró mirando el horizonte-, te acaba de sustituir Teresa y, la verdad, está como un tren.



AMARGA SENSACIÓN


Y nada más existió hasta el próximo tren; para él nada más existió nunca.
Su decisión urgente robó su vida. Quiso salir del vagón, eligió otra posibilidad, pero lo hizo a destiempo, el tren ya había efectuado su salida.
Él cayó de bruces en el andén. Se golpeó, con violencia, el choque de su cabeza con el cemento fue mortal.
La sangre tiñó el futuro; muchos corrimos en su ayuda pero la suerte, la mala suerte ya estaba echada.
Cuando el siguiente tren estacionó en esa vía, su alma ya había estacionado en el paraíso.
Lloré con la amarga sensación de haber ayudado a aquel desconocido a morir.

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